Fuente: El Norte de Castilla. LAURA
MARTÍNEZ Segovia, 29 julio 2017
Como cada verano desde hace cinco años,
este sábado ha quedado instalada la jaima de la Asociación de Amigos del Pueblo
Saharaui en la céntrica avenida del Acueducto de Segovia. Su intención es la de
llamar la atención sobre la situación que lleva viviendo este pueblo desde hace
casi cuarenta y dos años. Su presidente, Javier Moratalla, señala que
«alrededor de 200.000 saharauis que van a los campamentos y otros 150.000 que
viven en el Sáhara Occidental son los que sufren las consecuencias después de
que Marruecos ocupase este territorio, que suponía la provincia número
cincuenta y tres del territorio español».
El Sáhara acampa en el centro de Segovia
Administrativamente, era España quien
gobernaba el Sáhara y en el momento en que sucedió el asedio marroquí, ocurrió
la muerte de Franco y el asunto quedó inconcluso. De la misma manera se
encuentra hoy en día. Antaño, «Naciones Unidas, apretó un poco para que España formalizase
la descolonización de ese territorio», afirma Moratalla, pero la cuestión se
quedó en agua de borrajas.
Intento de sensibilizar
El objetivo de la jaima es simular una de
las tiendas que se encuentran en los campamentos de refugiados de saharauis.
Los organizadores no pretenden que la gente lleve comida o ropa, que la
aceptarían gustosamente, sino que su deseo es calar en la opinión pública y
hacer un llamamiento a las instituciones de la comunidad autónoma para que se
unan a la causa y, de esta manera, poder ejercer la presión necesaria y
conseguir un referendum para que los saharauis puedan elegir su futuro
libremente.
«Los niños que nos acompañan son del
programa de Vacaciones en Paz que nuestra asociación lleva trayendo a Segovia
veinte años», apunta el presidente. Y es que ya son alrededor de 400 los
menores que en estos veinte años de historia del proyecto han disfrutado del
verano con sus familias de acogida segovianas. Desde principios de este mes,
son seis niñas y ocho niños los que pasan su estío en paz, alejados del
conflicto y de las penurias de los campamentos. «Desconectan de aquel ambiente,
conocen otra cultura y también aprovechan para hacerse chequeos médicos»,
afirma el delegado saharaui de Castilla y León, Mohamed Labat.
Se trata de unas jornadas de convivencia
con las familias de acogida y los niños, «que son nuestros pequeños embajadores
en Segovia», añade el delegado. «Los segovianos ayudan, siempre hemos tenido
familias de sobra para la acogida de niños saharauis, lo que demuestra que la
ciudadanía segoviana tiene un comportamiento bastante humanitario», sentencia
Javier Moratalla.
Presos políticos
Aprovechando el acto, otra de las
reivindicaciones de la jaima es la liberación de los presos políticos del
campamento Gdeim Izik, en el Sáhara Occidental. Según relata el presidente de
la asociación, en 2010 se concentraron a las afueras de El Ayoun un grupo de
ciudadanos saharauis pidiendo derechos y mejoras sociales. Llegaron a montar
unas 20.000 tiendas que fueron desmanteladas una noche a manos de las fuerzas
marroquíes, quienes acusaban a los protestantes de haber acabado con la vida de
once policías.
«Cosa que es incierta porque nunca se
presentaron cadáveres ni pruebas. Además fueron juzgados por un tribunal
militar cuando no tienen competencia en este caso y ahora están condenados a
cadena perpetua», asevera Moratalla. Según Amnistía Internacional y Human
Rights, este juicio no tiene «nada de legal»; pero, de momento, no hay nadie
que ponga veto a Marruecos.
La situación en los campos de refugiados
del Sahara es crítica
«Situar la jaima en esta transitada calle
de Segovia, es una manera de llamar a la ciudadanía y de informar que llevan 42
años viviendo como refugiados en mitad del desierto y de la necesidad de ayuda
humanitaria que se requiere. Allí no se puede trabajar ni producir ni nada. Son
condiciones infrahumanas, en las que llevan viviendo ya 3 o 4 generaciones»,
dijo Javier Moratalla, presidente de la Asociación.
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