domingo, 2 de noviembre de 2014

Bronca permanente de Marruecos con Naciones Unidas y EEUU

La secretaría general de la ONU "deberá asumir la responsabilidad en caso de desplome del proceso político y la marcha de la MINURSO [contingente de cascos azules] del Sahara", advirtió Omar Hilale, embajador de Marruecos ante Naciones Unidas, a su interlocutor, Hervé Ladsous, secretario general adjunto para las operaciones de mantenimiento de paz.
Esto podría desembocar en una "explosión bélica", le respondió consternado Ladsous. El embajador asintió y añadió: "Será exclusivamente de la responsabilidad de la secretaría que (...) hace todo para avivar la tensión y desestabilizar la región lo que será sin duda aprovechado por la nebulosa terrorista de Al Qaeda" que tan asentada está en el Sahel.
Estas amonestaciones el embajador las formuló en Nueva York, el 26 de abril, y quedan recogidas en uno de los numerosos telegramas que desde principios de este mes difunde un tuitero anónimo que se esconde bajo el perfil de Chris Coleman. Los cables revelan que Marruecos y la ONU, respaldada por EEUU, viven una especie de bronca permanente a causa de la antigua colonia española.
Los documentos diplomáticos son solo una parte del goteo de revelaciones explosivas del tuitero. Entre el material difundido, que abarca el periodo de 2012 a 2014, hay también correos sobre pagos, a través de un intermediario, del servicio secreto exterior (DGED) a periodistas y think-tanks, y sobre conversaciones para la compra de armamento y municiones por el equivalente marroquí del Ministerio de la Defensa.
Aunque la prensa de Casablanca apenas ha escrito sobre las filtraciones, en las altas esferas del país se vive en un clima de crisis ante lo que consideran una operación de gran envergadura para torpedear su estrategia tendente a afianzar la 'marroquinidad' del Sáhara Occidental del que España se retiró hace 39 años. Los servicios secretos marroquíes han abierto una investigación sobre la filtración que, sospechan, tiene su origen en Argelia.
Los vecinos africanos
A la tensa relación de Rabat con Naciones Unidas y, en menor medida, con Washington, se añade al conflicto que desencadenó con París a finales de febrero y que aún persiste. Con sus dos vecinos africanos, Argel y Nuakchot, las autoridades marroquíes mantienen también malas relaciones crónicas. Por último se acaban de enfadar con El Cairo porque tuvo, el pasado fin de semana, un gesto hacia el Frente Polisario. En su entorno político Marruecos solo tiene trato cordial con un país: España.
"Marruecos expresa su profunda decepción, su autentico enfado y su total incomprensión ante el contenido sesgado y tendencioso del informe" del secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, sobre el Sáhara. Con esta contundencia se expresó, por ejemplo, el 18 de junio una delegación de alto nivel marroquí en Nueva York. El informe fue enmendado antes de ser sometido al Consejo de Seguridad.
La gresca tiene consecuencias prácticas. La canadiense Kim Bolduc, la nueva jefa de la MINURSO (contingente de la ONU en el Sáhara) nombrada por Ban Ki-moon en mayo, no ha podido tomar posesión de su cargo. Rabat la veta porque sospecha que tratará "de inmiscuirse en cuestiones de derechos humanos que no son de su incumbencia".
"EEUU lidera el proceso político para encontrar una solución" al conflicto del Sáhara, le recordó, el 28 de agosto, David Dunn, el embajador norteamericano ante la ONU, a su homólogo marroquí. A continuación le expresó su "preocupación" por el veto marroquí a que Bolduc viaje a Sáhara. Washington hizo al menos otras dos gestiones parecidas, pero Rabat no cedió.
A principios de ese mismo mes la embajadora adjunta, Rosemary Dicarlo, ya había recordado a los marroquíes no solo el caso de Bolduc sino que había que legalizar "a más ONG originarias del Sáhara", es decir a las que son afines al independentismo, y "poner fin a los juicios de civiles [saharauis] por tribunales militares". "Los avances son muy lentos", se lamentó. Todo esto había sido, sin embargo, acordado durante la visita del rey Mohamed VI a Washington en noviembre de 2013.
Si a Bolduc hay que impedirle ejercer su cargo, al diplomático estadounidense Christopher Ross hay que descabalgarle de su puesto de enviado personal de Ban Ki-moon para el Sáhara. Desde finales de la primavera ha solicitado hacer una gira por el Magreb, pero Rabat no tiene prisa por recibirle.
Contra Ross
"Ross ha demostrado su pronunciada hostilidad hacia Marruecos", resalta el informe marroquí que marca la línea a seguir sobre el Sáhara hasta abril de 2015. "Sin enfrentarse abiertamente a él se trata de desacreditarle", aconseja. "Sin convertirle en una víctima hay que forzarle a renunciar a su misión (...)" mediante la aplicación de una retahíla de medidas.
Consisten, por ejemplo, en "reducir al máximo sus viajes a Marruecos" y, si se producen, "que sea recibido a un nivel intermedio". También habría que propagar en "círculos oficiosos (periodistas, universitarios, parlamentarios etcétera) un mensaje escéptico" sobre Ross: "¿Es él el hombre de la situación?". El embajador Hilale le describe como un alcohólico torpe que tiene dificultades para ponerse la chaqueta.
Para sustituirle Rabat tiene ya un candidato, Athar Khan, actual jefe de gabinete de Antonio Guterres, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados. "Está interesado y motivado", escribe a su ministro el embajador Hilali el 31 de agosto. Además Athar Khan ha hecho innumerables favores a Marruecos como, por ejemplo, arreglárselas para que durante su visita a Ginebra en 2013 Ross fuese recibido por funcionarios de bajo nivel en el Alto Comisionado.
En esa tarea de desprestigiar a Ross, la diplomacia marroquí contó con la ayuda del ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. "Sería bueno que avanzase en el dosier más rápido y se centrase en los temas centrales de ese dosier en vez de perderse en temas accesorios", declaró sobre Ross el ministro español en Rabat, en junio de 2012, justo después de que las autoridades de Marruecos iniciasen su primera campaña contra él.

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