*Fuente Cuba debate. Por: Giraldo Mazola, 9
marzo 2016 |
Acabo de leer las emotivas palabras de
Guillermo Jiménez, testigo, participante y compañero de ella y de Fructuoso en
la despedida del duelo de Marta Jiménez. Antes había leído el artículo de
Cubadebate sobre su deceso que contenía también una descripción bien detallada
de su vida como combatiente del Directorio Revolucionario.
Jimenito apunta con razón la importancia
que tiene para las generaciones actuales conocer las hazañas de los que
contribuyeron a edificar la patria que hoy tenemos. “No podemos permitir que se
olvide la historia de este país. Que se olviden las grandes enseñanzas de
virilidad, de energía, de firmeza, que son también las que conforman una
Revolución”.
En ambas se menciona su labor ulterior en
el Ministerio de Relaciones Exteriores y creo que será útil para todos los que
trabajamos en el MINREX y para los jóvenes que se forman en el ISRI, y para
nuestro pueblo conocer su impronta en la lucha del pueblo saharahui.
El embajador Saharahui en Angola y Namibia
me recordaba en un mensaje de condolencias que Marta era considerada como la
”Madre” de los saharauis y su muerte era una gran pérdida, no solo para el
pueblo de Cuba, sino también para el pueblo saharaui, pues su nombre está
escrito en letras de oro en la historia de su pueblo. Y añadía que los
saharauis y ella también, habían esperado que los visitara y estar con ellos el
día de la independencia de su pueblo.
Marta integró la misión visitadora del
Comité de Descolonización de Naciones Unidas al Sahara Occidental que visitó
España, Marruecos, Mauritania, viajó ampliamente por el interior del territorio
saharaui y finalmente Argelia, del 8 de mayo al 9 de Junio 1975. La misión fue
presidida por Simeón Ake, embajador de Cote d’Ivoire ante las N.U y después
ministro de Relaciones Exteriores de su país, y por el embajador del Sha de
Irán, Manouchehr Pishva.
La composición política de esa delegación
no puede ser más elocuente, si se toma en cuenta la fecha en que se produce y
es una prueba de la calidad, perseverancia y voluntad de Marta para que el
informe que rindieran evidenciara que en efecto el Sahara Occidental era un
territorio colonial que había pasado de la tutela española a la marroquí.
Aún no había triunfado la Revolución iraní
y el Sha era el gendarme subregional del imperialismo norteamericano en la
zona. Angola no había alcanzado aún su independencia y ya se gestaban los
planes para impedir mediante las invasiones de su territorio por el régimen
racista del Apartheid y el corrupto gobierno de Mobutu en la vecina Zaire, que
el MPLA de Neto se instalara como gobierno, acciones que apoyó el gobierno de
Cote D´Ivoire.
La composición de aquella comisión
pronosticaba una mayoría favorable a los voraces ambiciones de Marruecos de
anexarse ese rico territorio. Pero Marta, en minoría, contaba con una historia
vivida en los años difíciles de la insurrección que la hacían crecerse.
A la sazón estaba de embajador en Argelia y
conocí sus enjundiosos relatos que trato de reproducir.
Me decía: Giraldo no te imaginas como
trataron de reclutarme. Estaba consciente de la composición de la comisión y de
que tenía que desplegar todo mi talento para no quedar en minoría y que el
informe reflejara la realidad. En Marruecos nos hospedaron en un palacio. En mi
cuarto, es decir en aquella habitación inmensa, pusieron todos los perfumes
habidos y por haber, todos los que había soñado con tener, pero que no estaban
al alcance de mi bolsillo. Qué tentación. Pero me dije que no podía usarlos y
me contenté con mirarlos. Llevaba mi único vestido de salir y se había arrugado
en la maleta y pedí a una de las empleadas allí que me lo plancharan, pues
cometí la falla de no llevar conmigo una plancha. En una hora sería la
entrevista de la comisión con el rey marroquí. Me trajeron dos vestidos de
ensueño de la bella artesanía marroquí. Uno con hilos de oro y otro con hilos
de plata. Otra tentación. Insistí en que me plancharan el mío.
A los diez minutos entró la mucama con
teatral mandato. Traía mi vestido quemado con el hueco de la plancha en el
medio y de nuevo los dos anteriores. Me indigné porque me habían destruido el
mío y porque querían que fuera vestida así a la entrevista con el rey. Dije que
no y que iría en jeans. Al momento varios funcionarios del protocolo real me
visitaron para extenderse en excusas y advertirme que el rey no había recibido
nunca a una mujer en jeans, que comprendiera sus tradiciones, etc., etc. Yo más
testaruda cada vez, les decía que entonces no se reuniría con la comisión y así
lo haría consignar en el informe. Gané y fui con el jeans.
Luego me relataba su visita al Sahara.
Insistí en recorrer los campamentos, conversar con todos, tomar el pulso de la
situación. Los otros dos renuentes tuvieron que ceder y nos dimos un baño de
masas con ese pueblo heroico. Era imposible ocultar sus ansias de independencia
y su derecho a tenerla. Disfruté esos contactos y disfruté aún más que el
informe tuvo que consignar que el Sahara era un pueblo con derecho a ser
independiente.
Marta conoció que después de su visita
muchas niñas saharauis fueron bautizadas con su nombre y la primera de ellas
fue la primogénita del Presidente de la RADS, Mohamed Abdelaziz. Bello gesto de
ese pueblo que reconoció en Marta a la inclaudicable combatiente cubana que
fue.
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