*Fuente: Activistas saharauis
de DDHH / Traducción: Equipo Mediático
* Foto de Mohamed Dihani en el juicio de apelación
celebrado el pasado lunes en Rabat; Equipo Mediático
Soy el preso político
saharaui, Mohamed Daihani y estoy en la
prisión de Salé 2.
Este texto fue al principio
una carta que yo hubiera querido hacer sacar escrita y firmada (huella).
Pero como hay una cámara,
preferí utilizar el audiovisual que es más fácil de sacar.
Desde detrás de los muros de
prisión de Salé 2
He escrito este texto una
noche de este invierno, el tiempo era frio.
Hablo de mi historia como
testigo y opositor del régimen marroquí.
La historia de un militante
saharaui que se ha negado a ceder al ocupante.
Por este hecho, me han
raptado, encarcelado y han montado un complot en mi contra.
Bajo la serie de violaciones
continuas y cometidas contra el pueblo saharaui, voy a desvelar en esta carta
lo escondido a la opinión pública y los planes maquiavélicos del Estado
ocupante.
Nadie puede imaginar lo que
hace el régimen marroquí en la sombra y
cómo controla su gestión del conflicto del Sahara Occidental para justificar la
opresión permanente que hace sufrir al pueblo saharaui.
Escribo esta carta con
conocimiento total de lo que arriesgo como consecuencia, pero insisto en que el
futuro saharaui es más importante que el mío.
El inicio de esta conspiración
empezó el día de la vuelta de Aminetu Haidar.
Nosotros, los Saharauis,
consideramos este día como una victoria, una iluminación en el camino del
orgullo y el inicio de una nueva vía de la lucha del pueblo saharaui.
Aquel día, en el que Aminetu
Haidar volvió del aeropuerto de Lanzarote después de su huelga de hambre que
había durado 33 días.
Ella se rebeló a los invasores
ocupantes, y ellos acabaron por aceptar sus condiciones después de haberla
expulsado antes porque ella no había cedido a su chantaje y rechazado la
renuncia a los principios del pueblo saharaui y el abandono del camino de la
lucha y del militantismo.
La tarde de aquel día
histórico, quise responder a la llamada de la nación como todos los jóvenes
saharauis militantes para recibir a esta militante valiente.
Unos minutos después de mi
salida con mi amigo H.A., fuimos sorprendidos por una patrulla de las fuerzas
de ocupación.
Nos rodearon, nos llevaron y
nos torturaron de una manera brutal que reflejaba odio latente hacia el pueblo
saharaui.
Tres horas después, nos
arrojaron fuera de la ciudad para impedirnos asistir a la recepción.
Intentamos volver a la ciudad,
encontramos un coche por casualidad que nos llevó al hospital de Bel El Mehdi,
estábamos descalzos y casi desnudos. Mi amigo tenía una mano rota.
Nos llevaron a la urgencia,
las huellas eran flagrantes, y estuvimos sorprendidos por encontrar a europeos,
más de 14 personas, dentro de ellos juristas y periodistas.
La conductora del coche que
nos había llevado me pidió que les explicara lo que había pasado, y tuve saber
en qué idioma hablarles.
Pregunté si alguno hablaba
italiano, una persona me contestó que era italiana y una periodista española
dijo que hablaba también italiano.
Así, empecé a explicarles lo
que había pasado a nosotros dos aquella noche, la brutalidad que teníamos
que sufrir y las torturas, también sobre cientos de saharauis atacados.
Expliqué la causa nacional saharaui
delante de decenas de policías y agentes de servicio de la inteligencia y
otros. Algunos de ellos me amenazaron y me dijeron: "el tiempo de los
sacos" sigue existiendo todavía. (ndt: los saharauis raptados eran metidos
en sacos antes de 1999)
Conozco a algunos de ellos y
sus direcciones en la capital.
Pero la magia se volvió contra
el mago. En vez de impedirme asistir a la recepción, su violencia me permitió
hablar con los periodistas extranjeros sobre lo que yo acababa de sufrir, mi
detención y las torturas. Agentes de la inteligencia de paisano intentaron de
nuevo tirarme para llevarme delante de las personas presentes en el hospital.
