jueves, 9 de octubre de 2014

SOS Sahara

JOXERRAMON ZAPIRAIN LARRAZA Y ANA LASA GARMENDIA –
Somos dos personas que hemos tomado parte en las Brigadas de Solidaridad internacionalista que organiza Askapena desde hace varios años a distintos lugares del mundo, con la intención de recoger in situ testimonios de la explotación y la injusticia muchas veces silenciada en los grandes medios. Al mismo tiempo intentamos transmitir la experiencia de Euskal Herria en su lucha por la autodeterminación y su derecho a la independencia.
Nuestra estancia estaba programada entre el 1 y el 13 de septiembre en los territorios ocupados por Marruecos en el Sahara. Las dos brigadas anteriores fueron expulsadas en agosto por las autoridades marroquíes, lo mismo que otras 58 personas mas de diferentes procedencias. Nosotros hemos tenido mas suerte y hemos aguantado diez días hasta nuestra expulsión por lo que hemos tenido tiempo de entrevistarnos con algunas organizaciones saharauis y algunos activistas por los derechos humanos.

Sahara es un territorio africano, antigua colonia española, al que en 1975 la comunidad internacional dejó olvidada en el cajón, España renegó de su responsabilidad como administradora del territorio para organizar un referémdun de autodeterminación reconocido por la ONU, y dejaron el paso libre a la invasión militar marroquí entregándoles todas sus instalaciones militares. Desde entonces Marruecos lleva una política genocida sobre la población saharaui que tiene prohibido absolutamente todo, desde estudiar o hablar en su lengua hassaní, mostrar sus signos de identidad, trabajar en los caladeros de su costa o en las riqueza natural de su desierto, así como la asistencia médica, la libre reproducción o la organización política, reprimiendo sistemáticamente las movilizaciones populares y utilizando los métodos de tortura mas arcaicos en sus comisarías, la desaparición física de los militantes y las cárceles de exterminio (esta misma semana han asesinado al preso político Hassana El Wali en la cárcel de Dajla) provocando el exilio de más de 200.000 personas a los campamentos de refugiados de Tinduf, en territorio argelino y el éxodo masivo a la emigración vía patera y otros medios. Este “genocidio silencioso” que no aparece en los periódicos es ejercido directamente por Marruecos pero la responsabilidad de toda la Unión Europea y otras potencias es obvia por su colaboración comercial esquilmando sus riquezas naturales, y militar armando al ejército ocupante.

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