El poeta y catedrático de Literatura
Española en la Universidad de Granada Luis García Montero fue nombrado
recientemente como nuevo director del Instituto Cervantes. En su declaración de
intenciones, en su primer acto en Orihuela como responsable de la institución,
señaló que impulsará “las distintas lenguas y culturas que se integran en la
nación española”.
Con su nombramiento es posible que también
se pueda dar un impulso a la anunciada apertura de un aula del Instituto
Cervantes en los campamentos saharauis de Tinduf, dado que García Montero tiene
una amplia trayectoria de apoyo y manifestaciones a la causa saharaui, además
de firmar manifiestos por una solución justa al Sahara en el marco de la ONU.
Por citar algunos apoyos, en junio de 2012
se manifestó ante la embajada de Marruecos exigiendo la liberación de dos
presos políticos saharauis y antes, en 2009, respaldó a la activista saharaui
Aminetu Haidar cuando escribió el artículo ‘Aminetu y la sinceridad’.
Es de suponer, y dado que en ningún caso se
trata de un problema económico, se materialice la posible instalación del aula,
aunque siempre se ha argumentado, como excusa oficial para no haberlo hecho ya,
el buscar una “fórmula” para que sea legal. Actualmente en Argelia hay dos
Institutos Cervantes, en Argel y Orán y nada impediría crear otro en Tinduf.
Hay que recordar que el diputado socialista
Odón Elorza presentó en abril de 2017 una proposición no de ley sobre el
Instituto Cervantes y la necesidad “de abrir una antena en la región de Tinduf”
para favorecer la expansión de la lengua y cultura española entre los
refugiados saharauis.
En su exposición de motivos el
parlamentario socialista citaba que el castellano “contó con gran arraigo” en
el Sahara Occidental cuando fue colonia española, aunque sufrió un retroceso
después de que el territorio pasara a la Administración marroquí en 1975 y
llegaran personas de otras zonas de Marruecos, en alusión a los colonos,
provenientes de zonas de habla francesa.
El compromiso del aula de Tinduf existe
desde que un grupo de escritores españoles solicitó en junio de 2004 que se
abriera un aula, petición reiterada en 2010 por la Coordinadora Estatal de
Asociaciones Solidarias con el Sáhara (CEAS).
El español, tras el árabe hassanía, es la
segunda lengua en la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), y eso a pesar
del nulo apoyo del Cervantes que cita en su informe de 2017 a los refugiados
saharauis en Argelia, país donde figuran 175 000 nativos en español –cuarto
país donde no es lengua oficial y hay más nativos de lengua española- y 48 000
personas con competencia limitada.
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