Fuente: Haz lo que debas. Conchi Moya
Fotos: Jesús Antoñanzas
Bajo una enorme bandera saharaui colocada en
un salón del CS Luis Buñuel presenté el pasado viernes 25 de octubre en
Zaragoza mi libro “Las acacias del éxodo” (Sílex Ediciones) durante las IX
Jornadas de Formación de delegados y delegadas saharauis y de CEAS-Sahara,
organizadas por Um Draiga (Amigos del Pueblo Saharaui en Aragón).
Enrique Gómez de Um Draiga fue el encargado
de presentar un libro de relatos sobre el Sahara que recoge historias
relacionadas con el pasado saharaui y el tiempo de la colonización española, el
presente ubicado en una “violenta paz” y un relato final sobre un futuro
imaginado. Enrique recordó la frase de Gabriel Celaya, Maldigo la poesía de
quien no toma partido hasta mancharse, al considerar que “Las acacias del
éxodo” es un libro que toma partido por la causa que defiende la libertad del
pueblo saharaui y su lucha por regresar al territorio injustamente arrebatado
hace ya cuarenta y cuatro años. Enrique mencionó mi trabajo junto a Bahia Awah
en la difusión de noticias sobre el Sahara Occidental a través del blog Poemario
por un Sahara Libre, abierto en 2004. De aquella época data nuestra relación
con Um Draiga, asociación que siempre apostó por la difusión de noticias y
análisis sobre el Sahara, y por un trabajo decidido y muy eficaz de apoyo a la
literatura saharaui en español, con la edición de varias antologías y libros de
poetas saharauis de la Generación de la Amistad.
En “Las acacias del éxodo” he recogido
historias que de otra forma probablemente hubieran quedado en el olvido. Me
sorprendió el hecho de que Enrique tuviera subrayada una frase de la
contraportada del libro, que recoge un texto del escritor saharaui Bahia Awah: Por
naturaleza el saharaui no cuenta sus éxitos, evita ser presumido. Con esta
frase Bahia refleja que la forma de ser de los saharauis conlleva que se
pierdan acontecimientos importantes para ellos. A Enrique esta frase le “golpeó”
antes de comenzar la lectura del libro. Le llevó a recordar a Mohamed “Cas Cas”,
gran amigo suyo, que por la modestia habitual de los saharauis guardaba para sí
gran cantidad de historias personales sobre el exilio, la complicada huida de
la ocupación marroquí, su viaje a Paris donde se unió a otros saharauis para
después ir a la guerra… Enrique recordó emocionado cómo le insistía en que esas
historias debían ser contadas. Mohamed falleció en 2005 cuando un rayo incendió
una fábrica de Huesca a la que acudía a comprar harina para su comercio.
Aquellas historias sobre el Sáhara se marcharon con él.
Los relatos de “Las acacias del éxodo”
están inspirados en historias reales que he escuchado en charlas, entrevistas,
encuentros y en momentos que he vivido en estos casi veinte años andados al
lado del pueblo saharaui. Recordé en Zaragoza cómo los primeros relatos del
libro fueron escritos en 2010, motivados por la impresión que me causó el
violento desmantelamiento por parte del ocupante marroquí del campamento
saharaui de Gdeim Izik. A aquellos relatos se unieron otros, escritos a lo
largo de varios años de manera intermitente. Sin embargo, no tomé conciencia de
que los agruparía en un libro hasta el verano de 2017 cuando entablé una larga
charla telefónica con una mujer saharaui que precisamente estaba sentada frente
a mí en la presentación. Se trata de Moina Chejatu, actual delegada saharaui en
Cantabria, cuyas vivencias aparecen diseminadas en dos relatos de “Las acacias
del éxodo”, “La visita”, que narra el viaje de Felipe González a los
campamentos de refugiados en 1976 y su posterior traición al pueblo saharaui, y
“La alfombra de La Güera”.
