Fuente: Amis de la République Sahraouie
Fotos: http://ecrirepourlesliberer.com
Claude Mangin-Asfari, ciudadana de Ivry-Sur-Seine
(Francia) y maestra en un colegio del Valle de Marne, inició el pasado 18 de
abril una huelga de hambre ilimitada y se instaló, por invitación del alcalde
Philippe Bouyssou, en el ayuntamiento de la localidad.
¿Por qué una huelga de hambre?
La Sra. Mangin-Asfari es esposa del preso
político saharaui Naama Asfari, detenido desde hace 7 años en una prisión
marroquí por haber violado públicamente un tabú en Marruecos: defender la libre
determinación del pueblo saharaui y, por tanto, decir en alto que No es
marroquí. Algo que dice la ONU desde el año 1966. Naama Asfari es uno de los
presos del Grupo Gdeim Izik.
Claude Mangin visitaba a su marido con regularidad en la
cárcel, pero desde hace dos años el régimen marroquí le prohíbe la entrada a
Marruecos y, por tanto, le prohíbe visitar a su marido.
Ha sido expulsada cuatro veces de
territorio marroquí, la última el pasado 16 de abril de 2018. Decidió una
huelga de hambre ilimitada para forzar lo prohibido y finalmente volver a ver a
su marido.
Hay que tener en cuenta que el preso
político Naama Asfari, su esposo, tiene una resolución a su favor del Comité
contra la Tortura de la ONU, que reconoce que ha sufrido tortura e insta a que
se le repongan sus derechos, entre ellos la visita de su familia.
Mientras continúa con su huelga de hambre Claude
realiza actividades para informar sobre las violaciones de derechos humanos en
el Sahara Occidental y difundir su situación y la de su marido.
Fuente: Contramutis / 27/04/2018-
Por: Cristina Martínez Benítez de Lugo.-
La ciudadana francesa Claude Mangin-Asfari
está poniendo en evidencia con su huelga de hambre la connivencia de Francia
con la ocupación marroquí del Sahara Occidental.
Activista por la liberación del Sahara
Occidental, Claude lleva en huelga de hambre desde el 18 de abril en el
Ayuntamiento de Ivry-sur-Seine. Reclama poder visitar a su marido, Naama
Asfari, preso político saharaui en cárceles marroquíes, condenado a 30 años en
el juicio farsa de Gdeim Izik. Lleva preso desde 2010 y fue torturado, como los
demás del grupo y como los otros presos políticos saharauis.
El Comité contra la tortura de la ONU
estableció en diciembre de 2016 que Marruecos había torturado a Naama y pedía
expresamente que no hubiera represalias contra él o contra su familia.
Marruecos se tuvo que reír mucho de esta resolución de un organismo de las
NNUU, porque ha hecho todo lo contrario. Ni siquiera consintió, en el juicio de
Gdeim Izik, que sus abogados franceses terminaran las frases cuando empezaban a
hablar de la resolución del Comité.
Naama está en la cárcel de Kenitra
(Marruecos). Claude vive en Ivry-sur-Seine, cerca de París. A Claude Mangin las
autoridades marroquíes no la dejaron cruzar el aeropuerto de Rabat-Salé
(Marruecos) en octubre de 2016 ni en los otros tres intentos que hizo Claude de
visitar a su marido, el último el 16 de abril de este año.
Marruecos dispersa a los presos políticos
saharauis y los mantiene en cárceles de Marruecos, alejados de su tierra,
conculcando el artículo 76 del IV Convenio de Ginebra: “las personas protegidas
(por el Convenio) inculpadas quedarán detenidas en el país ocupado y, si son
condenadas, deberán cumplir allí su castigo”. Estos presos están condenados, no
sólo a la cárcel sino a la lejanía de sus familias en más de 1.000 y más de
1.200 km. Las familias de los territorios ocupados no se pueden permitir el
viaje por motivos económicos y por el cuidado de los hijos pequeños. A la
familia francesa, directamente no la dejan pasar. Es una venganza. Ya no saben
cómo castigar a estos presos irreductibles.
El activismo de Claude no viene de hoy. Ha
dado un paso muy difícil. Es terrible que uno se tenga que perjudicar la salud
para ser oído, pero es el tributo que hay que pagar. Claude quiere que el
Gobierno francés la defienda.
Pero es que el país pseudo-defensor de los
derechos humanos apoya descaradamente a Marruecos en su ocupación del Sahara
Occidental. Constituye el mayor escollo para que la MINURSO controle los
derechos humanos en los territorios ocupados, y de paso para que se ponga en
marcha el referéndum, que para eso existe esa Misión. Recientemente Macron ha
manifestado que apoyaría un ataque militar de Marruecos a los territorios liberados
del Sahara Occidental.
Así es la política de Francia, que no ha
considerado defender seriamente ante Marruecos tanto a Claude Mangin-Asfari
como a las dos abogadas francesas -Olfa Ouled e Ingrid Metton-a las que tampoco
dejaron pasar para visitar a su cliente, el propio Naama Asfari –que, por
cierto, también tiene la nacionalidad francesa. Francia no defiende ni a los
suyos ni a la legalidad internacional.
La huelga de Claude Mangin-Asfari está
defendiendo la causa saharaui. Está dando visibilidad a la situación de los
presos políticos saharauis. Y está denunciando la postura de Francia, brazo
derecho de Marruecos en la ocupación.
Hay que apoyar esta huelga. Hay que darle
visibilidad porque supone mucho. Se trasladan a Europa en esta causa los
horribles métodos pacifistas empleados por los saharauis, en un mimetismo de su
situación desesperada.
Nada más conocer la noticia, la familia de
Mohamed Bani, preso político saharaui condenado a cadena perpetua, se puso en
huelga de hambre de 24 horas, en El Ayún. La madre de Bani, su hermana, su
mujer, su hija y su hijo mayores y los tres pequeños manifestaron su
solidaridad hablando ante la cámara de vídeo, con botellitas de agua en la mano
y carteles del preso y de la huelguista.
Coincide la huelga con la reunión anual del
Consejo de Seguridad en la que se decide lo de siempre: no dar atribuciones a
la MINURSO para la vigilancia de los derechos humanos en el Sahara Occidental
ocupado.
Yo sugiero que se le envíen mensajes de
cariño y de ánimo a esta luchadora. Esta es la dirección:
soutien.claude@gmail.com que quiere decir Apoyo a Claude.
Y el apoyo puede ir más allá. Podemos
plantarnos en París, de la misma manera que nos fuimos a Lanzarote nada más
empezar Aminetu Haidar su huelga de hambre. Allí estuvo Claude. Esta puede ser
una buena ocasión para manifestar nuestra solidaridad por esta mujer y por esta
causa que no se acaba nunca, y para airearla en un país con mucha
responsabilidad en el conflicto.
No esperemos a que tenga que sufrir muchos
días. El tiempo pasa rápido. Hay que ponerse en marcha ya. Y que el Gobierno
francés dé la cara.
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