Artículo/ Por: Alberto Maestre Fuentes,
doctor en historia y autor de libro "Un pueblo olvidado"
Fuente: Diario El Minuto de Chile
Diario El Minuto, Chile en su edición del miércoles
20/02/2019. Coincidiendo con la finalización de la retirada de España del
Sahara Occidental, el 27 de febrero de 1976, fue proclamada oficialmente la
República Árabe Saharaui Democrática (RASD), en el poblado de Bir Lehlú, en el
noreste del país.
Para sus hermanos africanos el primer día
legal de sus respectivas independencias representó el inicio de un futuro libre
del dominio colonial y el comienzo del caminar en solitario, al menos sobre el
papel. Con sus problemas internos -algunos gravísimos, que desembocarían posteriormente
en cruentas guerras civiles en varios de ellos- fueron consolidando sus débiles
estructuras de estado, para afianzarse ante el mundo como estados soberanos
indiscutibles y factibles, y fueron participando en el concierto de las
naciones del mundo. Para los saharauis, en cambio, la proclamación de su
independencia significó la continuidad de su lucha contra el colonialismo; pero
esta vez la fuerza colonial no venía de Europa, sino de un país africano y
vecino por culpa de las políticas españolas.
La marcha, o más bien lo se puede calificar de
huida de los españoles del territorio (sin haber cumplido las resoluciones de
Naciones Unidas que les exhortaron durante años a descolonizarlo, mediante un
referéndum de autodeterminación, y cediéndolo unilateral e ilegalmente a
Marruecos y Mauritania mediante los “Acuerdos de Madrid”) implicó que los
saharauis no pudieran alcanzar su ansiada independencia y no pudieran realizar
y completarse como un estado más, árabe, islámico y africano.
La actitud ilegal y vergonzosa de España, que
todavía hoy en día están pagando y sufriendo los saharauis, no ha sido
enmendada por la antigua metrópoli, más bien todo lo contrario, puesto que la
política de los gobiernos españoles sucesivos desde aquella traición ha sido la
de beneficiar la ocupación marroquí sin miramientos en favor de una mala
entendida política de relación bilateral con Marruecos.
Para ello España, y esto es comprensible dada
su grave responsabilidad en la creación del conflicto, ha intentado manipular y
silenciar el problema saharaui a cualquier precio.
Hace tiempo que los medios de comunicación
españoles, públicos y privados, no tratan el conflicto saharaui ni hablan de la
destrucción, por parte de Marruecos, de la herencia española en las zonas que
ocupa el reino alauí. La represión continua y sistemática que lleva a cabo
Marruecos en las zonas que controla del Sahara Occidental es ignorada por
completo.
La expulsión de periodistas y activistas
españoles a favor de los Derechos Humanos del Sahara Occidental bajo control
marroquí, además de no ser nunca objeto ni siquiera de una modesta protesta o
nota diplomática española, también es totalmente silenciada.
Ya no sólo a España no le importa que se
maltrate continuamente a los saharauis sino tampoco a los propios ciudadanos
españoles que les defienden e intentan solidarizarse con ellos. Y todo con el
único objetivo de no molestar a sus “hermanos” marroquíes.
Hace cuarenta y tres años que los saharauis
proclamaron valientemente y, en condiciones muy duras y extremas, su
independencia. A pesar de que no han podido, todavía, consolidar su estado -por
estar más de dos tercios de este ocupado ilegalmente por Marruecos que
controla, especialmente, las zonas más productivas y útiles-, lograron su
objetivo que es, ni más ni menos, su mera supervivencia y ser reconocidos como
un estado más por bastantes países, muchos de ellos africanos y por
organizaciones internacionales. No en vano la RASD es miembro fundador de la
Unión Africana cuya bandera ondea digna y orgullosamente en su sede de Addis
Abeba junto con las demás enseñas nacionales de los restantes países africanos,
incluida la de Marruecos.
La proclamación de la independencia de Bir
Lehlú, hoy bajo control efectivo de la RASD, se puede calificar de acto
heroico, puesto que los marroquíes ya estaban asesinando y maltratando a
saharauis y también a algunos ciudadanos españoles, que se habían solidarizado
con ellos y que, con gran coraje, los intentaban proteger.
A pesar de la masacre marroquí, de la huida de
miles de saharauis hacia la zona de Tindouf, en la vecina Argelia, y del
descontrol y desprotección de quien debería de haberlos llevado a la
independencia, lograron proclamarla en tierra saharaui.
Esto dice mucho de este pueblo valeroso que, a
pesar de los años de abandono, lucha y sufrimiento, sigue conservando sus
raíces y tradiciones.
En estos cuarenta y tres años el colonialismo
marroquí no ha logrado sus objetivos finales de asimilar y anular a los
saharauis, aunque, desde el primer momento, enviaron a miles de colonos al
territorio.
Los intentos de unificar las zonas saharauis
que ocupa y homogenizarlas al resto de Marruecos, suprimiendo sus rasgos
diferenciados, han fracasado totalmente.
Los saharauis que viven bajo la ocupación
marroquí siempre que pueden alzan su voz y protestan por su situación precaria
y en defensa de su identidad nacional. Miles de presos políticos saharauis dan
fe de que Marruecos ha fracasado en el Sahara Occidental.
Marruecos fabricó una gran mentira que todavía
se debe creer: el Sahara Occidental es suyo.
La ONU es clara y contundente en cuanto a este
tema: el Sahara Occidental es un Territorio no autónomo pendiente de
descolonizar.
Marruecos ni controla todo el Sahara
Occidental, puesto que la RASD tiene el dominio de casi un tercio de este, ni
tiene totalmente seguras las zonas que ocupa
De cara al futuro, realmente es positivo que
Marruecos invierta miles y miles de millones de dólares de sus arcas públicas
en las zonas del Sahara Occidental bajo su control ilegal a costa de no
invertir en territorios más precarios de su reino, puesto que, cuando los
saharauis alcancen la independencia efectiva de toda su patria, podrán
aprovechar las infraestructuras que les han creado y dejado los ocupantes
marroquíes.
Si Marruecos no ha propiciado la celebración
del referéndum de autodeterminación del Sahara Occidental tal como demanda las
Naciones Unidas es, simplemente, porque duda de que el resultado sea favorable
a sus tesis anexionistas.
Marruecos no se fía, no ya sólo de los
saharauis que dicen que le son afectos, sino que tampoco se fía de los colonos
marroquíes que viven allí. Y no es de extrañar: hace bien en no fiarse de
ellos. Así que para los saharauis es bueno que los marroquíes sigan dilapidando
dinero en tierra saharaui de cara a la efectividad del estado saharaui.
Marruecos y España son los responsables de que
en 1976 los saharauis no pudieran avanzar como un estado más y se vieran
sumidos en la desesperación y sufrimiento.
El acceso a las independencias nacionales
puede venir dado de distintas formas como todos sabemos y hemos comprobado a lo
largo de los años. La de los saharauis será totalmente novedosa y genuina
puesto que la proclama que hicieron hace cuarenta y tres años, en el pequeño y
asilado poblado de Bir Lehlú, sin medios ni apoyos en un medio totalmente
adverso, se podrá completar y hacer efectiva en un El Aaiún modernizado y lleno
de infraestructuras a costa del ocupante
y contribuyente marroquí.
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