*Texto: Bahia Mahmud Awah
En los últimos treinta años de
la anexión militar marroquí al territorio saharaui, nos hemos preocupado constantemente por las violaciones
de los derechos humanos que Marruecos ha cometido, y sigue cometiendo en la parte
anexionada del territorio. Y sin lugar a dudas estos tristes acontecimientos
persisten y siguen ocupando nuestra atención porque son evidentes violaciones
contra el ser humano en toda su dimensión, se cometen en muchas ciudades
saharauis, El Aaiun, Dajla, antiguo Villa Cisneros, Smara y Bojador.
Pero en silencio y lejos de
estos núcleos urbanos saharaui que de facto están bajo administración marroquí
hay otros lugares en el interior del territorio en donde cada día el propio
régimen comete cientos de otros tipos de crímenes y violaciones contra la
biosfera, tanto flora y fauna saharaui, destinada a desaparecer por la
actuación corrosiva y discriminatoria de la ocupación militar marroquí. James
Thurber, escritor y humorista estadounidense, advirtió a los hombres que
cometen este tipo de violaciones contra nuestra naturaleza en esta frase:
“Vosotros taláis los árboles para construir los edificios para los hombres que se
han vuelto locos por no haber podido ver los árboles”.
Thurber se refiere a la “tala para
construir los edificios”; en el Sahara Occidental se debe aclarar el por qué de
la tala que practica Marruecos contra la emblemática acacia, talha saharaui,
que hunde sus raíces atravesando 40 metros de arena hasta alcanzar los acuíferos
subterráneos, lo que demuestra su resistencia y aprecio por los habitantes del
territorio. El muro militar que parte del sur marroquí desde Warkziz y Lebtana,
atravesando el territorio del Sahara Occidental por el norte hacia el sur se
extiende a una longitud de más de 2.000 kilómetros .
Y en esta extensa área militar viven confinados y en malas condiciones cientos
de militares marroquíes, en fortificaciones, abrigos, refugios, chabolas, garitas,
puestos de observación, toda una herramienta humana en actividad mantenida en
esa franja de altas temperaturas, adversas condiciones climatológicas que
soportan solo los hombres que en ella hayan nacido, vivido y conocido. El gasto
para mantener ese ejército oscila entre 3 a 4 millones de dólares diariamente, una
hemorragia incesante difícil de sostener un país pobre y sin recursos
energéticos y con 29 millones de habitantes y con un nivel por debajo de la
pobreza que supera el 15%.
Todo lo que consumen los militares en el muro es a base de leña de la acacia única en el territorio que se puede usar para este fin, desde panaderías rústicas que hacen los militares, baños calientes, cocina colectiva y todo lo que se supone consumir a base de fuego desde el café de los altos cargos y sus caprichos de jerarcas, hasta lo más mínimo que se puede imaginar. Y la víctima es la talha saharaui, ya sea seca o verde, de robustos troncos. Tala, violación, que ha generado una deforestación indiscriminada, practicada desde finales de los años setenta tras la ocupación marroquí a esa parte del territorio saharaui. Los nómadas que se dedican a la cría del ganado camellar, caprino u ovino, y sus animales echan dene falta muchas graras de talha, donde se resguardaban del frío y de las altas temperaturas del calor, que mitigan aprovechando la sombra de estos resistentes árboles de la flora autóctona sahariana.
Todo lo que consumen los militares en el muro es a base de leña de la acacia única en el territorio que se puede usar para este fin, desde panaderías rústicas que hacen los militares, baños calientes, cocina colectiva y todo lo que se supone consumir a base de fuego desde el café de los altos cargos y sus caprichos de jerarcas, hasta lo más mínimo que se puede imaginar. Y la víctima es la talha saharaui, ya sea seca o verde, de robustos troncos. Tala, violación, que ha generado una deforestación indiscriminada, practicada desde finales de los años setenta tras la ocupación marroquí a esa parte del territorio saharaui. Los nómadas que se dedican a la cría del ganado camellar, caprino u ovino, y sus animales echan dene falta muchas graras de talha, donde se resguardaban del frío y de las altas temperaturas del calor, que mitigan aprovechando la sombra de estos resistentes árboles de la flora autóctona sahariana.
También la arqueología, los
grabados rupestres que atesoran cientos de años atrás con sus grabados de la
prehistoria son expoliados de manera salvaje por la administración de
ocupación. Teniendo en cuenta además que estos grabados están incrustados en
lisas rocas de mármol de la zona de Jneifisat,
en la parte ocupada del territorio cercano a Guelta Zemur. Este hallazgo,
patrimonio de la humanidad, lo expolian negocios de generales del ejército
marroquí, que defiende el muro que divide el territorio, y con estas piezas son
decorados palacios y hoteles en el interior de Marruecos.
Esta preocupante situación ha
movilizado a defensores saharaui de derechos humanos para denunciar ante los
organismos internacionales y exigir la protección de este patrimonio que
Marruecos saquea expolia y destruye constantemente en el interior del
territorio saharaui lejos de las ciudades y desconocido por estar situado en
zona militar. El vicepresidente de CODAPSO, Hmad Hammad, junto a otros
activistas saharauis, visitó la zona de Jneifisat, filmó el expolio y su
destrucción para hacer un llamado a la UNESCO, a los arqueólogos, investigadores,
historiadores y antropólogos para alzar su voz y denunciar el ocupante marroquí
ante estas flagrantes violaciones contra rastros de la prehistoria que nos han
dejado los humanos que habitaron nuestro planeta hace siglos atrás.
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