Foto: Inaguracion del Aulario Escuela de Enfermería "Ahmed Abdelfatah", 2010 |
De América de Furundarena se pueden decir muchísimas
cosas buenas. Trabajó incansablemente por el pueblo saharaui desde la
Asociacion Dajla San Vicente-Mutxamel, tenía 68 años (el mes que viene habría
cumplido 69), fue madre de cinco hijos y llevaba en el movimiento prosaharaui
cerca de veinte años, aunque conocía aquellas tierras desde niña. Nacida en
Tetúan, de padre militar, llevaba el Norte de África en corazón. América nos
dejó el lunes 24 de noviembre y esos datos, ciertos, pero escuetos y fríos, no
pueden reflejar el hueco que ha dejado en su asociación, en el movimiento
solidario, en muchos saharauis que la trataron y la conocieron. “De América”, dice nuestra común amiga Ángela
Carrillo, “se puede hacer una gran recopilación de gestos que la hacen grande”.
Qué extrañas son las relaciones de estos
tiempos, cuando hacemos compañeros virtuales, a quienes tratamos a través de
Internet. Contactamos con América antes de que existieran las redes sociales; a
partir de la lista de correo y el blog de Poemario por un Sahara Libre un buen
día nos encontramos, no recuerdo exactamente por qué, pero el caso es que
contactamos, primero comentando noticias y actividades relacionadas con el
Sahara y más tarde gracias a la emergente literatura saharaui en español.
Entonces eran tiempos prehistóricos de comunicarse mediante correo electrónico.
Efectivamente América apoyó siempre la
literatura saharaui. Cuando la cultura es la gran olvidada de la causa y no
digamos la literatura, siempre ha habido una serie de nombres imprescindibles
que la han apoyado incondicionalmente. Por desgracia se nos han ido unos
cuantos, Ricardo Vázquez-Prada, Antonio Pomares, Vicki Peralta, Marisa Raymundo
(Uruguay) o el recientemente desaparecido Luis Yuguero. Por eso sentimos aún
más cerca a estos compañeros de causa. Ahora nos deja América y nos quedamos
cada vez más huérfanos.
En 2005 un grupo de escritores saharauis en
español se unían bajo el nombre de Generación de la Amistad. Pronto comenzaron
a editar libros, y esos libros nos unieron aún más a América. Nos preguntaba
por ellos, los conseguía, los comentábamos, le encantaban. Mis recuerdos sobre
América se sustentan sobre todo a través de la literatura relacionada con el
Sahara. Como cuando pudimos por fin conocernos en persona en la Universidad de
Alicante, en el “I Seminario sobre literatura saharaui: Encuentro de escritores
de la Generación de la Amistad", corría el mes de septiembre de 2011. Pasamos
una agradable comida con América y los demás compañeros en el comedor de la
universidad y pudimos hablar largo y tendido con ella de un montón de
cuestiones.
América me había propuesto presentar mi
libro ‘Delicias saharauis’. Así que un mes después de aquel primer encuentro
volvimos a estar juntas en otra actividad relacionada con la literatura. No
puedo evitar sonreír cuando recuerdo la que liamos las dos con el encargo de
los libros a través de la página de Bubok. Hablamos varias por teléfono hasta
quese logró hacer el pedido, y un
viernes 21 de octubre en Alicante nos plantamos Zahra Hasnaui y yo para hablar
de literatura femenina en torno al Sahara Occidental y presentar mis ‘Delicias
saharauis’, aunque finalmente los libros no llegaron a tiempo. No importó,
recuerdo aquella actividad con especial agrado, rodeadas y arropadas por
aquellas maravillosas personas que nos atendieron con todo cariño y dedicación,
Leonor, Isa, Isra y por supuesto América. Nuestro frente alicantino.
No volvimos a encontrarnos después de
aquello, nuestro contacto se limitó a las redes sociales; otro de mis recuerdos
sobre América fue cómo seguimos a través de facebook su estancia en Japón
durante el accidente nuclear de Fukushima, que la pilló allí mientras visitaba
a un familiar muy directo. Las redes nos sirvieron para saber cómo se
encontraban y cómo finalmente pudieron salir del país, en esos momentos de caos
y confusión. Creo que Japón fue otro de sus lugares adorados.
Y ahora llegó el momento de las despedidas. Como
dice Zahra Hasnaui, “Nunca la olvidaremos, sus hechos la mantienen aquí, con
nosotros, viva”. Sigues con nosotros, América.
Conx.
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