“Pensé que viajaba al Perú, un país
democrático que defiende el derecho de autodeterminación de los pueblos y que
respeta los Derechos Humanos, no a Marruecos”, dijo al llegar a Madrid la
diplomática saharaui Jadiyetu El Mohtar, tras estar 18 días retenida en el
aeropuerto de Lima y de donde fue expulsada el 27 de septiembre por la fuerza.
“Ha sido una situación surrealista que no
imaginé nunca; llevo 35 años luchando por la causa de mi pueblo, he viajado a
infinidad de países y lo que me ha pasado, desgraciadamente, en el Perú no me
había pasado nunca”.
La embajadora saharaui afirmó que
“Marruecos tiene la mano muy larga y está muy presente en el Perú”, desde cuya
embajada ha instigado la operación llevada contra ella por dos congresistas de
la bancada fujimorista, que pidieron que no se permitiera su entrada en el
país.
Jadiyetu El Mohtar, que llegaba “muy
cansada después de estar 18 días retenida sin ninguna explicación” y vulnerados
sus “derechos fundamentales”, fue recibida en el aeropuerto de Madrid Barajas
por un grupo de saharauis y solidarios españoles y peruanos, que la aclamaron con
gritos como “Jadiyetu dignidad”, “viva el pueblo saharaui y el Frente
Polisario” y “abajo el Gobierno reaccionario del Perú”.
La
embajadora explico que su expulsión se ha debido a “una resolución de
dos funcionarios de Migraciones” basada en la petición de dos congresistas
fujimoristas, uno de ellos, Rolando Reátegui,
presidente de la Liga de amistad con Marruecos y “persona conocida por
las coimas que le ofrece Marruecos para viajar incluso al territorio ocupado
del Sáhara: viaja a costa de los sufrimientos del pueblo saharaui y quiere
mantener estas prebendas a costa de silenciar y perseguir la voz del pueblo
saharaui en el Perú”.
Relató que los “funcionarios corruptos” de
Migraciones pretendían que embarcase a
las dos horas de llegar y “borrar el rastro de su delito”, pero su resistencia
hizo que se conociese el caso, ante lo que tuvieron que “justificar sobre la
marcha una resolución administrativa sin fundamentos”; al tener repercusión
internacional lo hizo oficial el Estado peruano “para poder justificar esta
tropelía”: Tardaron una semana en
decirle a mis abogados que la orden de impedimento de ingreso se debía a una
resolución administrativa, no judicial, Todo el mundo sabe ya que es un acto de
corrupción de dos funcionarios basados en otros corruptos amigos de Marruecos,
instigados por la embajada marroquí”.
Y todo con un objetivo, imponer el silencio
sobre la causa saharaui, poco conocida en el Perú: “Afortunadamente, la cara de
los folletos de publicidad pintados de exotismo de Marruecos ha desaparecido en
el Perú. Ahora se sabe que es una dictadura, una monarquía feudal que reprime
al pueblo saharaui en los territorios ocupados, que violenta a las mujeres que exigen su derecho a la
libertad, que tiene relegado desde hace más de 42 años a un pueblo en el exilio
viviendo de la ayuda humanitaria, cuando Marruecos expolia sus recursos
naturales para utilizarlos como coimas y prebendas para políticos corruptos,
como ésta a Liga parlamentaria de amistad promarroquí, y para hacer un bloqueo, un muro de silencio, en muchos países de
Latinoamérica y del mundo”.
Marruecos compra políticos
Dijo que los saharauis están separados por
un muro de la vergüenza que Marruecos mantiene también con esos recursos
naturales, “pero lo más grave es que también está comprando políticos que
quieren imponer el silencio en sus respectivos países”.
“Pero
se ha demostrado – aseguró – que los peruanos quieren saber del pueblo
saharaui, al que consideran a un pueblo hermano, que el mensaje que llevamos es
un mensaje de paz, de amistad, que queremos retomar las relaciones con el
pueblo del Perú, independientemente de las posiciones de los gobiernos, y eso
lo han demostrado los peruanos a lo largo de estos 18 días de solidaridad”.
Destacó Jadiyetu el hecho de que su
expulsión se ha producido sin resolución judicial: “Se han anticipado a la
justicia del país” y el Gobierno del Perú ha hecho esta flagrante violación de
sus derechos “para tapar la corrupción de los funcionarios de migraciones”.
Su estancia en el aeropuerto internacional
Jorge Chávez la definió como una “agonía” durante los diez primeros días: “He
sido maltratada psicológicamente, me ha
prohibido la comida, el agua, intentado que embarcase a la fuerza cuando había
interpuesto un habeas corpus para restablecer mis derechos constitucionales y
que me diesen una explicación fundamentada en algo jurídico; me impiden
ingresar en este país, en el que ya estuve tres meses contactando con la
sociedad civil y no tuve ningún problema”.
Hizo un llamamiento a las organizaciones
internacionales para que tomen cartas en el asunto y al Secretario General de
las NNUU, Antonio Guterres, para que
fije una fecha para el referéndum en el Sáhara Occidental y poner fin a la
ignominiosa ocupación del territorio, “porque ni los activistas que luchamos
pacíficamente estamos libres del acoso y de la persecución de Marruecos”.
Y reclamó al gobierno del Perú y a su
Congreso disculpas oficiales para el pueblo saharaui y para ella “por el
agravio y acoso” que ha sufrido durante 18 días, “una discriminación y una
persecución a una persona que llevaba un mensaje de paz, un mensaje de las
autoridades saharauis que quieren allanar el camino hacia unas relaciones
amistosas con el Perú”.
“Lo quieran o no los fujimoristas, lo
quiera o no Marruecos, el Perú reconoce a la República Árabe Saharaui desde el
18 de agosto de 1984 y eso es irrevocable. Somos parte del pueblo del Perú y el
Perú es parte del pueblo saharaui”, insistió.
Afirmó que tuvo asistencia del Consulado de
España en Lima en todo momento, que consideró que se trataba de una violación
de sus derechos constitucionales: “Tengo un documento en regla y no hay ningún
fundamento jurídico que me impida como española, con un pasaporte español, ingresar
al territorio del Perú”.
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