Fuente: Diario de Lanzarote. Saúl García. Foto:
Felipe de la Cruz. 08/12/2017
El Equipo Media (emsahara.com) nació en
2009 y trata de “romper el aislamiento del Sáhara”, el real y el informativo.
Es un grupo de jóvenes que intenta informar en internet y en redes sociales de
lo que pasa en la otra orilla, a sólo unos kilómetros de Lanzarote y
Fuerteventura. Y no es fácil. En septiembre del año pasado fueron arrestados
dos de sus miembros.
Hayat Rguibi forma parte de este equipo y
también pasó seis meses en prisión “por recabar información”, cuenta. Ahora
está en Lanzarote y dice que en los territorios ocupados “la situación cada
vez es peor”. Cada semana hay manifestaciones en la calle “pero hay un silencio
mediático, pocos podemos salir del Sáhara y muy pocos pueden entrar”.
Recientemente, Marruecos ha rechazado la visita de dos cargos públicos de
Izquierda Unida en el País Vasco y dos parlamentarios europeos. Tampoco entran
periodistas. “Es una zona cerrada”, señala, donde solo se vuela para negocios.
Muchos activistas saharauis siguen
encarcelados y algunos, los condenados por su participación en el campamento
de Gdeim Izik, del que se cumplen ahora siete años, están en huelga de
hambre, como Hassan Dah o Bachir El Khadda.
Hguibi dice que las redes sociales
funcionan para intentar romper ese aislamiento, pero que no hay apoyo de los
medios y destaca “la responsabilidad de España, que tiene la llave de nuestra
causa” y el papel de las mujeres saharauis en el conflicto, que están
liderando las protestas.
La situación en El Aaiún y otras ciudades
no es buena, y no sólo por el aislamiento o la represión. “No tenemos
hospital ni especialistas, ni universidad, nos quieren ahogar así, y además
van a poner en Smara una de las cárceles más grandes de África, en Smara,
señala Hayat: “La tierra es rica en recursos pero seguimos siendo pobres, y la
respuesta siempre es la cárcel”. En agosto, Horst Kohler tomó posesión como
nuevo enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental. Ya es el cuarto
que ha ocupado ese puesto. “No esperamos nada”, dice Hayat.
El caso del refugiado Driss Dambar
Driss Dambar es uno de los pocos saharauis
de los territorios ocupados que ha conseguido en España el estatus de
refugiado. Es hermano de Said Dambar, asesinado en El Aaiún el 22 de diciembre
de 2010 en circunstancias aún no aclaradas. No se hizo autopsia y el cuerpo se
enterró sin permiso de la familia.
Esa muerte lo cambió todo, también para
Driss, que había estudiado Económicas, era auditor de cuentas y tenía el
sueño de acabar el doctorado. Hizo unas oposiciones a un puesto en Hacienda,
aprobó, y cuando debía pasar el reconocimiento médico le dijeron que fuera a
hablar con el gobernador. “Me dijo que retirara la denuncia por lo de mi
hermano, un chantaje”. Así que no obtuvo el trabajo, pasó a engrosar una
“lista negra”, tuvo que buscar trabajo en Fez, Marrakech y Casablanca y no pudo
hacer el doctorado.
Desde entonces su familia, que vive en
ElAaiún, protesta cada día 22 y siempre hay problemas. “Tenemos el segundo
muro más largo del mundo, hay represión, cárcel y poco respeto a los
derechos humanos”, dice. La familia pide que se aclaren las circunstancias de
su muerte, porque no se hizo una autopsia fiable ni un juicio con garantías.
El asesinato se produjo con un arma de fuego en una zona de alto el fuego
controlada por la Minurso, “y ellos tiene alguna responsabilidad”, señala
Driss, que añade que “dicen que el asesino está en la cárcel pero no lo
sabemos seguro”.
Driss Dambar ha estado trabajando en Ibiza
en un hotel y ahora ha vuelto a Lanzarote, donde vive otro de sus hermanos.
“Tomé la decisión más dura del mundo -asegura- porque nadie quiere ser un
refugiado, nunca puedes volver a tu casa”.
Recientemente se cumplió un año del
conflicto en el Rif. Dambar dice que se quieren comparar las dos causas como si
fueran dos regiones de Marruecos, pero que ellos están bajo ocupación, aunque
destaca que están “en solidaridad con todas las víctimas del mundo”.
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