MEMORIAS DE LA GUERRA DEL SAHARA OCCIDENTAL CONTRA EL EJÉRCITO DE
OCUPACIÓN MARROQUÍ.
Crónicas de la prensa sobre los 16 años de guerra en el Sahara
Occidental contra la ocupación militar marroquí. Algunos medios en sus salas de
redacción y desde sus suposiciones teoricas afirman que fue “una guerra de baja
intensidad”. Dejemos la palabra a los que la vivieron en primer plano, excelentes
periodistas en muchos conflictos armados, analistas y estrategas militares. Archivos
del periódico español de mayor tirada en España, El País, distribuido en los
últimos años en Marruecos.
Marruecos perdió un
batallón y cuatrocientas toneladas de armamento en la batalla de Mahbes
Una de las más importantes
victorias del Polisario
MANUEL OSTOS Argel 28 OCT 1979
A las seis de la mañana del
domingo 14 de octubre, los 1.200 hombres que integran el XIV batallón RIM de
infantería de las Fuerzas Armadas marroquíes, estacionados en Mahbes desde hace
cuatro años, son sacudidos en su sueño, o en el interior de las trincheras, por
una nutrida salva de disparos de diversos calibres. Con su proverbial
conocimiento del terreno, el Polisario, ha logrado aproximar sus Land Rover a
tiro de fusil. Los defensores de la primera línea caerán segados en pocos
minutos.
Sus cuerpos, acribillados,
algunos en avanzado estado de descomposición, yacen todavía sobre el mismo
lugar en que cayeron, nueve días más tarde. Un pequeño grupo de periodistas,
integrado por los corresponsales de la prensa occidental acreditados en la,
capital argelina, ha podido pasearse por espacio de varias horas por la
localidad devastada, de la que únicamente emerge, casi intacto, el antiguo
fortín del Tercio. En ese lugar trataron de refugiarse los efectivos del
batallón marroquí que vieron obstaculizada su huida. Los combatientes saharauis
limpiarán por completo todas las líneas de defensa en seis horas; cuatro horas
más bastarán para terminar con toda resistencia en el perímetro de Mahbes. La
jornada del día 15 será dedicada a rastrear las inmediaciones en búsqueda de
quienes lograron escaparse. Algunos militares marroquíes llegarán a caminar por
el desierto cerca de setenta kilómetros antes de ser capturados, y es de
suponer que varios de ellos conseguirán ponerse a salvo en la guarnición de
Zag.
Mahbes es una localidad de
muerte y desolación cuando la visitamos. La reducida escolta que nos acompaña
-media docena de saharauis, armados únicamente de fusiles automáticos
Kalasnikov- descubre el inusitado desdén que manifiesta el Polisario ante la
eventualidad de un intento marroquí por reocupar la plaza. Esa hipótesis parece
ser descartada por el Frente, el cual, de todas maneras controla férreamente
todas las Inmediaciones y, si bien es cierto, que ha preferido no instalarse en
la propia localidad, ello obedece sobre todo a que, si así lo hiciera,
constituiría un blanco demasiado fácil para los aviones F-5 y Mirage F-1
marroquíes, que han venido, regularmente, a bombardear el lugar.
Hemos contado, personalmente,
132 cadáveres marroquíes; más de la mitad de los mismos yacen apelotonados al
fondo de las trincheras; otros están desparramados por toda la localidad. Entre
la última línea de defensa y el centro de Mahbes nos tropezaremos con más de
una docena de muertos: hombres cuyos rasgos, cuando todavía pueden ser
reconocidos, denotan la juventud que poseían y que fue truncada en cuestión de
minutos. El espectáculo es insostenible, y el hedor que emana de los cuerpos,
espantoso. Uno de los periodistas no podrá evitar verse preso de profundas
arcadas, que lo llevan a vomitar sobre el terreno.
Los hombres del XIV batallón
de Infantería Real Marroquí estaban desmoralizados. Esta es la impresión sacada
del contenido de muchas notas personales que escribieron y que fueron
recuperadas por el Polisario. Los periodistas hemos leído, también, cerca de un
centenar de documentos, todos ellos con la indicación de secreto y muy secreto,
enviados al jefe de la plaza, el coronel Mohamed Chamsseddin, por el Alto Estado
Mayor, el Estado Mayor General de las FAR, el Estado Mayor Avanzado de El Aaiún
y otras dependencias oficiales.
