Ginebra, 08/02/2019 (EFE).- Por: Antonio
Broto
El muro de tierra de 1.468 kilómetros que
separa el Sahara Occidental ocupado por Marruecos del que controla el Frente
Polisario, conocido como Berm (terraplén), es uno de los mayores campos minados
del mundo, pero la ONU cree que con voluntad política la parte saharaui puede
quedar libre de minas en un año.
"Con 3,5 millones de euros más, algo
que en términos de ayuda internacional no es mucho, esa parte del Berm quedaría
libre de minas, y podríamos conseguirlo rápidamente para el año 2020",
según destacó a Efe la directora del Servicio de Naciones Unidas de Actividades
relativas a las Minas (UNMAS), Agnes Marcaillou.
La situación en el Sahara Occidental ha
sido uno de los temas protagonistas de un encuentro internacional en Ginebra,
en el que representantes del organismo y de diversas ONG han analizado sus prioridades
contra las minas, armas que con frecuencia matan mucho después de finalizado un
conflicto.
En el caso saharaui, donde Alemania y
España son los principales donantes, la UNMAS se ha fijado un modesto
presupuesto de 100.000 dólares, destinado principalmente a la integración
social y económica de víctimas de las minas al este del Berm, pero ello no
oculta la magnitud del problema ni la necesidad de solucionarlo.
El muro que Marruecos fue erigiendo a
medida que ocupaba territorios saharauis esconde minas antitanques en su parte
central y antipersona a los lados, hasta un total de entre 10 y 40 millones de
artefactos, según distintas fuentes.
Actualmente, la principal función de la
UNMAS es informar de las zonas peligrosas, aunque la desértica orografía del
lugar dificulta esta labor.
"En realidad la zona es arena en
movimiento, sometida a fuertes vientos, por lo que a veces las minas pueden ser
llevadas de una zona marcada a otra que no lo está", señaló Marcaillou en
un encuentro con periodistas.
Junto a UNMAS, organizaciones no
gubernamentales como Geneva Call, que supervisa que se cumplan los acuerdos de
desarme en las zonas en conflicto, trabajan en el Sahara Occidental en
operaciones de desminado, y ha ayudado a destruir más de 20.000 minas antipersonas.
A principios de este año, la responsable de
esa ONG para África, Catherine Hiltzer, presenció la destrucción de una remesa
de 2.485 de esas minas por parte del Frente Polisario, como parte de los
compromisos que la organización saharaui asumió en 2005.
"Los civiles son con frecuencia las
víctimas de las minas antipersona, dado que estas armas no discriminan entre un
objetivo militar y un civil inocente, por lo que la destrucción de 20.000 minas
por parte del Frente Polisario es una victoria decisiva para la
humanidad", ha comentado Hiltzer.
UNMAS subraya la importancia de la
participación de la sociedad civil en programas de sensibilización sobre el
peligro de las minas, y en el caso del Sahara Occidental las mujeres son las
grandes protagonistas.
"Tenemos incluso mujeres saharauis
participando en labores de desminado", subrayó la directora de UNMAS,
quien relató que su integración en estos trabajos ayuda a que los sectores más
conservadores de sus sociedades valoren más el papel de la mujer.
El principal escollo para desminar el Berm
está en el hecho de que el conflicto saharaui sigue latente pese al teórico fin
del enfrentamiento armado hace más de 25 años, lo que se traduce en la negativa
marroquí a colaborar con UNMAS.
"Hasta que se halle una solución
política, y conocemos lo difícil que es encontrarla, no intervenimos en el lado
marroquí", reconoció Marcaillou, quien recordó que muchos de los
habitantes de la zona afectada "son beduinos nómadas que no entienden de
fronteras".
Según la Campaña Internacional para la
Prohibición de las Minas Antipersona, más de 2.500 personas han muerto desde
1975 en el Sahara Occidental debido a este armamento, y las víctimas no se
limitan al periodo del conflicto abierto entre ese año y 1991, ya que por ejemplo
en 2018 hubo 22 fallecidos. EFE
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