Foto: JAVIER CUESTA |
En el aniversario de la firma de los Acuerdos
de Madrid, el líder del movimiento saharaui exige una comisión parlamentaria
que depure responsabilidades sobre lo ocurrido.
ROSA MENESES Madrid. 14/11/2015
Mohamed Abdelaziz está en la capital española
para recordar que, un día como hoy, hace cuatro décadas se firmaron los
Acuerdos de Madrid. Según este documento, España cedió a Marruecos y Mauritania
el Sáhara Occidental y se retiró de la que fue su colonia durante décadas sin
celebrar un referéndum por el que la población saharaui debía decidir su
futuro, tal y como le exigió Naciones Unidas. Desde el balcón del hotel en el
que se aloja el líder del Frente Polisario, adalid del movimiento
independentista saharaui, y presidente de la República Árabe Saharaui
Democrática proclamada en el exilio, casi puede tocarse el Congreso de los
Diputados. Abdelaziz inauguró ayer la 40º Conferencia Internacional de Apoyo y
Solidaridad con el Pueblo Saharaui (Eucoco). Horas antes, concedió a EL MUNDO
esta entrevista en exclusiva, en la que abre la puerta a su relevo al frente
del Polisario y dedica duras palabras a España.
Los saharauis llevan 40 años luchando por su
derecho de autodeterminación, y en concreto usted, liderando ese combate. ¿Cómo
se siente después de tanto tiempo?
Son 40 años de sufrimiento, de dificultades,
de riesgos, de dolores. Los Acuerdos de Madrid negaron al pueblo saharaui el
derecho a existir, dividieron el territorio y lo integraron a Marruecos sin
conceder ningún valor al pueblo saharaui. Marruecos adoptó una política
genocida, declaró la guerra, perpetró matanzas, secuestros, encarcelamientos,
obligó a los saharauis a vivir en el exilio. Pero 40 años negando a los
saharauis su derecho a ser reconocidos no han podido con su legitimidad. Hoy,
llega el momento de que España, Marruecos y la ONU reconozcan que el camino
recorrido desde 1975 no ha llevado a ningún lugar, no ha resuelto el problema.
Sólo queda una sola vía para resolverlo, que es la libre determinación del
pueblo saharaui mediante un referéndum organizado por la ONU para elegir si se
queda dentro de Marruecos o se independiza. Ya es hora.
Se cumplen cuatro décadas de la firma de los
Acuerdos de Madrid. ¿Qué mensaje le daría al Gobierno de España hoy?
Los Acuerdos de Madrid supusieron un crimen
contra el pueblo saharaui y un escándalo y una humillación para los españoles.
Son 40 años en los que España ha comprobado que no ha conseguido sino empeorar
la situación y no ha favorecido una solución ni una base para buscarla. Hoy,
como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, España debe aprovechar esta
oportunidad para promover una solución justa que aplique las resoluciones de la
ONU y se celebre un referéndum libre y democrático. De ser parte del problema,
España debe pasar a ser parte de la solución. Tras 40 años de democracia en
España, en ese proceso queda pendiente la cuestión del Sáhara Occidental. Por
tanto, se debe esclarecer y conocer quién estuvo detrás de los Acuerdos de
Madrid y se deben depurar responsabilidades por ello. El Parlamento español,
que es quien vigila la democracia, debe formar un comité para realizar una
investigación transparente sobre lo que ocurrió con los Acuerdos de Madrid para
contribuir a liberar a España y los españoles de esta mancha de vergüenza que
pesa sobre ellos por su crimen contra el pueblo saharaui.
En este tiempo, la monarquía española se ha
renovado y el Rey Felipe VI ha tomado el relevo de Don Juan Carlos. ¿Piensa que
el monarca puede tener un papel en una cuestión que su padre dejó abierta?
Aprecio altamente al Rey Felipe. Cuando era
príncipe, en muchas ocasiones me encontré con él en África y en Latinoamérica y
en esos encuentros dejó en mí una impresión de respeto a su persona. Hago un
llamamiento al rey para que contribuya a acabar con el problema porque es
responsabilidad de España, quien fue potencia colonizadora según la ley
internacional, hasta el punto en que los crímenes de Marruecos en estos 40 años
también son responsabilidad de España. Llamo a Don Felipe a contribuir a poner
fin a esta situación.
