Cambio16, 29 de junio de 2014
Jadiyetu El Mohtar. Representante de la
Unión Nacional de Mujeres Saharauis en la Delegación Nacional de España en
Madrid.
En este Día Mundial de los Refugiados
quiero llamar la atención de los lectores sobre una realidad que sufre mi
pueblo desde hace casi cuatro décadas, una población de 165.000 refugiados
instalados en el desierto argelino desde que España le abandonara a su suerte y
Marruecos invadiera de manera ilegal y militar nuestro territorio: el Sahara
Occidental. Es obvio pensar que ya no pueden considerarse como refugiados de
emergencia por parte del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los
Refugiados (ACNUR), que debe plantearse otras políticas de asistencia a los
refugiados saharauis mientras esperamos una solución eternamente aplazada, que
exige de la ONU la celebración del referéndum de autodeterminación tantas veces
exigido en sus resoluciones y tantas veces aplazado por la falta de firmeza de
la misma comunidad internacional.
La acción de la Agencia de la ONU (ACNUR)
se centra en la atención a las poblaciones refugiadas durante un período de
pocos años considerados de emergencia y de intermediación para la resolución
del conflicto en cuestión, pero la situación de los saharauis hoy por hoy es un
reto para la misma ONU. Cuatro décadas resistiendo y subsistiendo con la ayuda
humanitaria internacional y con una organización ejemplar y encomiable, que ha
hecho de los campamentos saharauis un ejemplo de dignidad, donde las mujeres
tienen los mismos derechos que los hombres, los mayores son venerados y los
niños escolarizados.
Pero los logros no nos van a privar de
destapar unas deficiencias tan graves como que los saharauis continuamos
recibiendo de la comunidad internacional una ayuda basada en una cifra de
población prevista de 90.000 personas. Una situación nutricional precaria en la
que no se cubren siquiera las necesidades básicas de más allá de un 60% de la
población. Los estudios de la situación de la población saharaui realizados en
los últimos años por la misma ACNUR ponen de manifiesto tremendas carencias y
la urgencia de adoptar medidas de excepción para atender las necesidades
básicas de una población cuya asistencia humanitaria se basa en datos de hace30
años, porque no se han tenido en cuenta las políticas de natalidad impulsadas
por el Frente Polisario y que hace que la masa de población infantil saharaui
refugiada supere los 25.000 niños.
Los principales problemas de salud
derivados de las duras condiciones de refugio entre otros son la diabetes, la
hipertensión arterial, la anemia, dolencias cardíacas y la hepatitis B. Las
cifras hablan por sí mismas: el 38% de la población saharaui refugiada sufre de
malnutrición crónica; el 71% de las mujeres lactantes y el 75% de las embarazadas
padecen anemia; y el 7% de los niños son celíacos. Las comisiones médicas
multidisciplinares ofrecen consultas especializadas a los refugiados con una
frecuencia trimestral, pero sólo alcanzaron a 4.000 saharauis en 2013, de ellos
un 48% son mujeres. ACNUR proporcionó en 2013 alimentación complementaria a
unos 10.000 refugiados, centrando su objetivo en la disminución de las tasas de
malnutrición crónica, anemia en todos los menores de 5 años, mujeres
embarazadas y lactantes, así como cubrió el 60% de las necesidades en los
campamentos, aportando bienes fungibles médicos, reactivos para rayos X,
laboratorios, servicios de atención dental y programas de formación de hábitos
alimentarios, higiénicos y nutricionales para lactantes y población infantil.
Otro de los factores sobre los quiero
llamar la atención es la situación de las familias saharauis separadas desde
hace 40 años por el exilio y el muro que divide nuestro país. Un muro construido
por Marruecos y que mide 2.740 kilómetros , separa el país de norte a sur
y está sembrado de más de 10.000 minas antipersonas. Todo ello agravado por el
expolio de nuestros recursos naturales por parte de la fuerza de ocupación
(Marruecos) y la brutal represión a la que está sometida la otra parte de la
población saharaui que no está refugiada, pero sí encarcelada en su propio
país. La pasividad de la ONU en la resolución del conflicto que enfrenta al
Frente Polisario y Marruecos, ha generado que, transcurridos 39 años de exilio,
la población saharaui refugiada exija a la ONU que replantee el programa de
ayuda humanitaria, adoptando medidas urgentes para crear oportunidades
económicas en los campamentos por la peculiaridad de la situación, tanto en el
fondo como en la forma y tiempo.
Hoy es un Día para reflexionar sobre la
vida de los refugiados y sus derechos a través del compromiso con sus justas
luchas. El pueblo saharaui es uno de esos pueblos que lucha contra una
injusticia que tiene su origen en la dejadez de España y su falta de compromiso
con un pueblo al que le unen lazos históricos y con el que tiene una deuda
política, jurídica y moral pendiente. Para España son nuevos tiempos, espero
que para los saharauis también lo sean y para ambos un tiempo de reconciliación
histórica en el que España culmine un proceso de descolonización que haga a los
refugiados despertar de una pesadilla que ya dura cuatro décadas.
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