Cuando celebramos el 4º aniversario del
levantamiento del campamento Dignidad
en Gdeim Izik, cerca de El Aaiún, capital del Sahara Occidental, queremos llamar
la atención de la opinión pública sobre la situación que vive el Pueblo Saharaui,
39 años después del abandono español y la ocupación militar del territorio por
Marruecos.
Un pueblo que se encuentra dividido
entre las penurias del exilio en los campamentos de refugio cerca de Tinduf
(Argelia) y el intento de genocidio en las zonas ocupadas por Marruecos.
La reciente muerte del preso político
saharaui Hassana Luali en el hospital militar de Dajla (antigua Villa Cisneros)
es una muestra más de la crueldad con que las fuerzas marroquíes ejercen la
ocupación ilegal del Sahara Occidental. Todos los indicios parecen indicar que
la muerte se produjo tras un largo periodo en el que, a pesar de las protestas
de sus compañeros de prisión y de las peticiones de organizaciones
internacionales, las autoridades carcelarias negaron la debida asistencia
médica al preso.
La respuesta de las fuerzas marroquíes
de ocupación, lejos de identificar las causas y los culpables ha sido la
represión de toda manifestación espontánea de protesta, y el entierro del finado
sin permiso de sus familiares directos. A todo ello hay que unir la campaña de
aislamiento que impide a periodistas, profesionales de la medicina u
observadores imparciales el acceso al territorio o la expulsión en caso de que
se superen las trabas para llegar al
Sahara Occidental. El último caso conocido es el de la delegación canaria que
pretendía participar en el recibimiento a varios presos políticos que habían
cumplido su condena, algunos de ellos compañeros de Hassana Luali.
Hassana Luali, al igual que un centenar
de personas se encontraba preso por la única razón de reivindicar el derecho a
la autodeterminación del Pueblo Saharaui, derecho universalmente reconocido. Su
muerte se une a la de otras 8 personas fallecidas por negligencia y malos tratos
en 2013 y coincide paradójicamente con la celebración en Ginebra la sesión del
Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Estos hechos ponen una vez más de
relieve la necesidad de articular un mecanismo internacional e independiente
que vigile el cumplimiento de los derechos fundamentales de la ciudadanía saharaui,
toda vez que la misión de Naciones
Unidas desplegada en el terreno (MINURSO), sigue sin competencias para hacerlo
por la negativa de Marruecos y sus aliados.
Por otro lado, el clamoroso silencio de
la mayoría de los medios de comunicación del estado, así como de instituciones
y organizaciones en torno a este nuevo asesinato de un preso saharaui y los
sucesos que lo rodean, pone de manifiesto la voluntad de ocultar a la opinión
pública la responsabilidad que incumbe al Estado español en esta cuestión ya
que, de acuerdo con la legalidad internacional, este sigue siendo la potencia
administradora del territorio.
Ni los intereses económicos y
estratégicos con Marruecos, ni la supuesta amistad de las dos monarquías pueden
justificar el apoyo a la ocupación ilegal del Sahara español y a la política de
genocidio contra el pueblo saharaui. El Pueblo Vasco y el resto de los pueblos
del estado y del mundo reclaman ya el ejercicio al derecho de
autodeterminación, el fin de la ocupación y la reparación de los daños causados
durante todos estos años de guerra, exilio y represión. El gobierno y el resto
de las instituciones españolas deben colocarse del lado de la justicia y tomar
la iniciativa en un asunto que les compete directamente.
Vitoria-Gasteiz,
9-octubre- 2014
Nota: Animamos a la ciudadanía a
participar en los distintos actos de homenaje y protesta que se realizarán
estos días en Euskadi. Así hoy viernes, a partir de las 7 de la tarde tendrá
lugar una performance sobre la represión en el Sahara Occidental en distintos
puntos del centro de la ciudad (Virgen Blanca, Caminante, Corte Inglés…)
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