Actualmente, el proceso para solucionar el
contencioso está bloqueado. ¿Estarían dispuestos a negociar una solución
política o alguna otra vía que lleve a la independencia que no pase por un
referéndum?
Debo dejar claro que el conflicto del Sáhara
Occidental es, sobre todo, de soberanía y el único dueño de ella es el pueblo
saharaui. Por eso, la única vía de que todo el pueblo saharaui participe en la
decisión sobre su soberanía es un referéndum democrático. Quiero recordar que
ambas partes, el Sáhara Occidental y Marruecos, se pusieron de acuerdo, bajo el
auspicio de la ONU, en celebrar un referéndum y por eso se creó la MINURSO, por
la que la ONU está presente en el territorio exclusivamente para organizar un
referéndum de autodeterminación. Todas las partes trabajaron para prepararlo,
incluyendo las listas de votantes, pero Marruecos retrocedió. Por tanto, no es
que el referéndum sea difícil de aplicar sino que Marruecos rechaza dar la
palabra al pueblo saharaui. El secretario general de la ONU, en su último
anuncio, ha llamado a negociaciones directas bajo el auspicio de su enviado,
Christopher Ross, para resolver los obstáculos. Lo que pasa hoy es que
Marruecos rechaza tanto el referéndum como la negociación. Lo que busca es
poner a los saharauis ante el hecho consumado y obligarnos a rendirnos y, a la
ONU, a abandonar sus responsabilidades.
Marruecos ha señalado que impedirá al enviado
especial de la ONU para el Sáhara Occidental, Christopher Ross, visitar el
territorio, ¿qué piensa de esta actitud?
Es una actitud peligrosa. La razón por la que
Ross ha sido nombrado es el Sáhara Occidental y es enviado para el Sáhara
Occidental. Su zona de trabajo es el Sáhara Occidental. Por tanto, Marruecos no
tiene derecho a impedir su misión en los territorios para los que ha sido
enviado mediante resolución del Consejo de Seguridad. No tiene derecho a
impedirle moverse libremente en la zona ni a encontrarse con quien quiera. Esta
postura peligrosa confirma lo que llevamos tiempo advirtiendo que hace
Marruecos: bloquear el territorio e impedir las visitas de los observadores
internacionales y otras delegaciones y tomar a los saharauis como rehenes.
Quiero hacer una firme denuncia contra la posición marroquí y llamo a la ONU a
asumir su responsabilidad y a tomar medidas contra su intransigencia.
Existen muchas voces críticas dentro del seno
de la sociedad saharaui que reclaman la renovación del liderazgo político tanto
del Frente Polisario como de las instituciones saharauis, después de cuatro
décadas. ¿Qué tiene que decirles?
Sus aspiraciones son legítimas. Las
organizaciones necesitan renovación y cambio y en el Frente Polisario estamos
de acuerdo con esta tendencia y siempre llamamos a que los jóvenes tomen
responsabilidades en puestos y cargos electos. Estamos abiertos a ello y somos
coherentes con la política de renovación. Creemos en la importancia de la
sangre nueva.
¿Va usted a presentarse a la reelección en el
próximo congreso del Frente Polisario, en diciembre?
En agosto, cuando se reunió la comisión
preparatoria, hice llegar mi claro deseo y voluntad de que el congreso elija a
un nuevo secretario general.
Entonces, ¿deja la dirección del Polisario?
He pedido a los militantes que elijan a un
nuevo secretario general.
En un informe publicado hace un año sobre la
situación de los derechos humanos en los campamentos de refugiados de Tinduf,
la organización Human Rights Watch no encontró abusos ni violaciones graves.
Sin embargo, sí denunció que los saharauis sufren algunas limitaciones a sus
derechos, como represalias por expresar sus opiniones o juicios militares a
civiles por delitos de droga. ¿Cómo están actuando las autoridades saharauis
para corregir estas restricciones?
Todo acto humano es objeto de hacer el bien o
el mal. Nosotros, como Estado, hemos cometido errores, pero también es verdad
que vivimos bajo condiciones muy duras y difíciles. Y, sin embargo, nunca hemos
hecho valer esa situación para actuar contra los derechos humanos. Quiero dejar
claro que hoy no tenemos ningún preso de opinión ni prisioneros políticos.
Ninguna persona está privada de su derecho a viajar o a tener propiedad. No
todo es perfecto, pero estamos abiertos a toda crítica y a corregir lo que no
sea adecuado.
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