Se cumplen 10 años del inicio del caso de
la activista saharaui, que fue expulsada a Lanzarote y estuvo en huelga de
hambre durante 32 días en el aeropuerto
*Fuente: Diario de Lanzarote. Saúl García 14/11/2019
La conversación se produce por WhatsApp
después de varias semanas intercambiando mensajes. Acaba de volver de viaje y
asegura que recibe tantos mensajes que a veces se le pasa contestar. Dice que
la conexión, en su casa de El Aaiún, “es terrible”, pero es suficiente. Hace solo unas semanas ha conocido que la
Fundación Right Livelihood Award le ha concedido el que llaman el Nobel
Alternativo, junto a otras figuras internacionales como Greta Thunberg. “Es un
placer hacer una entrevista con un periódico de Lanzarote. Tengo mucho cariño a
esa isla y a su gente y no puedo olvidar nunca el apoyo incondicional que
recibí en aquellos días y en esas condiciones difíciles en el aeropuerto”,
asegura.
-Antes de nada, ¿cómo se encuentra de
salud?
-Tengo problemas de estómago, sigo con
ellos y con problemas de cervicales, de espalda, que estoy sufriendo por la
falta de calcio. Esto es una secuela, es consecuencia de la huelga de hambre.
-¿Cómo es su vida cotidiana en El Aaiún?
¿Viaja mucho?
-Depende. Cuando tengo una conferencia o
una gira por Europa o Estados Unidos, pero intento siempre estar en El Aaiún
para trabajar en el terreno y hacer la observación en directo de las
violaciones que Marruecos sigue cometiendo contra la población saharaui.
-¿Cómo están las calles de El Aaiún?
¿Continúa la represión?
-La represión sigue. Marruecos sigue con su
estrategia de vetar todas las formas de protesta, privando de los mínimos
derechos a los saharauis. No hay manera de hacer manifestaciones pacíficas en
las calles, siempre son reprimidas y se llevan a cabo detenciones arbitrarias
contra activistas y las torturas en los centros de la policía marroquí o en las
calles e incluso a veces entran en las casas. Marruecos mantiene un black out
en el territorio, mediático y militar. La presencia de la Policía y de las
fuerzas paramilitares es lo que más se ve, sobre todo en los barrios donde hay
más población saharaui.
-Hace años denunció una agresión de las
fuerzas de seguridad. ¿Ha vuelto a sufrir algún episodio parecido?
-Sí. El día 9 de octubre intenté grabar una
manifestación de mujeres saharauis y la policía me ha privado de grabarla y de
hacer mi trabajo como defensora de los derechos humanos. Un agente de las
fuerzas auxiliares me ha pegado y la policía me ha dicho que está prohibido
sacar fotos o filmar la manifestación. Después del premio que he recibido,
están un poco frenados. Se nota que tienen miedo, pero no me dejan hacer mi
trabajo bien.
-¿Cómo valora que le hayan concedido ese
premio? ¿Qué significa?
-Es un reconocimiento internacional
clarísimo a la lucha pacífica de mi pueblo y al derecho a la autodeterminación
del pueblo saharaui y un apoyo claro a mi trabajo y mi lucha pacífica como
defensora de los derechos humanos. Es un reconocimiento internacional que va a
ayudar muchísimo para crear redes internacionales con el resto de premiados,
que son personas muy importantes de diferentes continentes.
-¿En qué momento cree que está el
conflicto del Sáhara? Se acaba de prorrogar la presencia de la Minurso.
-Me siento decepcionada después de la
resolución del Consejo de seguridad y de la dimisión de Horst Kohler. Esperaba
que el Consejo diera alguna propuesta concreta para evitar retomar las armas
por parte del Frente Polisario, que es el representante del pueblo saharaui. He
mencionado en varias ocasiones que la guerra armada es muy probable porque los
dirigentes del Polisario así lo han declarado. Esta resolución es peor que las
precedentes y no sé hasta cuándo el pueblo saharaui va a seguir con su
paciencia y su lucha pacífica y la resistencia no violenta.
-¿La gente joven es más partidaria de la
violencia?
-Exactamente. Hay un grupo de gente joven
ejerciendo presiones sobre el Polisario para que retome las armas. Es
lamentable que el Consejo de seguridad haya perdido una oportunidad que ha
ofrecido el Frente Polisario durante treinta años. Son más de 28 años de la
Minurso sin hacer nada, sin que esta misión haya podido cumplir su objetivo,
que es organizar el referéndum, y sin poder proteger los derechos humanos en
los territorios ocupados. Esta misión no tiene ningún sentido que continúe en
el territorio. No hace nada concreto.
-¿Qué o quién la podría sustituir?
¿Quién puede hacer de mediador o de aliado?
-Somos conscientes de que nuestro problema
es con Francia. Es el país que puede lograr un avance y el que está apoyando la
ocupación marroquí, pero con la diferencia de que otros países también son un
obstáculo. Por eso dimitió Kohler, porque no tuvo apoyo. Mientras el Consejo de
seguridad no haga presión sobre Marruecos, que bloquea la vía democrática,
vamos a continuar así hasta que la causa derive en una guerra o en violencia.
-¿Puede influir la situación interna de
Marruecos, con otros conflictos como el del Rif?
