Blog El País "¿Y dónde queda el Sahara?", por Bahia Mahmud Awah, 04/04/2018
Anoche soñé con él, –me visto que voy adonde la familia–, así, sonriente,
se despedía de nosotros dejando vacía su estera…
De muy temprana edad el ayer tristemente
desaparecido líder saharaui Bujari Ahmed fue seguidor de La Escuela
anticolonial africana de Nelson Mandela, Kwame Nkrumah, Patrice Lumumba, Oliver
Tombo, Agostinho Nheto, Hauari Boumediene, Julius Nyerere, Amílcar Cabral, entre
otros.
En 1972 Bujari cursaba el tercer año de
Derecho en una universidad de la metrópoli y mantenía su colaboración con la
revista Irifi del instituto General Alonso de la ciudad de El Aaiun; aún no
había nacido el Frente Polisario en aquellos años. Bujari entonces filtraba de manera
solapada en la revista su sentir nacionalista anticolonial.
“Solamente la juventud que va a las
escuelas, a los institutos o a las universidades, puede tener conciencia de su
misión. Se necesita una juventud que tenga las manos desatadas, pues no se
puede trabajar en una obra de arte con una camisa de fuerza”. (Irifi-1972)
En aquellos momentos el dominio colonial
español se encontraba en su máximo apogeo doctrinal. Ayer noche mientras
intentaba digerir la triste noticia de su marcha, estuve recordando momentos de
años atrás, cuando intercambiaba con él correos que él me respondía desde Nueva
York. Investigaba datos sobre su generación, la de “El 73 Saharaui”, un tema
que más tarde recogí en mi libro “El sueño de volver”. En ese momento me acordé
de cómo otros dirigentes de su misma generación sentían la tristeza cada vez
que alguno de ellos se consumía en aras de los firmes principios de lucha que
abrazó inequívocamente su generación. Como el caso de Hamada Uld Mohamed Luali,
caído en la batalla de Edluu, en Guelta Zemur, el 29 de diciembre de 1980; un
día que fue calificado por el entonces ministro de defensa y actual presidente de la República Saharaui, Brahim Ghali, como يوم اسود و ملعون “un día negro y maldito”.
Anoche las redes estaban desorbitadas ante la confirmación
o el desmentido de la noticia de su fallecimiento; los internautas saharauis y
del movimiento solidario no querían creer en la desconsolada noticia de la
muerte del hombre que cautivaba a todos con su discurso, su mirada, sus pausas
y sus sentenciosas frases en la lengua de Cervantes y en hasania, con las que
dejaba sin argumentos a sus contrincantes. Mientras buscaba una confirmación
definitiva, apareció un cable de la agencia nacional saharaui que confirmaba la
terrible noticia. “Un gran y prestigioso diplomático que dedicó su vida al servicio
de la causa nacional”. Y recordaba sus infinitas cualidades como dirigente. “Era
conocido por su habilidad diplomática y su conocimiento de la cuestión saharaui
y el lugar que ocupa en las relaciones
internacionales, especialmente a nivel de la ONU”.
Desde hace muchos años y a raíz de conocerle
en persona me atraía por su intelecto. Recordé un archivo que abrí para recoger
sus certeras frases en español. La densidad, fluidez y naturalidad de su
lenguaje en sus discursos en Naciones Unidas, conferencias, tribunas en periódicos,
revistas, canales de televisión, emisoras y en libros, son sólo la punta de su
iceberg de su sabiduría sahariana que asomaba para contar sus verdades y
defender los principios de su lucha. Un talante que siempre me ha asombrado,
virtudes y capacidad que él poseía a raudales y con las que atrapaba y convencía
al público desde el primer momento. Talante que pude observar en otros integrantes
de su misma “Generación del 73 Saharaui” de la que fue uno de sus más ilustres
pensadores, como se puede apreciar en este texto.
