Fuente. Grupo de Amistad Uruguay–República Saharaui RASD en Montevideo.
Foto. Red
Texto integro de la intervención del senador uruguayo Rubén Martinez
Huelmo senador del Partido Nacional (Frente Amplio), en apoyo al derecho del
pueblo del Sahara Occidental. Intervención en la que el señor repasó ante el
Senado Uruguayo el contexto del conflicto del Sahara Occidental y apeló a la
legalidad internacional el apoyo a la República Saharaui y al Frente Polisario. Para más detalles reproducimos el texto integro que ha
sido aprobado por unanimidad de todo el hemiciclo político uruguayo.
SEÑORA PRESIDENTE.- Continuando con la media hora previa, tiene la
palabra el señor senador Martínez Huelmo.
SEÑOR MARTÍNEZ HUELMO.- Señora presidenta: el largo conflicto
en el Sahara Occidental entre el Frente Polisario, único y legítimo
representante del pueblo saharaui, y el Reino de Marruecos, está registrado
desde 1963 en la lista de las Naciones Unidas sobre la descolonización, de la
Cuarta Comisión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Oportunamente la Asamblea General de las Naciones
Unidas solicitó a la Corte Internacional
de Justicia examinar las reclamaciones de Marruecos sobre el Sahara Occidental.
Ese órgano emitió su opinión consultiva el 16 de octubre de 1975, expresando
que los materiales e información que se le presentan –por parte de España,
Marruecos y Mauritania– no establecen ningún vínculo de soberanía territorial
entre el territorio del Sahara Occidental y el Reino de Marruecos o la entidad
mauritana, por lo que la corte no ha encontrado vínculos jurídicos que puedan
afectar la aplicación de la Resolución 1514 de la Asamblea General, de fecha 14
de diciembre de 1960, sobre la descolonización del Sahara Occidental y, en
particular, sobre el principio de libre determinación mediante la expresión
libre y genuina de la voluntad del pueblo del territorio.
Esta evidencia se viene intentando ocultar
meramente con la indiferencia y la superposición de los años, pero volvemos a
ratificar que nadie puede reclamar derechos políticos o legales sobre el
territorio del Sahara Occidental ni podrá impedir que el pueblo del Sahara
Occidental ejerza su derecho a la libre autodeterminación, de conformidad con
la carta de las Naciones Unidas, las resoluciones de la Asamblea General y las
decisiones –de los últimos tiempos– de la Unión Africana.
El 6 de setiembre de 1991, el Frente Polisario y el
Reino de Marruecos firmaron un alto el fuego bajo los auspicios de las Naciones
Unidas y de la Unión Africana. Fue un paso importante a efectos de disponer,
desde ese plan de arreglo Naciones Unidas-Unión Africana, que se le permitiera
al pueblo saharaui ejercer su derecho a la autodeterminación mediante la
organización de un referéndum justo y genuino.
Han pasado veintiséis años y la situación saharaui
sigue en el mismo estado: se continúa privando a la población de ese derecho
inalienable, ante una ocupación marroquí que no se sostiene en el derecho
internacional y que, incluso, ha llegado a expulsar al componente civil y
político de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara
Occidental –Minurso–.
Se registran otras graves situaciones violatorias
de los derechos humanos del pueblo saharahui, como la represión de
manifestaciones pacíficas, detenciones,
torturas, etcétera, que rubrican que el Reino de Marruecos no tendría
voluntad de implementar las decisiones de las Naciones Unidas y allanar un
camino justo y de paz.
Estos problemas son conocidos en Uruguay en virtud
de que en 1988 el secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de
Cuéllar, designó a nuestro compatriota Héctor Gros Espiell en calidad de
subsecretario general para actuar como su primer representante especial para la
cuestión del Sahara Occidental. En 1991, Gros Espiell, siendo ministro de
Relaciones Exteriores del Uruguay y recordando su misión para Naciones Unidas,
decía: «Mucho se logró al respecto. Lo mismo que mucho se adelantó en la
preparación de las fases preliminares para la organización del futuro
referéndum de libre determinación que deberá realizarse por parte de las
Naciones Unidas. Se obtuvo, sin embargo, un cese del fuego de hecho, y se
avanzó en la concientización de que el problema podría ser resuelto, que el
referéndum era prácticamente posible y que se podía vivir en paz en la región».
Pese a las dificultades, el gran diplomático
uruguayo estimaba que el ansiado referéndum se haría en 1992. Fíjese, señora
presidenta, los años que han pasado, y las Naciones Unidas se han olvidado un
poco de este asunto.
Uruguay no olvida que en su más lúcida tradición
internacional se ubica el respetar y reclamar el cumplimiento de la Carta de
las Naciones Unidas y de las disposiciones de la mencionada organización, como
único camino a la solución pacífica de las controversias.
Es
evidente que la indiferencia internacional ha intentado birlar el derecho del
pueblo saharaui y, por eso, llamamos la atención sobre este asunto inconcluso
que, de seguir en su actual statu quo –donde una de las partes impone su fuerza,
avasallando los derechos del pueblo saharaui–, resta crédito a las mismas
Naciones Unidas en cuanto a las resoluciones de su Asamblea General y del
Consejo de Seguridad y, simultáneamente, a las acciones de la Unión Africana,
que también reclama el necesario proceso de descolonización del Sahara
Occidental.
Solicito
que la versión taquigráfica de mis palabras se remita a las Comisiones de
Asuntos Internacionales de ambas cámaras, al ministro de Relaciones Exteriores,
al Grupo de Amistad Uruguay–República Árabe Saharaui Democrática –el cual
integro junto a otros legisladores–, a la Embajada de la República Árabe
Saharaui Democrática, a la Unión Interparlamentaria con sede en Ginebra, al
Parlamento Latinoamericano, al Parlamento del Mercosur, a la Mesa Política del
Frente Amplio y a su Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales, a la
delegación de Uruguay ante el Consejo de Seguridad de la ONU y a las diecinueve
juntas departamentales.
Muchas
gracias.
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