Mis hermanos saharauis
intervinieron y les rodearon para impedirles actuar.
Incluso una saharaui dejó a su
hijo enfermo en la sala de espera para cogerme por la mano fuertemente para que
no me detuvieran.
Me acuerdo todavía de este
momento.
Es un ejemplo dentro de otros,
de una mujer saharaui en el tiempo de sacrificio y de la lucha, sin las mujeres
el camino no avanzará ni continuará. Todas las mujeres saharauis son como Aminetu
Haidar y otras militantes.
Después, pedí a los activistas
de los derechos humanos que me acompañaran hasta mi casa, lo aceptaron y yo les
agradecí.
Era evidente que se iban a
ejercer las represalias en mi contra por razón de lo que había hecho y porque
el hecho de haber sido llevado y torturado no me impedía continuar mis
actividades.
El 27 de abril 2010, entré
legalmente al Sahara Occidental por sus fronteras del sur.
Llegué al día siguiente a El
Aaiún por la recepción organizada para mi primo, el preso político saharaui
Doctor Abdellah Daihani, que salió de la prisión el mismo día.
Durante mi encuentro con la
familia, salí un momento para fumar un cigarrillo.
Las fuerzas de seguridad han
rodeado la casa para impedir la recepción.
Una costumbre que apunta a
prohibir las fiestas de recepciones de los presos políticos saharauis.
Todos los policías estaban de paisano,
fui lejos para fumar.
De repente un grupo de ellos
me detuvieron y me forzaron a subir en un coche Fiat acompañado de dos otros
coches 4X4 de la marca PRADO.
Me esposaron y vendaron los
ojos, y me llevaron hacia la sede de la DST (dirección de supervisión de los
territorios nacionales) en El Aaiún.
Ese fue el inicio de mi
enfrentamiento con el régimen de ocupación.
Fue un centro no oficial de
detención, un garaje.
Según mis conocimientos de
camino y mi experiencia de conducir, supuse que el garaje podía ubicarse en el
bulevar de la Meca, que conoce todo el mundo.
Pasé dos horas siendo
interrogado en general sobre mi identidad y mi familia, mis relaciones con
algunos activistas de los derechos humanos bien conocidos y mis participaciones
en manifestaciones contra la ocupación marroquí.
Luego, un coche de 4X4 llegó y
me llevó a un sitio desconocido, me enteré después de que era el centro
terrible de Temara.
El trayecto fue muy largo, se
paró nada más que por la gasolina.
El viaje empezó así a la una
de la mañana hasta la tarde del día siguiente.
Pude escuchar sus
comunicaciones con sus jefes para tomar permiso para llevarme de un sitio a
otro.
Aquí empezó un nuevo periodo.
No hay ningún sitio para
discutir sobre los derechos humanos y su dignidad.
Directamente y sin razón,
empezaron pegarme, me desnudaron, me vendaron los ojos para que no identificara
el lugar.
Mi psique se deterioró, no
sabia porque me sometían a las torturas sin razón.
Empezaron las preguntas.
La primera fue: "¿porqué
estás aquí?", respondí yo "no sé", y aumentaron las torturas.
Pasamos a la segunda:
"¿eres marroquí?"
Me encontré en una situación
muy embarazosa, porque he sufrido la tortura sin razón, entonces ¿qué pasaría
con esta pregunta?
Tenía que mentalizarme y
prepararme para nueva sesión de torturas.
Decidí no contestar
El interrogador me golpeó en
la mano con algo, causó una herida que dos años después sigue haciéndome
sufrir.
Entonces me hizo otra
pregunta; si yo conocía al Sr. Omar
Bulsan
Respondí: "no, es la
primera vez que escucho este nombre"
Naturalmente tuve que sufrir
otra sesión de torturas.
Fui interrogado sobre algunos
militantes saharauis bien conocidos y otros que no conocía.
Brahim Dahane, Ali Salem
Tamek, Aminetu Haidar, Tarouzi y otros.
Pasaron varias horas, salpicadas
de preguntas banales.
Preguntas acusadoras que
afirman mi presencia en situaciones precisas sin prueba aparente.