Con el libro pretendo llegar
fundamentalmente a lectores que no conozcan apenas la causa saharaui. Enrique
no opina lo mismo. También debería ser leído por saharauis y movimientos
solidario, porque en ocasiones conocer una causa hace que los discursos sean
“previsibles y repetitivos”. “Las acacias del éxodo” trae, en opinión de
Enrique, nuevas ideas y reflexión para proseguir con la tarea. Según explicó ha
tardado en leer el libro porque ha releído, ha parado y ha pensado sobre las
diferentes historias y personajes, muchos de ellos conocidos en persona o por
referencias.
Enrique había propuesto centrar nuestra
charla en cuatro relatos de “Las acacias del éxodo”, que hablan sobre la época
de la colonización, la relación entre saharauis de ambos lados del muro, la
situación en territorio ocupado y la esperanza en un futuro luminoso.
“La alfombra de La Güera” es un relato que
habla sobre la época de la metrópoli en el territorio y sobre el éxodo. Pero al
mismo tiempo profundiza en la dicotomía entre ser “saharauis y españoles” que
tenían los habitantes del territorio durante la etapa de la provincialización,
que no fue otra cosa que una maniobra de España para prolongar su presencia en el
Sahara Occidental. Es también un homenaje a La Güera, aquella población
saharaui situada “al sur del sur” que hoy yace sepultada por la arena, en
espera de que regresen sus verdaderos habitantes y La Güera vuelva a florecer.
En “Las llamas que encienden mi corazón”
recreo los recuerdos de aquella joven generación del 73 saharaui, los jóvenes
que prendieron la revolución, mediante la historia de una pareja separada años
después por la guerra. También hablo sobre la relación de los saharauis de uno
y otro lado. Durante décadas fue imposible el paso de un lado a otro del muro y
muy difícil la simple comunicación. Marruecos blindó por completo durante
décadas los territorios ocupados. La llegada de internet y la Intifada de 2005
nos permitió conocer lo que estaba sucediendo en las zonas ocupadas. De alguna
forma el muro empezó a resquebrajarse.
El relato “La combatiente” está ambientando
en los territorios ocupados. Recoge un hecho real, el ataque de las fuerzas
marroquíes de ocupación a la fiel compañera del activista saharaui de derechos
humanos Hmad Hamad y a quien Enrique pudo conocer en el viaje de observación
que realizó a El Aaiun ocupado en noviembre de 2009, durante la huelga de hambre
de la activista saharaui Aminetu Haidar. Enrique viajó junto a su compañero de
Um Draiga Rafa Antorrena y los políticos aragoneses José Luis Soro (CHA) y
Álvaro Sanz (IU). Aquella fue una visita muy tensa en la que la delegación
estuvo constantemente seguida y vigilada por la policía ocupante, y donde se
reunieron en el desierto con tres destacados activistas saharauis Ahmed Esbai
(preso político del Grupo Gdeim Izik actualmente encarcelado, como recordó
Enrique), Mohamed Dadach (Premio Rafto de derechos humanos) y el mencionado Hmad
Hamad. Los activistas fueron detenidos y los aragoneses expulsados.
El libro finaliza con un largo relato que
también fue seleccionado por Enrique para la presentación. Titulado “Canciones
para una revolución”, en él la música saharaui juega un destacado papel. Lo he
situado en un futuro concebido como un tiempo en el que los saharauis han
regresado por fin a la tierra.
La presentación de la Zaragoza contó con
una amplia representación de autoridades saharauis encabezadas por el Ministro
de Salud Pública Mohamed Lamin Daddi, la Representante Saharaui para España
Jira Bulahi y el Delegado Saharaui en Aragón Sidahmed Darbal, además de
delegados de diferentes comunidades autónomas de todo el estado español. Hay
que destacar además la participación de la Comunidad Saharaui en Aragón y de representantes
de CEAS-Sahara. También hay que destacar la presencia del activista saharaui de
derechos humanos, ex preso y ex desaparecido Brahim Sabbar, en representación
de los territorios ocupados.
En definitiva, una jornada
emocionante que me sirve para reafirmarme en mi compromiso con la cultura y la
literatura como eficaces medios de lucha y difusión de la causa saharaui.
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