-Nuestro caso no tiene nada que ver con el
Rif, pero la situación interna en Marruecos puede ayudar de alguna manera,
obligando al país a pensar en una solución con los saharauis para evitar otro
problema interno más. Esto puede obligar a Francia y a que el Consejo de
seguridad haga una resolución definitiva para cerrar este conflicto.
-La Justicia europea les ha dado la
razón por la explotación de los recursos. ¿Se están cumpliendo esas sentencias?
-La decisión del Tribunal de Justicia de la
Unión Europea fue una victoria no solo para la causa saharaui sino para la
justicia internacional, pero lamento mucho que esta decisión que viene de una
institución jurídica de alto nivel no la respeten los países europeos y firmen
el acuerdo de pesca con Marruecos y otros acuerdos agrícolas. Marruecos se
siente muy cómodo porque los propios europeos no han respetado esa decisión y
sigue robando la riqueza saharaui con sus socios europeos sin consultar al pueblo ni al Frente
Polisario, que es el representante legítimo.
-¿Qué papel espera que jueguen España y
Estados Unidos?
-España tiene un papel que es claro. Nos ha
dejado a nuestra suerte, sin cumplir el proceso de descolonización ni reconocer
el derecho a la autodeterminación. Era una colonia española y sigue con su
deuda hacia el pueblo saharaui y tiene que reconocer el derecho a la
independencia. España, en lugar de apoyar una solución que garantice la
autodeterminación, sigue apoyando al gobierno marroquí, que es el ocupante.
Tampoco ha dicho nada de lo que ocurre contra la población saharaui que sigue
siendo española. No ha jugado ningún papel en favor del pueblo, lo que no es
coherente con la postura de apoyo popular de todos los pueblos de España en
favor del pueblo saharaui. No se puede entender la postura del Gobierno frente
al apoyo incondicional de alto nivel en favor de la causa saharaui por parte de
los pueblos. De Estados Unidos esperamos que Trump pueda jugar un papel
importante en favor de la causa y que haga presión dentro del Consejo de
Seguridad para poner fin a nuestro sufrimiento. Eso esperamos.
-¿Cuál es la prioridad: la
independencia, el referéndum o la defensa de los derechos humanos?
-Mientras se hace un referéndum de
autodeterminación, hay que presionar a Marruecos para que respete los derechos
elementales del pueblo saharaui, porque son injustas e inaceptables las
presiones. En la cárcel hay condenados a perpetuidad o a treinta años que no
pueden esperar a una solución del conflicto. La libertad de expresión o de
trabajo no puede esperar, y acabar con el expolio ilegal de las riquezas… Esto es
urgente y prioritario, antes que nada. Además, hay otra situación muy dura e
inhumana. En los campamentos de refugiados las condiciones son muy duras, de un
pueblo que está sufriendo el exilio desde hace más de cuarenta años en
condiciones terribles. Los derechos humanos no pueden esperar. No hay que
olvidar que todas estas violaciones son por la falta de respeto de un derecho
fundamental, el derecho a la autodeterminación.
-¿Cómo recuerda su estancia en Lanzarote
durante su huelga de hambre? ¿Qué le viene a la cabeza cuando recuerda esos
días?
-No puedo olvidar dos cosas. La complicidad
absoluta del Gobierno de España con el ocupante marroquí no la podré olvidar
nunca en mi vida, es una vulneración de los derechos humanos clarísima y no
puedo perdonarlo. La otra cosa que está grabada en mi memoria es el apoyo
internacional que recibí en aquellos días duros en el aeropuerto. No podré
olvidar ese cariño recibido por todos los pueblos de España, pero en particular
del pueblo canario. Esto me ha ayudado mucho y fue mi alimento. Ese trato
humano, ese cariño, esa cercanía no la puedo olvidar. Lo que quiero trasmitir a
todos los que me apoyaron entonces es un mensaje de agradecimiento y gratitud,
pero también un llamamiento para que, del mismo modo, ayuden a todo el pueblo
saharaui que está sufriendo, para que pueda llegar a su derecho de existencia y
libertad.
-¿Sigue manteniendo el contacto con
todas las personas que le apoyaron? Con Edi Escobar, con Fernando Perait, Willy
Toledo...
-Claro. Son mi familia, y también con Inés
Miranda y Carmelo Ramírez, con todos... y con la Fundación Robert Kennedy, que
hizo un papel muy importante en Estados Unidos de presión sobre Marruecos.
-¿Por qué cree que ocurrió entonces lo
que ocurrió, por qué Marruecos no la dejó entrar precisamente en esa ocasión,
por qué la complicidad de España, por qué Francia tardó tanto en reaccionar?
-Porque Marruecos calculó mal. No valoró la
determinación personal que yo tengo. Hubo un mal cálculo a mis principios. En
cuanto a España, fue engañada por Marruecos, también por intereses personales
del señor Moratinos y del Gobierno socialista en esa época. Por esos intereses,
España lo pagó caro y Marruecos, también. La imagen de España fue dañada por
esta violación de los derechos humanos y Estados Unidos jugó un papel muy
importante, porque yo estaba volviendo de ese país después de recoger un
premio. Lo advertí, que Marruecos me iba a detener o confiscar mis documentos y
ellos me dijeron que por qué. Y Francia, para salvar a Marruecos y limpiar su
imagen, jugó ese papel de presión para que cediera ante mis demandas de
regresar a mi país sin condiciones. Esto confirma que Francia es nuestro
problema y puede jugar un papel muy importante de paz. La clave es Francia.
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