por Omar Slama Nayem
“Queda prohibido no sonreír a
los problemas, no luchar por lo que quieres, abandonarlo todo por miedo, no
convertir en realidad tus sueños”. Pablo Neruda
Mis credenciales ante
vosotros, ejemplo de un modelo específico y llano de resistencia Sumud.
Comenzar una batalla siempre
ha requerido un gran sacrificio, un esfuerzo superior a las posibilidades de un
ser mortal y grandes dosis de amor por aquello en el que se te van las venas,
las lagrimas... La vida.
Vosotros unidos, firmes y con
una capacidad organizativa fuera de lo común, pusisteis en jaque a las fuerzas
de ocupación, aquellas que aun siendo conscientes de vuestra realidad, no
escatimaron esfuerzos en vuestra segregación, a todo ello, y contra todo
aquello, escribisteis historia porque ya nadie puede borrar vuestras huellas
del desierto y un día aquella explanada será un jardín de rosas o un valle de
jazmines, vosotros fuisteis los encargados de que no sea una plaza a la
cobardía.
¿Quién no recuerda Gdeim Izik?
Fue un día especial, a los más
ancianos les vino a la mente la acción pacífica de aquella mañana soleada del
17 de Junio de 1970 no muy lejos de Gdeim Izik. Zemla fue la primera gran
manifestación del nacionalismo saharaui y al igual que Gdeim Izik, la llevaron
a cabo jóvenes sin apenas vello en el rostro, empujados por un sueño: el estado
saharaui. Este era uno de los elementos formes que conforman sus corazones,
Hassana Dah o Mohamed Buryal, son los Basiri y Luchaa del aquel entonces, mentes
privilegiadas unidas en torno a un ideal común. En cierta medida, Gdeim Izik
supone un relevo generacional en la resistencia pacifica saharaui, el
feudalismo marroquí temía desde los años del plomo de Hassan II este relevo y
no se hizo esperar, la Intifada de 2005 y Gdeim Izik fueron un complemento, a
todos los anteriores.
En nuestro lenguaje siempre
hemos hecho caso omiso a la renuncia, es por ello que, murió El Luali,
desapareció Basiri, resistió Aminatu y perdió el ojo Sultana y es por ello que
vosotros estáis en las celdas del opresor. No temáis al destino porque jamás se
ha escrito en contra de la justicia, ni a las adversidades porque ellas son
olas que se levantan ante la persistencia, y la vuestra es una persistencia
sublime.
Mis queridos hermanos, en
Zemla se orientaron los ideales revolucionarios de mi padre, en Gdeim Izik lo
hicieron los míos, la cadena perpetua es un impuesto a vuestra libertad pero es
también el orgullo de vuestra patria y mi esperanza en un Sahara soberano. A
todos vosotros mi admiración...