Un dromedario cojea sin poder apoyarse sobre sus patas delanteras, herido por armas del ejercito marroquí, en los territorios ocupados del Sahara Occidental |
Open letter from saharawi writers in
exile to UNESCO and Animal Defense Organizations and Political Parties
Iniciativa de Ali Salem Iselmu y Bahia
Mahmud Awah, por proteger الابل في
المناطق المحتلة من الصحراء الغربية elbil esahrauía,
el ganado camellar saharaui, violentado por los militares de Marruecos.
Decía Gandhi que «La grandeza de una
nación y su progreso moral puede ser juzgado por la forma en que sus animales
son tratados». Cuando supimos de la triste noticia del ametrallamiento por
parte del ejército marroquí de un rebaño de dromedarios saharauis que pastaba
cerca del “Muro de la Vergüenza” marroquí que divide el Sáhara Occidental, y
que no es la primera vez que sucede, cierta tristeza y consternación invadió
nuestros corazones que sufren este largo exilio. Y es por ello este texto
dirigido a donde pudiera hallar nido y clamor para condenar esta barbarie
contra el dromedario saharaui.
Alejados y divididos, la amenaza pende
sobre la forma ancestral de vida de un pueblo nómada, que desde el Sáhara
Occidental se ha trasladado de un lugar a otro en compañía de este venerado
animal, que ocupa un lugar fundamental en la memoria colectiva e individual
saharaui. Desde la ignorancia del ocupante es expuesto a una salvaje violencia
y exterminio por una cultura que no respeta a un animal instalado en el corazón
saharaui. El pasado 13 de mayo nos llegaron desde los territorios saharauis
ocupados crueles imágenes en las que se veían varios dromedarios mutilados y
muertos por heridas de minas y balas del ejército de Marruecos desplegado en
esta zona del territorio ocupado del Sahara Occidental desde los años ochenta, en
la región de Guelta. Marruecos hasta la fecha se niega a respetar la fauna, la
flora y la vida de los nómadas saharauis que se han desplazado con total
libertad en este territorio hasta 1975 fecha de su invasión por parte de
Marruecos.
Testimonio de la familia del nómada
saharaui afectada en dos casos, Mohamed Lamin Uld Elbarnaui y que ha perdido
tres dromedarios en estos ataques de los militares marroquíes.
“Ya son tres dromedarios que me han
matado. Fue el 5 de mayo, era un rebaño compuesto por madres y crías que estaba
buscando pasto en las cercanías del sector de Guelta, donde está desplegado el
18 batallón del ejército marroquí en el muro. El rebaño se acercó a la zona
minada, y allí es donde pisó una mina y se
explotó, y los militares del batallón desde sus posiciones dispararon ráfagas
contra el resto del ganado que salió huyendo; batieron e hirieron algunos. Y
las crías pudieron escaparse asustadas de las ráfagas, alejándose hacia el este
del muro. El 15 de este mismo mes de mayo ametrallaron otro grupo de dromedarios
en la misma zona y también es de mi propiedad y es donde reventaron el vientre
de una de mis camellas, como habréis visto en una horrible imagen que le
tomaron mis hijos”. ASPDCPS[1]
Muchos rebaños de dromedarios al igual
que otros animales salvajes como la gacela, el antílope, el avestruz han desparecido de su hábitat
natural, debido a los bombardeos de la aviación marroquí, la siembra de más de
ocho millones de minas en el territorio y la persecución diaria del dromedario
en sus desplazamientos en busca de pasto y agua en un espacio dividido por
militares, armas y minas.
El conflicto político que se vive
desde hace más de 40 años, en el que el pueblo saharaui sigue luchando por su
derecho a recuperar su territorio, ha condicionado la vida y los lugares de
pasto de muchos rebaños de dromedarios, impidiendo su vuelta a los pozos donde
abrevaban agua en los meses de verano o su acceso a los lugares de pasto
durante el otoño.
El dromedario es el animal que ha
permitido a los primeros grupos humanos que colonizaron el Sáhara Occidental
conquistar el desierto. Y desde el s. XII fue durante mucho tiempo el único
medio de transporte y de sustento económico que usaron los saharauis para ir a
los mercados y desplazarse de un lugar a otro. Fue el medio que usaron en su
lucha de resistencia anticolonial hasta finales del siglo XX. Fue leyenda en
versos de clásicos de la literatura saharaui, creando cariñosos apodos como
Eziyigh[2],
Lehmami[3],
Eshayal[4],
Elmetjoumi[5],
siendo parte indivisible del acervo literario e histórico saharaui.
Dispararle a un animal indefenso como
el dromedario que constituye un elemento de identidad en la cultura saharaui,
es un acto deleznable, vil y una agresión sin precedentes contra la fauna que
ha vivido durante miles de años en el Sáhara.
Esta acción del ejército marroquí de
disparar de forma indiscriminada contra los dromedarios, sus pastores y
prohibir las jaimas que están hechas de la lana de este animal, constituye una
violación contra la naturaleza y la cultura del pueblo saharaui. Y un desafío a
las convenciones internacionales sobre la cultura de los pueblos y sus
prácticas sociales.
Los saharauis son conocidos por su
sabiduría, conocimiento del territorio y respeto a la naturaleza. Han tenido
muchos rebaños de dromedarios nomadeando por todo el territorio del Sáhara
Occidental. Se han cantado en homenaje a este animal hermosos poemas en hasania
y en español. Como este poema de Mohamed Salem Uld Abdelahi.
Oh, tú, mi camello Ziyig,
aplaca las cataratas de lágrimas
que vierten tu ojos,
reprime tu berrido
y aguanta el silencio
que te impusieron.
O estos versos de Bahia MH Awah en los
que tampoco falta el reconocimiento y admiración por la presencia de este
animal en la literatura, tradiciones y filosofía saharaui.
Fuente de mil aguerridos versos,
amigo del bohemio poeta,
compañero del bauah[6]
de charcas,
regalo nupcial de padre a hijas,
fortuna moral en el corazón beduino.
Así sentían los eruditos saharauis a
este animal, cuando galopaban sobre sus lomos en busca de una nueva lluvia,
alejada de muros llenos de minas y ejércitos que disparan contra animales
indefensos que huelen el agua a cientos de kilómetros y hacia ella se dirigen.
Los escritores saharauis, desde el
exilio, desde los territorios ocupados y desde el confinamiento en los
campamentos de refugiados en el sur de Argelia apelamos a la conciencia de las
organizaciones internacionales de defensa de los animales, a la organización de
la UNESCO, a los intelectuales y académicos del mundo para condenar este crimen
y exigir a Marruecos que cese la brutal violencia contra los dromedarios del
Sahara Occidental, la verdadera brújula que ha recorrido el Sáhara en busca de
una pradera verde donde florece la vida. También exigimos que termine la persecución contra
sus dueños y pastores, que se han convertido en un objetivo a eliminar dentro
de una política intencionada, diseñada por Marruecos y sus militares para
arremeter contra el modo de vida y las tradiciones de los nómadas saharauis,
cultura opuesta y diferente a la de ellos.
Enlaces:
Escritores saharauis en el exilio
Madrid, a 26 de mayo de 2020
[1] Asociación Saharaui por la Protección Difusión y Conservación del Patrimonio Saharaui, con
sede en los territorios ocupados del Sahara Occidental en los Campamentos de
Refugiados Saharauis.
[2] El dócil
[3] El palomo como símbolo de paz
[4] El zancudo
[5] El bravo
[6] Hombre certero en su palabra, experto en buscar agua en el desierto,
tanto para su familia como para abrevar a los grandes rebaños de dromedarios.
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