*Fuente: Contramutis / Anselmo de Miguel.- 02/11/18
La decisión adoptada por la Mesa del
Congreso, con los votos del PP y del PSOE, de impedir la celebración en una de
sus salas de un acto del Intergrupo del Sáhara Occidental creado en la cámara,
con carácter previo a la celebración en Madrid,
los días 16 y 17 de noviembre, de la Conferencia Europea de solidaridad
con el Sáhara (EUCOCO) que cada año se celebra en una ciudad del continente,
constituye un inquietante precedente de sumisión a Marruecos de los poderes
públicos en España en relación al contencioso saharaui.
Ojalá que en los próximos días la Mesa del
Congreso rectifique su decisión, siquiera sea autorizando el acto en una sala
diferente y de menor relevancia que la inicialmente prevista. Porque en las
dependencias del Congreso y del Senado se han celebrado en bastantes otras
ocasiones actos similares de apoyo al pueblo saharaui, aunque como sucede en el
que nos ocupa (y de hecho ocurre con otros muchos actos que tienen lugar en la
Cámara), no tengan carácter oficial ni constituyan parte de las actividades
regladas mediante las que la cámaras desempeñan sus funciones. Y aunque la
asistencia de los diputados y diputadas haya sido habitualmente desigual en
función del mayor o menor respaldo a la causa saharaui de los grupos a los que
representan. Y, en función también, por qué no decirlo, al tratarse, para
entendernos, de una especie de “actividades extraescolares”, de su propio
compromiso personal.
De hecho, el último de estos actos
organizado por el Intergrupo Sáhara en el Congreso tuvo lugar el pasado mes de
febrero. Y estuvo dedicado a tratar tanto los últimos pronunciamientos de la
Audiencia Nacional sobre el Sáhara como los del Tribunal de Justicia de la UE
sobre la ilícita explotación de sus recursos naturales, dos asuntos de la mayor
trascendencia, aunque los medios de comunicación apenas se hagan eco de ellos,
y en los que, mira por dónde, no sale nada bien parado Marruecos.
Y uno no tiene más remedio que preguntarse
qué es lo que ha cambiado desde febrero a acá. ¿Habrá que buscar la explicación
exclusivamente en el cambio de inquilino de La Moncloa? ¿O será que alguien,
vaya usted a saber a qué lado del Estrecho, no soportó entonces y sigue sin
soportar ahora que se hable en voz alta y se diga la verdad sobre el Sáhara?
Porque siendo en sí misma grave la
suspensión del acto del día 16, si finalmente se confirma, tanto o más
preocupantes son algunos de los argumentos esgrimidos para aconsejarla en el
informe elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores que ha servido de
guía para la decisión de la Mesa. Alguno tan vergonzoso y fuera de lugar como
el del principio de integridad territorial, que aunque es de sobra conocido por
el ministerio que dirige Josep Borrell que no es de aplicación al Sáhara
Occidental por mucho que se empeñe Marruecos, el propio informe admite
vergonzantemente que esgrime por no molestar a Marruecos.
Según Naciones Unidas, el Sáhara Occidental
continuará siendo un territorio pendiente de descolonización hasta que el
pueblo saharaui decida libremente su futuro y ese es el motivo por el que cada
año sigue siendo objeto de examen, no solo por el Consejo de Seguridad –que
acaba de prorrogar el mandato de la MINURSO- sino por la Asamblea General y por
el Comité de Descolonización, también llamado ‘Comité de los 24’. Y aunque
Marruecos lleve ocupando la mayor parte del Sáhara Occidental desde que hace 43
años España salió indignamente de allí, ningún país de la Comunidad
Internacional ha reconocido nunca formalmente su soberanía al sur del paralelo
27º 40’.
¿Cómo va a ser, por tanto, de aplicación el
principio de integridad territorial al Sáhara Occidental si la propia Unión
Europea ha tenido que admitir, a través de su Tribunal de Justicia, y a
propósito de los acuerdos comerciales, que de acuerdo con el estatuto que tiene
el Sáhara Occidental en la ONU, no forma parte de Marruecos? ¿O es que acaso
España se ha convertido en el primer estado del mundo que reconoce dicha
soberanía? Algo que, insistimos, no ha hecho formalmente ni siquiera Francia,
pese a haber sido tradicionalmente el más conspicuo aliado de las tesis
marroquíes en los distintos foros internacionales. Y cuya Asamblea Nacional,
dicho sea de paso, acogió el pasado mes de junio una jornada muy parecida a la
que el Intergrupo Sáhara sigue pretendiendo celebrar el próximo día 16 en el
Congreso.
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