*Fuente: Cantabria por el Sahara, 27 de
febrero de 2018
Casi un centenar de personas se dieron cita
en la tarde de ayer frente a la Delegación del Gobierno en Santander,
desafiando el intenso frío, para conmemorar el 42 aniversario de la
proclamación de la República Árabe Saharaui Democrática, en respuesta a la
convocatoria realizada por Cantabria por el Sáhara y Alouda Cantabria, que
contaba con el apoyo de la Delegación Saharaui en Cantabria.
El acto comenzó con la lectura de un texto
en recuerdo de Mohamed El Ayoubi, preso político del grupo Gdeim Izik, recientemente
fallecido en la ciudad ocupada de El Aaiún. Condenado a 30 años, El Ayoubi se
encontraba en libertad condicional debido a su delicado estado de salud,
agravado por las torturas y malos tratos recibidos en la cárcel. Seguidamente
se dio lectura al comunicado emitido por Naama Asfari anunciando el comienzo de
una huelga de hambre ilimitada desde la cárcel de El Aarjat, cerca de Rabat en
protesta por la dispersión y alejamiento de los presos del grupo. También hubo
un recuerdo para Mohamed Burial, preso igualmente del grupo Gdeim Izik,
acompañado por Cantabria por el Sáhara.
El comunicado de las organizaciones
convocantes hizo hincapié en los recientes e importantes hitos de la lucha
saharaui, como el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, según el
cual, el acuerdo de pesca entre la UE y Marruecos no es válido por aplicarse al
Sáhara Occidental y a las aguas adyacentes y no respetar el derecho del pueblo
del Sáhara Occidental a la libre determinación; o el del Tribunal Supremo de
Sudáfrica declarando a la RASD como propietaria de la carga de las 55.000 Tm de
fosfato del barco NM Cherry Blossom, retenido en el puerto sudáfricano de Port
Elisabeth, que Marruecos pretendía exportar a Nueva Zelanda. O el firme
posicionamiento de la Unión Africana frente a los espurios intentos de
Marruecos de rebajar la condición de la RASD como estado fundador y miembro de
pleno derecho de esta institución y su decidida apuesta por la
autodeterminación del pueblo saharaui.
A nivel local, el comunicado resaltaba la
moción aprobada por trece ayuntamientos de Cantabria solicitando la nulidad del
juicio de Gdeim Izik y la libertad de todos los presos políticos saharauis. O
la Declaración Institucional aprobada ayer mismo por el Parlamento de Cantabria
instando al Gobierno de España, entre otras cuestiones de gran calado, al
reconocimiento de la RASD y al
reconocimiento efectivo del Frente Polisario como representante legítimo del
Pueblo Saharaui, otorgando a sus representantes estatus diplomático.
El comunicado finalizaba con el compromiso
de Cantabria por el Sáhara de seguir
acompañando al Pueblo Saharaui en su lucha por conocer el paradero de los
cientos de personas desaparecidas, por la libertad de los presos políticos y por
la celebración de un Referéndum de Autodeterminación en el que pueda decidir
libremente su futuro.
Cerró el acto la Delegada Saharaui en
Cantabria, agradeciendo la asistencia en
una tarde tan complicada en lo climatológico y solidaridad de la sociedad
cántabra y especialmente la de las organizaciones convocantes.
27 de febrero: el triunfo de la RASD, el triunfo de la humanidad
Hace 42 años. El 27 de febrero de 1976, se
proclamaba la República Árabe Saharaui Democrática (RASD). “La constitución de
un Estado libre, independiente y soberano, regido por un sistema nacional
democrático, árabe de tendencia unionista, de confesionalidad islámica,
progresista, que adquiere como forma de régimen el de la República Árabe
Saharaui Democrática”.
Que en aquellos tiempos se proclamara un
nuevo proyecto político nacional bajo estas premisas, cuando el mundo se
encontraba dividido por un telón de acero en dos bloques antagónicos, y que la
RASD no se alineara con ninguno de aquellos bloques y se situara en el llamado
Tercer Mundo, aquel que buscaba un punto de encuentro entre los pueblos, basado
en la Carta Fundamental de los Derechos Humanos es hoy, 42 años después, un
ejemplo a aplaudir. Quizás, viendo el mundo que estamos dejando a las futuras
generaciones, los aplausos debieran ser más fuertes todavía.
Tras décadas de funesta historia mundial,
conceptos como ‘libertad’, ‘independencia’, ‘soberanía’, ‘progreso’…, siguen
siendo el faro que alumbra el único camino que puede dirigir a la humanidad
hacia un futuro más fraterno, más justo y, en definitiva, más humano.