Drogas, homosexualidad y
deserciones
En uno de esos documentos,
fechado en Rabat y enviado por el Estado Mayor, se advierte a la guarnición del
recrudecimiento del tráfico y consumo de drogas entre las fuerzas marroquíes
instaladas en el Sahara occidental. Al margen del mismo hay una anotación donde
se lee: «como uno de los casos más delictivos, citamos el del cabo Mohamed
Bujari, quien fue descubierto mientras fotografiaba a un grupo de militares
haciendo comercio de kif con algunos integrantes del 2.º RIM...». Diversas
notas de servicio conciernen a las deserciones. Una de ellas, firmada en
Mahbes, el 27 de marzo de 1979, por el sargento Ali Hadir, refiere la
«desaparición» del soldado de segunda clase El Jonssi..., «que abandonó su
puesto de guardián del depósito de municiones».
Uno de los documentos
capturados por el Polisario es la copia de un mensaje, recibido en Mahbes el 17
de julio de 1979, enviado por el Estado Mayor, particularmente significativo
del estado de ánimo en que se hallaba la alta oficialidad en vísperas de la
cumbre africana de Monrovia. El texto dice: «Sabemos que, aprovechándose de la
presencia de Su Majestad el Rey en la cumbre de la OUA, los rebeldes han
decidido intensificar sus ataques a localidades que, por ser conocidas, pueden
suscitar un interés internacional. Los objetivos especialmente asignados son
Tan-Tan, Tarfaya, Laayun y todas las localidades al norte de Uarkziz. »
Por las descripciones hechas
de las circunstancias del ataque, por el medio centenar de prisioneros
marroquíes presentados con anterioridad a la visita de Mahbes, es posible
deducir que el Polisario disponía de una importante concentración de fuerzas,
posiblemente del orden de 2.000
a 3.000 hombres.
Un potente armamento
Pero, en cuanto al armamento,
los propios prisioneros reconocen que la guarnición lo tenía de sobra y éste
era superior al utilizado por los atacantes. La plaza contaba con un escuadrón
de carros blindados, integrado por ocho AMX (sólo cuatro de ellos estaban en la
localidad en el momento del ataque), un escuadrón de artillería pesada y un
grupo especial de apoyo compuesto por baterías de cohetes tierra-tierra, de los
tipos TOW, fabricados por la firma norteamericana Hughes, y SAM-9, de
fabricación soviética.
El Polisario quería demostrar,
al atacar y ocupar Mahbes, la ineficacia de la aviación marroquí, ya que el
terreno sobre el que se encuentra la guarnición -totalmente llano- facilita la
intervención eventual de la fuerza aérea. Pero ni los Mirage ni los F-5
pudieron cambiar el curso de los acontecimientos. Mahbes cayó en el espacio de
un sólo día, aunque los combates esporádicos continuaron, en algunos sectores,
durante más de 36 horas. El coronel Chamsseddin no se encontraba en el lugar;
su adjunto, el capitán Mohamed Sakka, tras haberse convencido de que no
obtendría los refuerzos que había pedido a Zag, huiría, junto a otros
oficiales, en uno de los carros blindados.
Más de cuatrocientas toneladas
de armamentos diversos, entre los que se encuentra, completamente intacto, un
misil norteamericano TOW y su sistema completo de tiro, fue recuperado por el
Polisario. Mahbes tenía para los saharauis un valor simbólico. En esta localidad
no solamente radicó, antaño, un gran destacamento de las fuerzas nómadas, sino
que allí se instaló el embrión de la primera administración saharaui y se
constituyó el Consejo Nacional Saharaui, integrado por una mayoría de miembros
de la antigua Yemaa. Las fuerzas marroquíes culminaron en Mahbes la ocupación
de todo Seguiet el Hamra.
La localidad constituye un
importante cerrojo del eje teórico Tinduf-Smara y su pérdida convierte a toda
la zona sur del propio territorio marroquí en lugar aún más inseguro que en el
pasado. Muy pocos puntos de resistencia le quedan a Marruecos en la parte norte
del Sahara occidental. Con excepción del triángulo Aaiún-Bu-Craa-Smara, sólo
existen guarniciones localizadas en Bojador, Guelta-Zemur y Bir-Enzaram. En
cambio, todo el noreste de la zona es controlado, por el Polisario.
Los saharauis dan prueba de
gran desprecio a lo que consideramos normas elementales de seguridad, pero que,
en su caso, no tienen significación alguna. La guerra del Sahara ha pasado ya,
con toda claridad, a una fase horizontal muy lejana de la guerra de guerrillas.
Sus objetivos son el ataque y conquista de grandes guarniciones, y el número de
las que le quedan a Marruecos se va reduciendo rápidamente.