Por Javier Perote, escritor y Coronel del Ejercito de Tierra
El auto dictado por el juez Pablo Ruz ha sentado mal a los marroquíes, como era de esperar. A nadie le gusta que saquen a relucir sus vergüenzas. Pero tan mal o peor aún parece que les ha sentado a algunos periodistas españoles. En tono alarmista, se han lanzado a recordarnos lo importantes que son las relaciones con Marruecos; parece como si le debieran algo a los marroquíes. Bueno, en realidad algunos sí que deben; ha habido mucha publicidad fantasma por ahí y periódicos y partidos políticos salvados de la quiebra. Un periodista centraba su crítica principalmente en el tiempo transcurrido desde que sucedieron aquellos hechos, y en las nefastas consecuencias que nos causaría el berrinche de Marruecos. Este último aspecto ha sido enfatizado por casi todos los que han comentado la noticia. Parecía que hubiera una consigna para alarmar a la población. Me recuerda cuando Moratinos justificaba alguna de sus medidas descaradamente favorables a Marruecos, advirtiéndonos que lo hacía para que no volviera a haber más bombas como las del 11 de marzo de 2004.
Al oír lo que se comentaba en los medios llamé alarmado a un amigo el cual ha hecho de la defensa de la causa saharaui la razón de su existencia. ¿Estás oyendo? ¡qué país!. Verdaderamente era indignante oír lo que se decía. Uno no puede menos que exclamar: ¡Ya está bien con Marruecos, sus amenazas, nuestro canguelo y los beneficios que mientras tanto sacan unos listos con tanta película!
Es posible que con el auto del juez Ruz, el inconsciente de algunas personas haya dejado escapar al exterior el temor, acumulado durante mucho tiempo, con que sistemáticamente nos han venido machacando los sucesivos gobiernos que para justificar su política inoperante ante las acciones de Marruecos nos han llegado a convencer de que lo mejor es “aguantar” porque ante ellos estamos indefensos. Lo cual que, ante esa indefensión estarían justificadas las medidas que fueran, por abyectas que estas fueren, que la población las aceptaría con tal de que no se enfadaran los marroquíes. Cuando una población llega a un cierto grado de envilecimiento, ya ni siquiera son necesarias las justificaciones; se las inventa ella misma.
Otro periodista, en posesión de la verdad y notoriamente satisfecho de sus palabras, también hacía hincapié en el hecho del tiempo transcurrido, pero omitía a propósito el meollo del auto, como se deduce de las palabras del propio juez cuando afirma que “desde noviembre de 1975 y hasta 1991, se produjo de una manera generalizada un ataque sistemático contra la población civil saharaui (…) debido precisamente a dicho origen con la finalidad de destruir total o parcialmente dicho grupo de población y para apoderarse del territorio del Sahara Occidental. Además de las detenciones, se produjeron encarcelamientos prolongados sin juicio, algunos durante muchos años, y torturas a personas saharauis por parte de funcionarios militares y policiales marroquíes en diversos centros oficiales de detención ubicados tanto en territorio del Sahara Occidental como en Marruecos”. La finalidad: “Ocupar el territorio del Sáhara Occidental y tomar posesión del mismo”.
Como se ve, las torturas y agresiones de todo tipo comenzaron en el 1975 pero no terminaron ese año, se prolongaron durante mucho más tiempo, y se siguen dando en la actualidad.
Existe un amplio dossier donde se da cuenta de todos los crímenes cometidos desde aquella fecha. Se describen hechos como el lanzamiento de detenidos desde los tejados de las casas al vacío. Presos en sótanos inmundos a donde no llegaba la luz, o con los ojos vendados, años sin ver el sol. Los aporreamientos de estudiantes, con golpes a la cabeza, tal como se animaban entre si los mismos policías. A Sultana Jaya la golpearon en la cabeza y la saltaron un ojo, pero no fue en 1975, fue en mayo de 2007. A Hamdi Lembarki lo mataron a palos y no era 1975 si no treinta años después.
Son innumerables los que siguen sufriendo hoy día las consecuencias de las torturas padecidas en sus años de prisión, esos sufrimientos son actuales, no fueron, son. Los 500 desaparecidos de 1975 siguen desaparecidos en la actualidad. No, no son hechos que ocurrieron en 1975, y terminaron aquel mismo año, no; son hechos de plena actualidad. Desde 1975, la muerte ha estado siempre presente en el pueblo saharaui aunque para alguno de ellos fuese la paz y el descanso. Como queda reflejado en el auto del juez Ruz, la finalidad de estos atentados era la ocupación del territorio del Sáhara Occidental y toma de posesión del mismo. Pues bien, el territorio sigue ocupado y las agresiones continúan. Como se ve no se puede descalificar al juez ni al auto por su lejanía en el tiempo. Todo es de plena actualidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario