Fuente: Diario Vasco. 20 Octubre, 2016
Rabat, (EFE).- Las autoridades marroquíes
expulsaron hoy a una ciudadana francesa que iba a visitar a su marido, el
activista saharaui Naama Asfari, actualmente preso en Marruecos, informó hoy en
un comunicado la Acción Cristiana para la Abolición de la Tortura (ACAT).
La esposa de Asfari, Claude Mangin, llegó
anoche al aeropuerto de Rabat donde la policía fronteriza le notificó que tiene
prohibido entrar en el territorio marroquí.
La nota explicó que Mangin pasó el resto de
la noche en una oficina dentro del edificio del aeródromo y fue deportada está
mañana en avión con destino a Francia.
"Marruecos ha estado trabajando
durante años para evitar cualquier discusión sobre el tema (del conflicto del
Sahara Occidental) mediante detenciones, la tortura, las condenas judiciales,
la difamación y la expulsión de los observadores extranjeros", denunció la
representante del Magreb y Oriente Medio en ACAT, Hélène Legeay, en el mismo
comunicado.
Asfari es considerado el líder del grupo de
Gdaim Izik, en referencia a los 25 saharauis condenados en 2013 por un tribunal
militar a penas de entre 25 años y la perpetuidad.
En el este mismo grupo, Asfari, encarcelado
desde 2010, fue condenado a treinta años de prisión.
En los sucesos de Gdaim Izik de 2010, once
agentes marroquíes y dos civiles saharauis fueron asesinados durante el
desmantelamiento de un campamento ilegal levantado a las afueras de El Aaiún.
Asfari y sus compañeros fueron encontrados
culpables de homicidio y formación de banda armada, entre otros delitos, aunque
los observadores en el juicio denunciaron la falta de pruebas y dijeron que sus
condenas se habían basado en confesiones policiales obtenidas bajo malos tratos
o tortura.
El Ministerio marroquí de Comunicación
prohibió el pasado 30 de agosto de la distribución en Marruecos del diario
francés Libération por incluir un artículo sobre Mangin y Asfari.
Ninguna fuente marroquí se ha pronunciado
sobre ese hecho hasta el momento.
El pasado 9 de este mes, la policía
marroquí expulsó a dos activistas españoles y una salvadoreña a los que no
permitió desembarcar en la capital del Sáhara Occidental, El Aaiún, donde iban
a participar en unas jornadas sobre la memoria histórica.
Las expulsiones de activistas pro saharauis
llegados del extranjero, y principalmente de España, son habituales, y suelen
suceder con el mismo "modus operandi": policías marroquíes, casi
siempre de civil, los obligan a regresar en el mismo avión sin dar explicaciones.
Marruecos sostiene que el Sáhara Occidental
es una provincia más de su territorio y no tiene ningún estatus de
excepcionalidad, pero lo cierto es que las visitas de extranjeros están
vigiladas como no lo están en el resto del país y la policía las suspende con
frecuencia sin dar justificaciones.
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