Contramutis / 04/04/2018
Alfonso Lafarga.- Bujari Ahmed, el
diplomático saharaui fallecido en un hospital de Bilbao el 3 de abril y que
durante 17 años mantuvo en la esfera internacional la lucha del Frente
Polisario por la independencia del Sáhara Occidental desde la ONU, tuvo una
intensa relación con España, donde estudió, fue el primer delegado “reconocido”
del Frente Polisario, estuvo respaldado
por unas fuerzas políticas y llegó a ser expulsado del país por otras.
Nacido en 1954 en Tiris, la patria del
verso saharaui, Bujari militó desde joven en el Frente Polisario e inició los
estudios de Derecho en la Universidad de la Laguna, en Santa Cruz de Tenerife,
que continuó en la Universidad Complutense, en Madrid. En el último año de
carrera sufrió la primera expulsión de España por su militancia activa en el
Polisario; enviado a Mauritania, de allí se trasladó con una beca a Túnez. La
asignatura que le quedó pendiente en Derecho la aprobó años después.
En otra ocasión, Bujari Ahmed ni siquiera
pudo entrar en la capital de España: El
19 de febrero de 1978 llegó al aeropuerto de Barajas procedente de México y
tuvo que continuar viaje a Italia. El Gobierno de Adolfo Suarez actuó así
contra el dirigente saharaui por haber declarado trece días antes, en Las
Palmas de Gran Canaria, que si España ratificaba el acuerdo de pesca con
Marruecos para el Polisario seria como
una declaración de guerra.
El abogado socialista asturiano Antonio
Masip, primer presidente de la
Asociación de Amigos del Sáhara, creada en 1975, dijo que
la expulsión era “un
contrasentido” y que “la dimisión de Marcelino Oreja (ministro de Asuntos
Exteriores) sería un paso importante para conseguir la normalización de las
relaciones de España con el norte de África”.
Más de siete años después tuvo lugar la
tercera expulsión de Bujari, cuando era el representante saharaui para Europa,
con residencia en Madrid. Todo fue consecuencia del ataque que el Frente Polisario realizó el 21 de
septiembre de 1985 contra el pesquero canario El Junquito por faenar en aguas
saharauis bajo bandera marroquí, en el que murió el contramaestre Guillerno
Batista, y contra la patrullera de la
Armada Tagomago que acudió en su auxilio, muriendo el cabo José Manuel Castro.
El Gobierno de Felipe González ordenó ocho
días después del ataque el cierre de las oficinas del Frente Polisario en España –que no se volvieron a abrir hasta
1989- y la expulsión de todas las personas identificadas como miembros del
movimiento de liberación saharaui. El titular de la representación en Madrid,
Sidi Shamed Mohamed, y el secretario, Mohamed Hadel Mohamed, abandonaron el
país el 1 de octubre.
Ese mismo día, Bujari Ahmed fue detenido
por la policía cuando iba a entrar en un
restaurante en la plaza de Tirso de Molina de Madrid, donde unas 200 personas,
entre amigos del pueblo saharaui y
miembros del Partido Comunista de España (PCE), iban a ofrecerle una
cena de despedida. Fue conducido al aeropuerto de Barajas, pasó la noche en
dependencias policiales, y al día siguiente salió hacia Argelia.
La detención del representante saharaui fue
calificada por el vicesecretario general del PCE, Enrique Curiel, como
“injustificable” y dijo que era “una
vuelta a los tiempos del franquismo” ;
los asistentes a la cena
gritaron “Polisario vencerá” y
“Bujari, estamos contigo”.
En señal de protesta, al día siguiente
varios centenares de personas se congregaron en Madrid frente a la sede del Ministerio de Asuntos
Exteriores, entre las que se encontraba
Enrique Curiel y el secretario general de Comisiones Obreras, Marcelino
Camacho, y en Santa Cruz de Tenerife. Los grupos políticos vasco y mixto
consideraron un error la expulsión de
España de los representantes saharauis y Alianza Popular (AP) criticó el cambio
de postura del Partido Socialista con el Frente Polisario.
Fue Felipe González cuando estaba en la
oposición quien el 6 de septiembre de 1977, junto a otros destacados socialistas,
presentó a Bujari en una rueda de prensa en Madrid en la sede del PSOE, en la
que el asesor del secretario general del Frente Polisario pidió la intervención
de España para poner fin al conflicto en el Sáhara Occidental.
Antes de ser nombrado representante
permanente del Frente Polisario ante las Naciones Unidas, cuya labor
diplomática ha sido elogiada por los dirigentes saharauis, Bujari Ahmed fue embajador en varios países
latinoamericanos y formó parte de varias comisiones de alto rango de la diplomacia
saharaui, entre otras las las
conversaciones con Marruecos que tuvieron lugar en Manhasset, en las afueras de
Nueva York,
Su presencia en España era frecuente,
participando en conferencias como los encuentros sobre el Sáhara que organizan
todos los años las universidades públicas madrileñas,
La Delegada Saharaui para España, Jira
Bulahi, ha dicho de Bujari que fue “un luchador con fuerza y convicción,
abnegado, leal a sus principios, firme en sus decisiones, claro en sus
planteamientos” y que estaba “convencido de la victoria de su pueblo.
Bujari Ahmed será enterrado en el
campamento de refugiados de Smara, en Tinduf (Argelia).
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