En una
primera toma de contacto, Lafkir parece solo un niño que no aparenta sus
veinticuatro años. Pero su extrema delgadez y la profundidad de sus ojos verdes
nos hacen intuir que tras su juventud existe un cúmulo de vivencias que jamás
podremos comprender en su justa medida. Camina con firmeza y disimula la
inmovilidad de su brazo. Y quizá sea posible que ante el mundo, con su sonrisa
constante, pueda ocultar el rostro amargo del activista por los Derechos
Humanos que lleva dentro de él, torturado y despreciado hasta la saciedad por
un régimen opresor que somete a su pueblo; pero en su interior conviven toda
una amalgama de sentimientos que obligan a estremecerse cuando, a tan solo unos
centímetros de mí, se atreve a afirmar que está preparado para morir por su
pueblo.
¿Quién
es Lafkir Kaziza?
Soy un
activista saharaui de los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados y ex
preso político. Me llamo Lafkir Kaziza y tengo veinticuatro años
En 2010
participó en el campamento de Gdeim Izik, ¿puede contarnos cómo vivió aquella
revolución?
Para todos
los que participamos Gdeim Izik fue espectacular. Estuvo perfectamente
organizado y sin duda fue el detonante de las Revoluciones Árabes. Yo estuve
trabajando en el control de seguridad del campamento junto con otros muchos
compañeros. Nuestro día a día era duro, trabajábamos mucho y teníamos poco
tiempo para descansar, pero durante 29 días saboreamos la libertad junto con
nuestros hermanos saharauis. No nos faltaba de nada, éramos una auténtica
familia de más de veinte mil personas que nos ayudábamos los unos a los otros.
Tras
tantos días resistiendo, ¿cómo se produjo el desmantelamiento?
Aquella
noche yo estaba en el control. A las 5:30 de la mañana vi cómo a lo lejos
comenzaban a llegar miles de camiones marroquíes que se preparaban para atacar
nuestro campamento. Cuando los vi corrí hacia un compañero que ahora se
encuentra preso y le informé para que se lo dijésemos a la gente. Después volví al control, pero a las 5:50
vinieron a decirnos que teníamos que salir de allí. Las luces de los coches
comenzaron a avanzar, el ruido de los camiones era insoportable y nosotros corrimos
para proteger a las mujeres del campamento. Intentamos protegernos con piedras,
pero ellos tenías todoterrenos y metralletas. Eran militares. Los coches
comenzaron a atacar las jaimas y no les importó si había gente dentro. Nos
torturaron sin poder oponer resistencia y, por desgracia, hay muchas cosas que
no grabaron las cámaras. A mí en particular me cogieron y me golpearon en el
brazo con la culata de un kalashnikov hasta rompérmelo. Después me llevaron a
un orfanato que desalojaron para encerrarnos a nosotros y permanecí allí
durante un mes.
Durante
ese mes, ¿sufrió torturas?
Si. Nos
quitaban la ropa y nos echaban agua fría, nos pegaban con porras, nos colgaban
boca abajo y nos echaban a los perros.
¿Cuando
salió de aquella cárcel llevó a cabo algún otro acto de protesta?
Unos meses
después de salir, un compañero y yo quitamos la bandera de Marruecos de un
instituto y colgamos la del Sáhara. Todo estaba muy bien organizado, pero la
policía me conoce y a la mañana siguiente, mientras compraba el pan para mi
familia, me cogieron. Dos coches me acorralaron y me llevaron a la comisaría.
Allí me sentaron en una silla y me ofrecieron todo lo que quisiese a cambio de
que dejara el activismo, y les contesté que dejaría el activismo el día que mi
tierra fuera libre. Ellos se enfadaron y me colgaron por el brazo que tenía
roto. Me comenzaron a pegar con porras hasta romperme los huesos y los nervios,
por eso he perdido la movilidad de mi brazo. Me desmayé y cuando me desperté
estaba en un vertedero a las afueras de El Aaiún.
Cuando
se formó el campamento de Gdeim Izik era muy joven, ¿había llevado a cabo
previamente algún acto de protesta?
Empecé en
2005. Era estudiante en un instituto en El Aaiún y cuando terminaba las clases
me manifestaba contra el Gobierno marroquí. Me torturaron muchas veces.
Hace un
año hizo una huelga de hambre frente a la embajada de Marruecos en Madrid. ¿Qué
le motivó a hacerla?
La hice por
la espantosa situación en la cárcel de los presos políticos saharauis por Gdeim
Izik. Yo no estoy en España de vacaciones, sino para seguir luchando por mi
pueblo y por mis compañeros. Hice la huelga para mostrarle al mundo lo que está
haciendo Marruecos con los saharauis y para reclamar la libertad de los presos
políticos.
¿Cuál es
la situación actual de los presos políticos?
Muy mala.
Están muy enfermos por las malas condiciones de la cárcel y las torturas
constantes.
¿Le
gustaría volver al Sáhara Ocupado?
Tengo
muchas ganas, pero ahora no puedo volver porque Marruecos no me deja después de
la huelga. Tengo que conseguir mucho apoyo para poder volver.
¿Y tiene
miedo a volver por las posibles represalias?
No, yo
estoy preparado para morir por mi tierra. No importa si me matan, yo tengo que
volver junto a mi pueblo.
El fin
de semana pasado se hizo la manifestación anual en apoyo al Sáhara Occidental
en Madrid. Durante la misma se pedía a la MINURSO, la misión especial para el
Sáhara de la ONU, que saliera del Sáhara Occidental, ¿por qué?
La MINURSO
no hace nada en los Territorios Ocupados y no vigila los Derechos Humanos. No
cambia nada su presencia allí, ni mandan información al Congreso.
Además
ahora estamos esperando que el Parlamento Europeo apruebe el nuevo Acuerdo de
Pesca entre la Unión Europea y Marruecos. ¿qué opinión tiene al respecto?
En este
acuerdo España tiene un papel fundamental, y no entiendo cómo pueden hacernos
esto. Si España quisiera podría para el Acuerdo de Pesca, pero eso sería ir en
contra de sus intereses.
¿Qué
espera el pueblo saharaui de España?
Que no
olvide los casi cien años que ha estado en el Sáhara, que no ignore lo que
Marruecos está haciendo sobre nuestra tierra. Que no se tape los ojos ante las
violaciones de nuestros derechos y las torturas que sufren nuestras mujeres y
nuestros hermanos… pero los negocios que comparte con Marruecos pesan más que
el sufrimiento de mi pueblo.
Y usted,
Kaziza, ¿qué quiere para su pueblo?
Lo que
quiero es la independencia y la libertad de todos los presos políticos de Gdeim
Izik, que tienen sobre sus hombros condenas que van desde los 25 años de
prisión hasta la cadena perpetua. Tenemos que luchar mucho hasta llegar a la
independencia, y quiero animar a los jóvenes de todo el Sáhara a defender
nuestros derechos, a luchar por nuestro pueblo, pues sin lucha no podemos ganar
nada. Patria o muerte.
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