Por: Mamia Salec Baba
Creíamos que las actuales negociaciones
entre Marruecos y el Frente Polisario bajo la mediación del expresidente alemán
y enviado especial de la ONU para el Sáhara Occidental Horst Kohler, iban a
garantizar una solución coherente para el pueblo saharaui que lleva más de 40
años en el exilio, viviendo en unas duras condiciones.
El Frente Polisario pide que los saharauis
decidan libremente lo que quieren ser. La alternativa más democrática es a
través de un referéndum de autodeterminación. Mientras Marruecos se encierra en
la solución autonómica como única salida.
Marruecos no quieren negociar, quiere dar
largas para que el pueblo saharaui pierda la esperanza. Rechaza todo lo que el
Polisario pide como la liberación de los presos políticos o permitir la entrada
de observadores internacionales en los territorios ocupados y de la prensa
internacional.
A partir de los años 70 comenzaron a llegar
los primeros refugiados saharauis escapando de los bombardeos, se repartieron
en 5 campamentos. Desde entonces siguen esperando la promesa de la ONU, de
llevar acabo un referéndum para poder regresar a su tierra.
Cada vez llega menos ayuda humanitaria, las
condiciones climáticas son muy duras. La juventud se ve sin un futuro ante la
falta de perspectiva de una solución. Mientras tanto en los territorios
ocupados, están condenados a vivir con el terror de las violaciones continuas
de derechos humanos por parte de la fuerza de ocupación marroquí.
Ha llegado la hora de que la ONU acabe con
esta farsa de negociación y status quo indefinido. El pueblo saharaui debe
pronunciarse en un referéndum justo, ya que la historia nos lo exige y no
podemos otorgar a Marruecos lo que el derecho internacional no le reconoce. Más
de 40 años son suficientes, para un pueblo dividido por un muro de 2700
km.
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