Me sacaron de la sala de
interrogatorio sólo varios minutos, por la cena y me hicieron volver a la sala
todavía con los ojos vendados para no dejarme reconocer la gente presente.
Retomaron el interrogatorio
sobre mis actividades comerciales, como vendedor de coches hacia la Mauritania,
me presentaron algunos nombres de los corredores en venta de coches.
Con un ritmo sostenido,
preguntas banales interrumpidas por sesión de torturas, durante tres días
negros, hasta el cambio de equipo de investigadores, que me dijeron que no
conocían a los otros, así que volvieron a hacer todo desde el inicio.
Las preguntas banales
empezaron de nuevo, luego las torturas y malos tratos, que degradan la dignidad
humana, sin ni siquiera dejar tenderme en el suelo, pasé horas sentado en una
silla en una habitación fría vigilada por cámaras.
Una vez me dormí, ellos
entraron para aterrorizarme, hasta hacerme perder mi equilibrio psicológico.
Retomaron las preguntas, me
golpearon.
Luego, me pusieron en una
oficina, allí cada uno de ellos me vendó los ojos con vendas diferentes y
empezaron las preguntas. Uno de ellos me
pidió incluso que le llamara "mi amigo". Un momento me pusieron una
venda transparente, pude ver las caras de los investigadores, estaba yo
sentado, y uno de ellos dijo: cálmate, estás con el jefe de la zona del Sur. Le
vi personalmente, era el General Abdelaziz Bennani, un investigador de la zona
del Sur.
Él me preguntó en dialecto
hasania: ¿de dónde eres, de qué tribu?
Le respondí que era un
separatista pese a que no lo fuese y que era un independentista que pide la
independencia de este país ocupado.
Cometí un error con respecto a
la gravedad de la situación.
El general Bennani se puso a
reír y dijo:
Las autoridades permiten a los
separatistas expresar sus opiniones y les dan también tarjetas especiales.
Le dije que si Marruecos había
aceptado el alto el fuego por un referéndum, eso daba el derecho de ser saharaui
o marroquí.
Me dejaron expresar pero en
vano, porque directamente el diálogo tomó otro cariz, y retomaron las
preguntas.
¿En dónde he escondido las
armas que me procuré por el Polisario en las fronteras del Sur? Me dijeron que
un avión me esperaba para llevarme al lugar y que nadie me tocaría.
Negué totalmente estas acusaciones
tan extrañas como sorprendentes.
Me llevaron de nuevo a la
oficina de investigación, para volver a hacerme sufrir. Me amenazaron con traer
a mi madre y mi hermano para violarles.
Escuché a mi madre y mi
hermano gritar en la celda vecina. Mi madre decía: ven ayudarme, mi hijo. Yo
estaba loco, me enteré más tarde por gente de experiencias que no es nada más
que grabación telefónica.
Los días pasaron así, 10 días,
luego 11º día, me informaron de que yo iba a encontrar a la gente muy
importante. Por la primera vez entré en una oficina sin venda en los ojos, pude
ver todas las caras de los investigadores.
Pude reconocer a las personas
que me habían hecho firmar el atestado en la comisaría de El Ma'arif (en
Casablanca) y otros, primero Abdelatif El Hamouchi, jefe de la DST (dirección
de supervisión de los territorios nacionales)
En el centro del cuarto, había
documentos blancos en una mesa, pasaportes, bolígrafos, móviles y pistolas.
Ellos parecían entusiastas,
estuvieron afables conmigo, me prometieron tratarme bien.
Decían que todo lo que acababa
de pasar era un malentendido, que ellos estaban convencidos de que yo no había
hecho nada, me citaron nombres de personas que yo no conocía y me dijeron que
eran terroristas venidos de Italia y de Europa, que amenazaban la seguridad del
país. Me pidieron que cooperara con ellos para poder detenerlos, porque yo he
vivido en Italia y hablo bien Italiano. Primeramente pensé en
aceptarlo para salvarme.
Efectivamente, me hicieron una
oferta muy atractiva sin contrapartida, aparte de un trabajo, así lo acepté.
