Por Sidi M. Talebbuia, 12 de agosto de 2016
Mohamed Fadel uld Jatri, joven saharaui de 27 años y sobrino
del emérito activista saharaui de DDHH, Hmad Hamad, fue asesinado y después,
rociado con ácido de batería de coche. Este vil acto fue perpetrado por colonos
marroquíes en la ciudad ocupada de Dajla (Sáhara Occidental) con la connivencia
de las fuerzas de ocupación marroquíes.
Este caso, como el de Haidala, el de Said Dambar, y otros
tantos jóvenes saharauis, sólo es una muestra de la impunidad en que viven los
colonos marroquíes en las zonas ocupadas del Sáhara Occidental, amparados por
un Gobierno genocida que sigue una política de exterminio y aniquilación, sobre
la tan diezmada población saharaui, una población que lleva más de 40 años de
lucha y resistencia por lograr su autodeterminación.
El silencio de España, potencia
administradora de iure y principal responsable del territorio, así como la
connivencia de la Comunidad Internacional con la constante agresión marroquí;
la hipocresía con la que la ONU y su Consejo de Seguridad tratan este conflicto
y, las constantes violaciones de DDHH y la falta de perspectivas de futuro que
tenemos los jóvenes saharauis, en lo tocante al ejercicio de nuestro legítimo
derecho a la autodeterminación e independencia, la constante presión
demográfica que sufrimos en las Zonas Ocupadas, la cada vez más precaria
situación de los Campamentos de Refugiados, y el hecho de que, no sólo, no se
hayan cumplido los compromisos acordados, sino que cada vez nos mienten y vejan
más… Nos están empujando, hasta a los más convencidos del pacifismo como lucha,
a replantear la vía armada como solución única.
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