LOS AFORADOS VASCOS BARRIO (PP) Y LÓPEZ DE
MUNAIN (EH BILDU) COMPARTEN EL RELATO DE SU VIAJE AL CORAZÓN DEL SÁHARA
Brahim Dahan figura en una extensa lista de
heridos a manos de la Policía marroquí. Su estado es una incógnita, al igual
que el de la mayoría de participantes en la marcha convocada por la
coordinadora Gdeim Izik, el campamento de resistencia en El Aaiún ocupado.
Tres semanas antes, Dahan sirvió de guía a
la delegación del Parlamento Vasco desplazada hasta la capital del Sáhara
Occidental. En ella viajaron Carmelo Barrio (PP) e Igor López de Munain (EH
Bildu). Ambos fueron testigos de la realidad que sufre el pueblo saharaui bajo
la soberanía de Marruecos.
Las antípodas ideológicas en las que cada
uno defiende sus postulados políticos en la Cámara vasca desaparecen al narrar
su relato. Sus ojos compartieron la vulneración de derechos humanos a la que se
ve sometido un pueblo que desde 1991 espera a que se haga efectiva la
resolución aprobada por la ONU para celebrar un referéndum que fije las bases
del futuro saharaui.
Dos años después del pronunciamiento de las
Naciones Unidas, Barrio realizó el primero de los cerca de veinte viajes que ha
completado a estas latitudes. "El balance en este tiempo es muy
desalentador dada la incapacidad de la ONU o de determinadas potencias por
liberar el último proceso de descolonización pendiente en África", apunta
quien ve en la realidad del pueblo saharaui una verdadera "necesidad de
aplicar el derecho de autodeterminación como síntoma de libertad". Para el
dirigente aber-tzale, éste fue su primer contacto con el Sáhara Occidental,
donde constató un día a día ligado a "una especie de limbo de Derecho muy
peligroso".
A los saharauis les está vetada cualquier
iniciativa emprendedora para ganarse el sustento, no tienen acceso a unos
puestos de trabajo reservados para la escasa elite de su población y los
nacionalizados marroquíes. Y tampoco les está reconocido el derecho de
asociación o el de ejercer cualquier actividad política.
Pero no todo queda ahí. López de Munain
pone el acento en que el Estado marroquí "no solo ha empobrecido a su
población, sino que está llevando a cabo una política de exterminio contra este
pueblo".
Barrio lo define como una doble tortura.
Por un lado, la que padecen los saharauis de El Aaiún ocupado, "sometidos
a un régimen dictatorial férreo" y, por otro, los habitantes de las zonas
liberadas, "desierto pedregoso con unas condiciones de vida lamentables,
aunque libres de alguna manera", recuerda.
La delegación parlamentaria tuvo la
oportunidad de visitar la misión de la ONU y de recibir explicaciones de
quienes se encargan de velar por el alto el fuego en el muro de minas
-"una franja de norte a sur que sirve de frontera artificial con el
territorio liberado que controla el Frente Polisario", según explica
Barrio-, y de redactar un censo, "una actividad que parece puede llevar
décadas", apunta López de Munain.
Sus recuerdos confluyen de nuevo en un
lugar común: "falta lo básico, el respeto a los derechos humanos".
Los boinas azules de la ONU, "militares sin armas", como describe el
aforado abertzale, se limitan a labores de vigilancia y no interceden por el
pueblo saharaui cuando padecen el rigor del Estado marroquí.
Con fotografías en sus manos, la mente de
los dos parlamentarios regresa a El Aaiún. También lo hace el temor por lo que
le pueda haber ocurrido a su guía, Brahim.
Hace tres semanas fue guía de la delegación
del Parlamento Vasco
NOTICIAS DE GIPUZKOA. ALBERTO ABAITUA - Martes,
18 de Febrero de 2014
Brahim Dahan, guía desaparecido en el
Sáhara.
donostia - Brahim Dahan figura en una
extensa lista de heridos a manos de la Policía marroquí. Su estado es una
incógnita, al igual que el de la mayoría de participantes en la marcha
convocada por la coordinadora Gdeim Izik, el campamento de resistencia en El
Aaiún ocupado. Tres semanas antes, Dahan sirvió de guía a la delegación del
Parlamento Vasco desplazada hasta la capital del Sáhara Occidental. En ella
viajaron Carmelo Barrio (PP) e Igor López de Munain (EH Bildu). Ambos fueron
testigos de la realidad que sufre el pueblo saharaui bajo la soberanía de
Marruecos. Las antípodas ideológicas en las que cada uno defiende sus
postulados políticos en la Cámara vasca desaparecen al narrar su relato. Sus
ojos compartieron la vulneración de derechos humanos a la que se ve sometido un
pueblo que desde 1991 espera a que se haga efectiva la resolución aprobada por
la ONU para celebrar un referéndum que fije las bases del futuro saharaui.
Dos años después del pronunciamiento de las
Naciones Unidas, Barrio realizó el primero de los cerca de veinte viajes que ha
completado a estas latitudes. "El balance en este tiempo es muy
desalentador dada la incapacidad de la ONU o de determinadas potencias por
liberar el último proceso de descolonización pendiente en África", apunta
quien ve en la realidad del pueblo saharaui una verdadera "necesidad de
aplicar el derecho de autodeterminación como síntoma de libertad". Para el
dirigente abertzale, este fue su primer contacto con el Sáhara Occidental, donde
constató un día a día ligado a "una especie de limbo de Derecho muy
peligroso".
A los saharauis les está vetada cualquier
iniciativa emprendedora para ganarse el sustento, no tienen acceso a unos
puestos de trabajo reservados para la escasa elite de su población y los
nacionalizados marroquíes. Y tampoco les está reconocido el derecho de
asociación o el de ejercer cualquier actividad política.
Pero no todo queda ahí. López de Munain
pone el acento en que el Estado marroquí "no solo ha empobrecido a su
población, sino que está llevando a cabo una política de exterminio contra este
pueblo".
Barrio lo define como una doble tortura. Por
un lado, la que padecen los saharauis de El Aaiún ocupado, "sometidos a un
régimen dictatorial férreo" y, por otro, los habitantes de las zonas
liberadas, "desierto pedregoso con unas condiciones de vida lamentables, aunque
libres de alguna manera", recuerda.
La delegación parlamentaria tuvo la
oportunidad de visitar la misión de la ONU y de recibir explicaciones de
quienes se encargan de velar por el alto el fuego en el muro de minas "una
franja de norte a sur que sirve de frontera artificial con el territorio
liberado que controla el Frente Polisario", según explica Barrio, y de
redactar un censo, "una actividad que parece puede llevar décadas", apunta
López de Munain.
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