Me hicieron preguntas sobre
personas que yo no conocía y me dijeron que tenía que acompañarlas y que me
pusiera en relación con ellas bajo cobertura del "Yihad" terrorista
en el centro cultural Islámica de Milán en Italia. Tenía que convencerlas para
aceptar realizar actos terroristas en nombre del "Yihad" y
reivindicar sus actos ante los medios de comunicación en nombre de la Al Quaida
en el Maghreb Árabe. Yo tenía que
atraerlas hacia el Sahara Occidental, y utilizar sus ideologías yihadistas para
organizar otras operaciones.
Después de una conversación
entre nosotros en la que me encontraban interesado, me dijeron que me faltaba
una formación en explosivos, en comunicación y en reclutamiento. Dijeron que se
encargarían de controlar el trabajo, que estarían siempre conmigo para darme
consignas. Un agente me dio muchas ideas y me presentó rápidamente sin detalles
los objetivos que serán de afectar en el Sahara Occidental, centros de
seguridades marroquíes, notables saharauis colaboradores con Marruecos, la sede
de la MINURSO en El Aaiún y algunos hoteles.
Ante mi asombro de porqué
destruir las instituciones y asesinar a los oficialistas, me dijeron para
calmarme que era a favor de la patria, que eso servía la agenda de Marruecos y
que yo no estaba solo, muchas personas estaban dispuestas a trabajar conmigo en
este grupo terrorista.
Eso tiene dos caras, una
amable y otra dura.
La amable: me prometieron
mejorar mi situación, mi familia sería protegida y si necesita algo, ellos
estarían por eso siempre.
La dura: el jefe de los
investigadores me dijo, "aquí, el que entra desaparece y el que sale
renace", esta expresión estaba escrita igualmente en mi célula, la veía
cada mañana y noche.
Y añadió, "una o dos
personas resultan muertas en este centro de detención, no es un problema".
Yo estaba turbado y le dije
que este dosier era gordo, y pedí un día de reflexión antes de aceptar o no.
Me instalaron en una
habitación limpia, pude tener buenas comidas y cigarrillos como quería.
Antes podía tener solo tres
cigarrillos al día, uno después del desayuno, el segundo después de la comida y
el tercero después de la cena..
Después de dos días de
interrupción de interrogatorio, podía defenderme física y moralmente de las
torturas.
Pero pensaba a esta
proposición, me encontraba en un callejón sin salida, es que iban a intentar
con todos los medios conseguir su fin.
Claramente para salvarme de
este callejón sin salida, di mi acuerdo para trabajar con ellos en Italia con
un sueldo. Pero en cuanto al Sahara Occidental dije, "no puedo por mi
pertenencia tribal y mi región, pero también por mis ideas que no corresponden
a los actos de terrorismo. No quiero meter a mi familia en problemas."
El investigador me dijo que
iba a transmitir mi mensaje.
Me llevaron de nuevo a la
célula oscura, sucia, llena de insectos y además en frente del cuarto de
tortura.
Escuchaba a la gente gritar todo el tiempo, no podía
más estar tranquilo y por supuesto volvieron las comidas malas.
Los investigadores también
volvieron, y retomaron las torturas físicas y morales. Me suspendieron durante
horas y me dieron golpes en las articulaciones y partes muy sensibles del
cuerpo.
Todo eso duró 27 días
continuos. Vosotros podéis imaginar el sufrimiento de los presos aislados del
mundo en sus prisiones secretas y la angustia de las familias que no saben nada
sobre el estado de los presos, ni los lugares de detención. Así pasé seis meses
en detención secreta, del 28.04.2010 al 28.10.2010.
Todavía no me he recuperado de
los efectos de las torturas.
En la célula en frente de la
mía, vi a hombres, mujeres pero también niños, os juro que hay niños, menores
de edad, torturados. En este periodo habían transferido un grupo del Norte de
una cuarentena de personas, entre ellas cuatro españoles.
Pude reconocer también a una
presa que sufrió una violación colectiva. Era amiga o esposa de un preso
español, Miguel, que fue torturado durante tres días. Estaba cerca de mí y
estaba en huelga de hambre.
No hablo de sus otros tres
amigos Tony, Cecilio y el tercero, he olvidado su nombre.
Puedo confirmar las
violaciones colectivas frecuentes, porque podía escuchar sus gritos y sus
súplicas sin poder actuar.
