Rabat cancela unas maniobras
militares con las fuerzas estadounidenses
EE UU insta a la ONU a vigilar
los derechos humanos en el Sáhara
Marruecos rechazó tajantemente
la iniciativa de EE UU de encargar a la ONU que supervise el respeto de los
derechos humanos en el Sáhara Occidental y suprimió las maniobras militares
conjuntas con las fuerzas armadas norteamericanas African Lion 2013 previstas
para finales de mes.
El proyecto de resolución
sobre la antigua colonia española que Washington se dispone a presentar al
Consejo de Seguridad de la ONU ha suscitado una auténtica conmoción en
Marruecos que, por primera vez, se ha atrevido a tomar hoy una represalia
simbólica contra la superpotencia, según informa la publicación digital Lakome.
Con anterioridad el rey
Mohamed VI convocó, el lunes por la tarde, una reunión urgente en el palacio
real de Fez de sus consejeros reales, del primer ministro, Abdelila Benkiran,
de varios ministros y de los líderes de los partidos políticos con
representación parlamentaria.
Aunque no nombra a EE UU, el
comunicado publicado por el palacio real, al final de la reunión, denuncia “la
parcialidad de esa modalidad de actuación unilateral” de la diplomacia
norteamericana que “solo puede suscitar incomprensión y rechazo”.
La iniciativa estadounidense
“rompe unilateralmente el espíritu de consenso que siempre caracterizó la
búsqueda de una solución política justa” al conflicto del Sáhara, prosigue el
texto. Concluye asegurando que Marruecos ya hizo los deberes porque “adoptó
medidas voluntarias para la promoción y la protección de los derechos humanos
en el conjunto de su territorio”.
El impacto de la propuesta
norteamericana se mide en Marruecos con los titulares de la prensa de hoy
lunes. “EE UU abofetea a Marruecos”, afirma en portada el diario independiente
de Casablanca Ajbar al Youm mientras que en la cabecera del rotativo Al Ajbar
se puede leer: “Los partidos políticos instan a unirse frente a los enemigos de
la integridad territorial”.
La embajadora estadounidense
ante la ONU, Susan Rice, entregó la semana pasada al Grupo de Amigos del Sáhara
Occidental, formado por Francia, Rusia, el Reino Unido y España, el borrador de
la resolución que será debatido el 22 de abril por el máximo órgano de la ONU y
votado el 25. El texto estipula que la MINURSO, el contingente de la ONU
desplegado en el Sáhara, deberá supervisar el respeto de los derechos humanos
por parte de Marruecos y de su enemigo, el Frente Polisario. MINURSO es la
única misión de paz que carece de competencias en esa materia.
Para intentar edulcorar la
iniciativa de Washington la diplomacia marroquí se moviliza. El jefe del
servicio secreto exterior, Yassin Mansouri, un consejero real, Taieb
Fassi-Fihri, y el ministro de Exteriores, Saad Eddine el Othmani, estuvieron en
Londres para entrevistarse con el secretario del Foreign Office, William Hague,
según reveló el diario Ajdath Alyoum. Otros desplazamientos están previstos a
Moscú y Pekín, capitales de países miembros permanentes del Consejo de
Seguridad. Rabat cuenta, ante todo, con Francia para edulcorar la proposición
estadounidense.
La propuesta norteamericana
concierne no solo el 75% del territorio del Sáhara, bajo control de Marruecos,
sino la franja del desierto donde el Polisario ejerce su autoridad y también
los campamentos. Rabat siempre ha sostenido que allí no se respetan los
derechos humanos y que los refugiados son, en realidad, secuestrados. “De ahí
que resulte difícil de comprender su rechazo de una propuesta que puede acabar
otorgando mayor libertad a la población saharaui” del suroeste de Argelia,
señala Ali Anouzla, director de Lakome.
Bernardino León, secretario de
Estado español de Asuntos Exteriores, fue el primero que se pronunció en 2005,
en Rabat, a favor de la ampliación del mandato de MINURSO para que abarque los
derechos humanos. Desde entonces otros dirigentes socialistas, incluida la
ministra de Exteriores Trinidad Jiménez, insistieron en ello, pero sin dar
nunca pasos concretos pese a que España, expotencia colonial, tiene peso en la
materia.
Preguntado, el lunes, sobre la
opinión que merece a la diplomacia española la iniciativa de EE UU, la
respuesta de la Oficina de Información Diplomática consistió en contestar que
no la iba a comentar.