*Fuente: CEAS Sáhara, 8 octubre, 2018
El expresidente José Luis Rodríguez
Zapatero acaba de recibir en Marruecos el Premio por la Memoria y la Paz,
aprovechando la ocasión para recordar que Marruecos siempre ha sido su aliado
durante sus años de mandato al frente del Gobierno, y poniendo, además, en
valor la lucha de las mujeres africanas.
Decía el admirado Pessoa que “Para ser
grande, sé entero: nada tuyo exageres o excluyas…” Hay quien, sin embargo, para
no dejar de ser mediocre no cesa en el empeño de seguir pareciéndolo.
¿No es, acaso, mediocre, legitimar una y
otra vez un régimen como el marroquí que ocupa militarmente el Sáhara
Occidental y condena a la mayor parte de su propia población a vivir en la
pobreza y exclusión?
¿No es, acaso, mediocre, traicionar una y
otra vez al Pueblo Saharaui, que pacíficamente lucha por el ejercicio de su
derecho a la autodeterminación?
¿No es, acaso, mediocre, hablar de las
mujeres de África olvidando y silenciando conscientemente la represión que las
mujeres saharauis, también africanas, sufren a diario en los territorios
ocupados del Sáhara Occidental?
Le guste o no al Señor Zapatero, el Sahara
Occidental, antigua colonia y provincia española, es en la actualidad un
Territorio No Autónomo bajo la ocupación militar extranjera de Marruecos.
Territorio, además, dividido por un muro militar de más de 2.700 kilómetros que
blinda la ocupación, divide a las familias, y “protege” el expolio de los
abundantes recursos naturales del territorio: pesca, fosfatos, arena, productos
agrícolas, etc.
Le guste o no al Señor Zapatero, el Estado
Español sigue siendo la Potencia Administradora del territorio del Sáhara
Occidental, y como tal, hasta que finalice el periodo de descolonización,
mantiene las obligaciones recogidas en los artículos 73 y 74 de la Carta de las
Naciones Unidas.
Le guste o no al Señor Zapatero, cumplir
las Sentencias del Tribunal de Justicia de la UE, denunciar la violación
sistemática y a gran escala de los derechos económicos, sociales y culturales
del Pueblo Saharaui, y habilitar vías de reparación y restitución para el
Pueblo Saharaui son actos de justicia.
Obviando el derecho internacional, y la
propia realidad, en más de una ocasión el expresidente José Luis Rodríguez
Zapatero ha viajado a los territorios ocupados para bendecir –con su
irresponsable e injusto proceder– la ocupación a sangre y fuego de un
territorio convertido por Marruecos en un Guantánamo gigante a las puertas de
Europa.
Ante sus reiteradas acciones y omisiones en
contra del derecho internacional, de la legalidad, y de los derechos humanos
del Pueblo Saharaui, no podemos sino recordarle que NO EN NUESTRO NOMBRE, que
no en el nombre de las miles y miles de personas que con conciencia, decisión y
coraje, nos situamos junto a un pueblo hermano, y no junto a tiranos y
déspotas.
Dice un proverbio saharaui, “háblale a
quien entienda tus palabras”. ¿Será posible en este caso? ¿Entiendo el Señor
Zapatero el lenguaje de la justicia y los derechos humanos? A tenor de la
historia reciente parece una misión imposible.
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