Desde que la RASD naciera aquel 27 de
febrero, ha forjado un halo de esperanza que nos hace soñar con un mundo mejor.
Porque la República Saharaui se ha forjado bajo el yugo insoportable del exilio
y de la ocupación, en un territorio surcado por la cicatriz de un muro que
separa a las madres de sus hijos, a las hijas de sus padres, bajo el manto
tenebroso del olvido de quienes mandan en un mundo sin que nadie les haya
otorgado la legitimidad para mandar. Una República forjada por un pueblo
víctima de los más atroces actos que
pueda cometer el ser humano: la guerra, el genocidio, las desapariciones
forzosas, las torturas más espantosas, la cárcel, los asesinatos, el exilio, el
expolio de sus recursos,... Un pueblo que ha luchado y sigue luchando por su
soberanía, una soberanía que, hoy más
que nunca, es sinónimo de dignidad. Por eso, el triunfo de la RASD, será el
triunfo de la humanidad
Pero en tanto llega ese esperado triunfo,
el pueblo saharaui tiene que seguir superando nuevos-viejos retos: erradicar
las torturas, las desapariciones forzosas, los asesinatos y cualesquiera otras
formas de violación de los Derechos Humanos en los Territorios Ocupados;
detener el expolio de los recursos naturales del Sáhara Occidental o cubrir con
suficiencia las necesidades básicas de la población refugiada. Los nuevos retos globales tampoco le son
ajenos al pueblo saharaui: la igualdad real entre el hombre y la mujer; la
erradicación del hambre y la pobreza en el mundo; la lucha contra el cambio
climático, un cambio cuyas consecuencias ya se manifiestan con especial
virulencia en lugares ya de por sí extremos como el desierto en el que
resisten; o la respuesta ante un mundo cada vez más globalizado e
interconectado que más que en oportunidad para facilitar el diálogo entre los
pueblos, se ha convertido en una grave
amenaza para las peculiaridades culturales de los pueblos, especialmente para
el saharaui, víctima ya de por sí del genocidio cultural al que le somete el
Reino de Marruecos.
Es cierto que queda mucho camino por
recorrer hasta la victoria final. Pero no lo es menos que hay hitos que indican
que vamos por el camino correcto. Recientemente hemos conocido el informe del
Abogado General del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, según el cual, el
acuerdo de pesca celebrado entre la UE y Marruecos no es válido por aplicarse
al Sáhara Occidental y a las aguas adyacentes y no respetar el derecho del
pueblo del Sáhara Occidental a la libre determinación, informe que hoy mismo ha
sido ratificado por el Tribunal. O el fallo del Tribunal Supremo de Sudáfrica
declarando a la RASD como propietaria de la carga de las 55.000 Tm de fosfato
del barco NM Cherry Blossom, retenido en el puerto sudáfricano de Port
Elisabeth, que Marruecos pretendía exportar a Nueva Zelanda. Y hemos podido ver
como la Unión Africana sigue mostrándose fuerte frente a los espurios intentos
de Marruecos de rebajar la condición de la RASD como estado fundador y miembro
de pleno derecho de esta institución y sigue apostando irrevocablemente por la autodeterminación
del pueblo saharaui.
A nivel local, es importante resaltar la
moción aprobada por trece ayuntamientos de Cantabria solicitando la nulidad del
juicio de Gdeim Izik y la libertad de todos los presos políticos saharauis. O
la Declaración Institucional aprobada ayer mismo por el Parlamento de Cantabria
instando al Gobierno de España, entre otras cuestiones de gran calado, al
reconocimiento de la RASD y al
reconocimiento efectivo del Frente Polisario como representante legítimo del
Pueblo Saharaui, otorgando a sus representantes estatus diplomático.
Este año España entra a formar parte del
Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Se le presenta al movimiento solidario
español una gran oportunidad de presionar al Gobierno para evitar que siga avergonzándonos
con su inacción, cuando no con su complicidad, con las sistemáticas violaciones
de los Derechos Humanos cometidas por Marruecos en los TT.OO. del Sáhara
Occidental.
Decía Marcos Ana, gran amigo del Pueblo
Saharaui y organizador de las primeras Vacaciones en Paz de niños saharauis en
España: “Lo único que me podría recompensar un poco la vida es ver triunfantes
los ideales por los cuales he luchado, por los cuales ha luchado toda una
generación”. Ese pensamiento es el que nos anima a seguir acompañando al Pueblo
Saharaui en su lucha por conocer el paradero de los cientos de personas
desaparecidas, por la libertad de los presos políticos y por la celebración de
un Referéndum de Autodeterminación en el que pueda decidir libremente su
futuro.
Paz y libertad para el Pueblo Saharaui
Viva la República Árabe Saharaui
Democrática
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