Los saharauis consideran este suceso como la violación más
grave del alto el fuego firmado entre el reino alawí y el Frente Polisario
Aseguran que la tragedia puede suponer una vuelta a las armas
y la resurrección de la guerra entre Marruecos y el pueblo saharaui
EFE Rabuni (Argelia) 29/02/2016
La tensión ha crecido en el Sahara Occidental a cinco días de
la histórica visita a los territorios liberados del secretario general de la
ONU, Ban Ki-moon, con el asesinato de un pastor junto al muro de segregación
levantado por Marruecos.
El suceso, que aún no ha sido totalmente
aclarado, es considerado por los saharauis la violación más grave del alto el
fuego firmado en 1991 entre el reino alauí y el Frente Polisario, que propició
el inicio del actual proceso negociador tutelado por la ONU.
Según responsables saharauis, la víctima es
un pastor nómada de los muchos que viven en la zona que se acercó al muro para
recoger ganado y fue tiroteado por los soldados marroquíes apostados en la zona
ocupada sin que mediara provocación alguna.
La agencia oficial de noticias marroquí MAP
se ha limitado a señalar que el suceso se produjo el sábado por la noche en la
zona de Gueltat Zemur y que el hombre, que realizaba "movimientos
sospechosos y persistentes", recibió un disparo de advertencia que le
costó la vida.
La versión marroquí añade, sin embargo, que
junto al cadáver se hallaron también los cuerpos sin vida de cuatro dromedarios
y que inmediatamente se informó a la misión de la ONU en el Sáhara (Minurso),
ya que una de sus principales tareas es la vigilancia y observación del alto el
fuego.
Este organismo no ha reaccionado aún al
incidente, que grupos de defensa de los derechos humanos saharauis han
denunciado como una maniobra de Marruecos para forzar la reanudación de la
guerra e impedir la visita de Ban a los campos de refugiados y a Bir Lehlu, en
la zona liberada.
"Es un incidente muy grave, es la
primera vez que ha habido una violación tan grave del alto el fuego, que existe
desde 1991. Han asesinado a un civil en la zona desmilitarizada sin que hubiera
provocación", ha declarado a EFE en Rabuni el activista saharaui Abdesalam
Omar.
"Es un caso que nos preocupa y en el
que Marruecos asume toda la responsabilidad de las consecuencias", ha
subrayado Omar, presidente de la Asociación de Familiares de Presos y
Desaparecidos Saharauis (Afapredesa).
Al hilo de este argumento, Omar ha
advertido de que la posibilidad más peligrosa es una eventual vuelta a las
armas y la resurrección de la guerra entre Marruecos y el Frente Polisario, que
en su opinión es el objetivo que persigue el reino alawí.
"La consecuencia es, lamentablemente,
que esto puede iniciar la vuelta a las armas y estamos muy preocupados
realmente. Para nosotros las cosas son claras, Marruecos siempre ha estado
buscando que la guerra vuelva", ha afirmado.
"Con todo el chantaje que está
haciendo en todas direcciones, tras haber chantajeado a Estados Unidos cuando
propuso la ampliación de los derechos humanos en 2013, el chantaje a Francia,
el chantaje a Suecia, y el chantaje a las instituciones europeas... Marruecos
quiere volver a las armas para justificar su liberación de los
compromisos", ha agregado.
Omar, quien ha subrayado que el pastor
simplemente se adentró en la zona del muro para recuperar a sus animales, ha
insistido en que el momento tiene una segunda intencionalidad, ya que se
produce a cinco días de la histórica visita de Ban.
"De hecho, [Marruecos] está desafiando
a Naciones Unidas impidiendo incluso que Ban Ki-moon viaje a los territorios
liberados. Absolutamente, nosotros creemos que hay una conexión en todos estos
hechos, una provocación intencionada", resaltó.
"Pero también para intentar que el
Polisario responda con las armas y entrar así en una situación bélica y
justificar que el proceso de paz no es válido", ha concluido.
En este sentido, el incidente podría elevar
las voces de aquellos jóvenes que desde hace tiempo reclaman precisamente el
retorno a las estrategias bélicas ante la lentitud del proceso diplomático y
los continuados obstáculos.
Una presión que crece desde hace tiempo en
algunos de los campos de refugiados, dejados al abrasivo albur del desierto
argelino desde hace más de 40 años, pero también entre los jóvenes de las zonas
liberadas y de los territorios ocupados.
"Cuarenta años son muchos, para los
refugiados y para el pueblo bajo la ocupación. Nosotros, como jóvenes que
estamos llevando la lucha pacífica en la que creemos, siempre tenemos la
esperanza de que cualquier inicio tiene su final", ha explicado a EFE este
fin de semana en Dakhla el activista saharaui Ahmed Ettanji.
"Nosotros somos jóvenes que creemos en
la no violencia, pero sí hay otros jóvenes que creían en la no violencia pero
que hoy están frustrados y han perdido la confianza en Naciones Unidas",
ha advertido durante la fiesta del 40 aniversario de la proclamación de la
República Árabe Saharaui Democrática.
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