Esta mujer había sido
condenada a dos años de prisión, porque era amiga de uno de los miembros del
grupo que yo había encontrado cuando me detuvieron seis meses antes, y de lo que ya he hablado. Fui transferido hacia
El MaArif el viernes 22 de octubre 2010, 10 días antes de los incidentes de
Gdaim Izik.
No vi a investigador ni
responsable excepto el último día en el que fui torturado para firmar un
atestado, cuyo contenido no conocía. Me avisaron después que yo me presentaría
ante el procurador del rey, pero no vi al procurador, ni a la procuradora.
Fui transferido en una oficina
del juez de instrucción del tribunal de apelación, denominado Abtadelkader
Chantouf.
Pero cuando entré en su
oficina, me hizo preguntas graves y extrañas.
"¿Quieres hacer explotar
tal y tal?" "¿Quieres asesinar a tal y tal?"
Y continuaba acusándome
"¿quieres hacer explotar estaciones de trenes, de ferrys y barcos?"
Me encontraba completamente
conmocionado, porque durante de los interrogatorios anteriores había sido
interrogado nada más que sobre el Sahara Occidental, sobre los antiguos presos
políticos saharauis, los activistas de los derechos humanos, el Polisario, la
Mauritania, gente que yo frecuento, pero ahora me habla de los jefes de
acusaciones muy extrañas.
No olvidé decirle que había
sufrido torturas, me respondió que no había sido llevado por los marroquíes o
la DST, sino por el servicio de inteligencia italiano, mi abogado estaba
presente, inmediatamente rechazé todas
estas acusaciones.
El juez no quiso retener mis
acusaciones por rapto y torturas, y decidió enviarme a la prisión de Sale
llamada ZAKI.
Pasé allí siete meses.
Tras la liberación del
activista saharaui Brahim Dahane, cuatro oficiales vinieron a verme y me
interrogaron sobre mis relaciones con Dahane, Ali Salem Tamek y Ahmed Nasiri.
Me pidieron que les facilitara
informaciones sobre presos salafistas, sus planes, sobre todo informaciones
sobre los dirigentes de este grupo.
Lo rechacé como la última vez,
me dijeron que podía salir si yo hablaba, si no, el veredicto sería muy severo.
El veredicto fue severo, diez
años de prisión firme injustificados.
Después de varios días de
enfrentamientos en la prisión de Zaki, me transportaron en la prisión de Sale 2
en donde fui torturado de nuevo, más fuerte, hasta olvidar lo que había sufrido
en el centro de Temara.. En Sale 2, mis torturadores fueron Mustafa Hajli, Mohamed
Aadimi, Yunes Buazizi, Idris Mulat, Idris Abuhachem, Majid, Bubkri y otros.
Después de haber llegado a
hacer conocer al exterior de la prisión el chantaje de la inteligencia marroquí
del cual era yo objeto, en el centro de Tamera y en Sale, eso se ha convertido
en tema de conferencias y reuniones en el nivel internacional como la de los
derechos humanos de Ginebra, así mi asunto ha tomado nueva dimensión.
No olvidé que dos oficiales de
la inteligencia vinieron a mi célula y que uno de ellos estaba presente durante
mi interrogatorio en Temara, también fue presente en El MaArif y en el momento
que me forzaron a firmar el atestado.
Los dos me pidieron que
gravara un video para negarme de lo que decían las organizaciones de derechos
humanos y periódicos, también todo lo que mi padre había declarado sobre lo que
vivía aquí.
Lo rechacé totalmente.
Me amenazaron con volver a
enviarme a Temara, respondí que la delegación de la administración
penitenciaria es responsable de todo esto y de mi situación.
Después de eso, me ocurrieron
muchas cosas, incidentes, situaciones difíciles, porque las condiciones siguen
estando horribles en las prisiones, el acoso está permanente y las inspecciones
sistemáticas para no poder sacar la verdad de aquí.
Dirijo a la ONU y todos los
organismos de los derechos humanos una llamada de urgencia para que
intervengan en mi ayuda, ciudadano y
militante saharaui, pero también como preso político. Hay que abrir una
investigación sobre todos estos chantajes y opresiones inhumanas.
Muchas gracias