“La conclusión esencial de nuestro
debate desembocaría en la opción por un Estado Republicano de régimen
Presidencial. Este Estado debe inmunizarse contra las causas que condujeron a
otros a una obra fallida o a un marco disfuncional. Para ello, debe resolver
antes que nada, de manera clara e inequívoca, el enorme problema que habían
encontrado en su camino muchos Estados Africanos, y ciertamente
latinoamericanos. La sucesión de golpes
de Estado y su corolario en términos de inestabilidad, caos económico y
conflictividad étnica y tribal (…) (Bujari en AIJSO Oviedo-2012)
Como ya he mecionado, Bujari era un genuino condiscípulo
de la Escuela de líderes anticoloniales africanos, encarnados, entre otros, en
la figura del filósofo y líder ghanés Kwame Nkrumah, quien decía “Las revoluciones
son proclamadas por los hombres que piensan como hombres de acción y actúan
como hombres de pensamiento”. En ese contexto Bujari Ahmed ante el Comité de
Descolonizacion de la ONU decía:
(..)Si la ONU, y de manera particular
el Consejo de seguridad, adopta la política de Poncio Pilatos ante lo que es un
claro desafío marroquí, el colapso probable del proceso de paz no puede
desembocar sino en un escenario bélico, al retorno del punto de partida de
1975. (Comité C24 de la ONU-2016)
Para seguir la trayectoria de esta emblemática
figura que el proceso de descolonización y liberación nacional dio a los
saharauis, no hay más que buscar en la hemeroteca del periódico El País y buscar
aquellas Tribunas que sólo podía escribir alguien de su calado intelectual y político.
Dos ejemplos:
TRIBUNA de El País el 11 de febrero de 2007. Bujari
Ahmed titula su texto de tribuna. Primero, la consulta popular.
(…) No estamos ante un debate de corte
intelectual donde cabrían elucubraciones de todo género a cargo de lobbystas o
expertos en todo y en nada, iluminados que a veces se creen en posición de
poder influir en la Historia y en los acontecimientos, yendo contra ambas cosas
a la vez.
TRIBUNA de El País el 14 de noviembre de 2015.
La otra rendición de Breda. Se cumplen 40 años del fatídico momento en el
que España se retiró del Sáhara Occidental. [Sin descolonizar el territorio]
Nos costó llegar a la conclusión de
que eso tal vez nunca ocurrirá y si llega a ocurrir será como el cuento de
“después del burro muerto… cebada al rabo”. España parece decirnos con cada
Gobierno que asume el poder que no está interesada en la suerte del pueblo
saharaui porque, para sus intereses estratégicos de cara a la región,
íntimamente ligados a la monarquía marroquí, considera que fue ya sellada por
Solís Ruiz en su entrevista con el rey Hassan II en la otra rendición de Breda.
En 2006 le pregunté por Hanafi Uld Mohamed
Chej, amigo suyo caído en los primeros años de la guerra, otra figura de gran peso
intelectual y que fue uno de aquellos primeros universitarios que fundaron el
Frente Polisario y proclamaron la República Saharaui. Bujari me habló sobre su
compañero caído:
Joven inquieto, lograba siempre
imprimir entusiasmo y alegría a los momentos de gravedad. Estaba animado por
una firme determinación y fe en la causa de independencia. (…)Nos vimos
brevemente en Argel, a mediados de 1976, pocos meses antes de su caída en el
campo de batalla. Me dio la impresión durante ese encuentro fugaz que había
madurado muchísimo y percibí que su inquietud juvenil fue reemplazada por un
alto sentido de responsabilidad y un alto grado de conciencia política que le
hacían ver con claridad y afianzada serenidad totalmente nueva en él, el precio
que había que consentir. Sentí enormemente su pérdida. (El Sueño de volver, 96-2007)
El surafricano Oliver Tambo durante el
Apartheid decía: “La política de apartheid es criminal, brutal e intolerable.
Nosotros debemos paralizarla. Las sanciones económicas y la retirada de
inversiones son un freno”. Bujari reiteraba en sus conferencias un pensamiento similar
contra la ocupación marroquí a partes del Sahara Occidental. “Aquellos que crean
que los saharauis van a ser víctimas del paso del tiempo no conocen la
naturaleza del desierto. Podemos morir, otros continuarán». Era un hombre
global, íntegro en su manera de ver cómo se estaba proyectando el Estado
Saharaui. “Recuperada la paz y la libertad y articulando esta visón interna,
hacia la región y más allá de ella, el Estado saharaui tendrá todos los
resortes para ser viable, ser un interlocutor serio, fiable que, no cabe duda,
contribuiría en el fortalecimiento de la seguridad y estabilidad en la región y más allá de ella”.
Descansa en paz, Bujari. Tu pensamiento
teórico revolucionario de lucha está en buenas manos y la lucha seguirá.
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