La Diputada Nacional por la
Provincia de Buenos Aires, Graciela Iturraspe, por intermedio de un Proyecto de
Declaración, expresa su más enérgico repudio por el juicio y la sentencia
emitida contra los presos políticos Saharaui de Gdeim Izik, el tribunal Militar
de Rabat, en abierta violación al Derecho Internacional y a los Derechos
Humanos.
Este proyecto, que a
continuación detallamos, ha ingresado con número de expediente 8747-D-2013. Acompañado
por los Diputados Nacionales: Claudio LOZANO, Victoria DONDA PEREZ, Jorge
CARDELLI y María Luisa STORANI.
El pasado 17 de Febrero, el
Tribunal Militar de Rabat, condeno a 24 saharauis, por la muerte de once agentes
de las fuerzas de seguridad marroquíes durante el desmantelamiento, el 8 de
noviembre de 2010, del campamento de protesta de Gdim Izik erigido en las
afueras de El Aaiún, la capital del Sáhara Occidental. Las penas fueron para
ocho de ellos cadena perpetua, a otros cuatro, 30 años y a ocho más 25 años de
cárcel, entre las penas más duras.
El juicio duro nueve días, y
luego de tan solo siete horas de deliberaciones entre sus miembros, el tribunal
en horas de la madrugada de este domingo leyó el veredicto, posiblemente para
evitar aglomeraciones o manifestaciones en el exterior similares a las que han
venido sucediendo durante toda la semana. Los delitos que según el tribunal
quedaron probados fueron "formación de banda criminal, violencia contra la
fuerza pública con resultado de muerte, y mutilación de cadáveres", en
grado de autoría o de complicidad.
Los Saharauis y sus abogados
defensores, escucharon impávidos las condenas, ya que los mismos se han
dedicado a demostrar que no había ninguna prueba consistente contra los
acusados, y que todo se basaba en sus confesiones ante la policía al ser
detenidos, hecho que los mismos han pasado durante dos años y tres meses que
estuvieron en detención preventiva, denunciando ante la sala que habían sido
torturados para arrancarles esas confesiones, obviamente el juez se negó a
investigar esas denuncias. La defensa también demostró la endeblez de las
pruebas en que se baso el tribunal para la condena, por ejemplo, las armas no
tenia las huellas dactilares de los detenidos, en el vídeo que exhibieron era
imposible identificarlos, a los cadáveres no se les habían realizado autopsias
ni tampoco se hicieron pruebas de ADN.
Los defensores usaron el
último turno de palabra no solo para expresar que "aquí falta saber quién
mató a quién", como dijo uno de ellos, sino también, recalcar su
solidaridad con las familias de las víctimas, y para agradecer el apoyo
recibido por asociaciones marroquíes pro derechos humanos, y subrayar así que
no tienen ningún problema con el pueblo marroquí, sino con el Estado. De hecho,
han sido varios los abogados marroquíes que han defendido con ahínco a los 24
saharauis por la falta de pruebas contra los acusados.
Otra demostración de la falta
de imparcialidad de este Tribunal se logra ver en una de las últimas sesiones, donde
el Procurador exhibió, a modo de prueba, fotografías antiguas de varios de los
acusados con el presidente del independentista Frente Polisario, lo que según
él, culpabilizaba a los participantes en aquella reunión. La defensa y los
acusados se felicitaron irónicamente por esas fotografías, pues demostraban a
todas luces su relación con el movimiento independentista y paradójicamente, la
verdadera razón de su procesamiento, y no como se los acusó y juzgo por su
participación en los asesinatos de los once agentes.
Ante esta sentencia arbitraria
y totalmente contraria a los derechos humanos y al derecho internacional el ex
preso político y presidente de la Asociación Saharaui de víctimas de
violaciones graves de derechos humanos (ASVVDH) manifestó "A mí no me
sorprende nada; es un juicio político y con normas militares; pese a que no
hemos visto ninguna prueba inculpatoria, sabíamos que iba a ser así”.
Lo expuesto anteriormente
demuestra una vez más que desde que Rabat administra el territorio luego que, España
entregó el Sáhara a Marruecos, en 1975, los derechos humanos siguen siendo una
asignatura pendiente en Marruecos.