Fuente: Hmad Hammad, activista defensor de
los derechos humanos saharaui, vicepresidente del Comité Defensa
Autodeterminación Pueblo Sahara Occidental, de CODAPSO. Sahara ocupado, 7 de agosto de
2017.
Dijo una vez Nelson Mandela: “Para los
hombres, la libertad en su propia tierra es la cumbre de sus ambiciones, de la
que nada ni nadie puede apartar a un hombre convencido”.
Los habitantes saharauis del territorio del
Sahara Occidental ocupado por la dictadura marroquí desde 1975, están sufriendo
a diario las más salvajes prácticas de
violencia, todos están contra nosotros las fuerzas de ocupación, los colonos y
los confidentes. Así, la pregunta esencial es ¿quién nos protege? Y la
respuesta, evidentemente, es nadie.
El notable Deida Uld El Yazid, un anciano
con un cuerpo delgado y un corazón tan grande donde caben todas convicciones de
la libertad de su tierra, a pesar de su
avanzada edad y su enfermedad, siempre
ha estado en las primeras filas
de las manifestaciones por la independencia
del Sahara. Es un hombre que lo ha
dado todo y lo sigue dando todo junto a sus
compatriotas en el camino a la autodeterminación y la independencia.
El maltrato a las mujeres y los ancianos
nunca formó parte de nuestra cultura saharaui. Sin embargo, las fuerzas de
ocupación marroquí desde su invasión al territorio del Sahara Occidental no ha
dejado de practicar todo tipo de violencia
y tortura contra los desarmados ciudadanos saharauis, ya sean niños
mujeres o ancianos, quienes carecen de la mínima protección de sus derechos
elementales como seres humanos. Todo esto sucede ante la incompetencia de la
Misión de Naciones Unidas para el Referéndum en el Sahara Occidental, MINURSO,
en nuestra nación ocupada y el silencio de la comunidad internacional. De esa
manera Marruecos nos tiene en bandeja
para practicar sobre nosotros injustamente todo tipo de violencia sistemática,
intentando ahogar nuestros gritos de justicia.
Cuando Deida acudió a poyar a su hija en
avanzado estado de gestión ante los golpes que le propinaron las cobardes fuerzas
de ocupación y del incendio de su casa, Deida sufrió en silencio los golpes y las vejaciones delante de sus hijos. Después y a
plena luz del día, se le desmontó su jaima de la dignidad donde intentó
cobijarse al quedarse en la calle. ¿A quién vamos a recurrir en estos momentos cuando
nuestra integridad está amenazada a diario
por los militares, la policía y los colonos marroquíes? Marruecos nunca ha respetado nuestras costumbres, y el maltrato a las mujeres y ancianos
nunca formó parte de nuestras costumbres, fundadas sobre el respeto
y la cooperación entre todos los miembros de la sociedad. Una vez
más la violencia y la agresión marroquí se demuestran, a pesar de la censura y la
prohibición de la entrada de observadores al territorio ocupado del Sahara Occidental.
Una vez más solicitamos, como pueblo
indefenso en la zona ocupada del Sahara Occidental, la presencia de una
comisión independiente que pueda entrar al territorio y evaluar
la situación y entrevistarse con las víctimas de esta política de
discriminación y racismo. Seguiremos luchando
junto a nuestro representante legítimo el Frente Polisario hasta lograr
nuestra libertad.
*Para más información: La casa del abuelo de la intifada saharaui, Deida Elyazid, incendiada por un agente marroquí, quedando la familia en la calle
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