OPINION
Fuente: Diario de Burgos, edición del pasado 16 de diciembre de 2019
Fernando Pinto Cebrián, exagente del CNI e historiador experto en
el Sahara Occidental y Mauritania
(“El yihadismo busca aislar
a los saharauis de quienes les apoyan”)
Primero fue el Ministerio de Defensa y Exteriores español; después
la ONU. La advertencia en ambos casos fue la misma: existe un riesgo claro de
secuestros y atentados contra ciudadanos españoles en el Sáhara. El burgalés
Fernando Pinto Cebrián, quien fue durante muchos años agente de los servicios
de inteligencia españoles en varios países, conoce a la perfección esa zona
sensible del norte de África, a la que ha dedicado numerosos libros en los
últimos años y cuya compleja realidad conoce al dedillo. EL ex espía analiza
para este periódico esa alarma terrorista que mantiene en vilo ese territorio.
“España, Al-Ándalus, siempre ha estado en la mira de los yihadistas en la idea
obsesiva de su reconquista, y hacia ese fin, buscado consciente y
permanentemente, han dirigido esfuerzos (considerados legítimos),
propagandísticos, amenazas y acciones terroristas (en el recuerdo más cercano:
Barcelona y Cambrils), tanto directas como indirectas, fuera y dentro del país.
Elementos que han sido y siguen siendo el eje de la contra acción de los
Servicios de Inteligencia y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado,
en la base de una estrategia preventiva, que funciona y da respuesta eficaz a
todas sus actividades”, explica. Así, frente al anuncio de posibles atentados,
Pinto Cebrián considera que ello exigiría “unas medidas concretas de seguridad
acordes con dicha amenaza; medidas que tan solo han quedado en la
recomendación-consejo gubernamental y del Ministerio de Asuntos Exteriores a
los españoles que se encuentren en la región de los campamentos de Tinduf, y
cuya presencia no sea imprescindible, a que abandonen el Sáhara en cuanto sea
posible”.
Atentados, secuestros,
subraya el ex agente burgalés, que “no serían novedad ante los ya sufridos con
anterioridad en Marruecos y en el territorio del Sáhara Occidental” pero que si
lo son por cuanto ahora la amenaza no viene de los grupos habituales, “sino de
un muy activo en Mali, Burkina Faso y Níger denominado Estado Islámico del Gran
Sáhara (EIGS o ISIS-GS) bajo la dirección de un saharaui nacido en El Aaiun,
Adnan Abu Uualid al Saharaui. Novedad sería la intervención saharaui en asuntos
de terrorismo, fuera quien fuere el objetivo, ya que siempre ha estado vetado
en la consideración a que tal actividad iba en contra de sus reivindicaciones
cara al ámbito internacional y a Marruecos en particular”, subraya.
Pero, según sus
fuentes, “no es un grupo terrorista prosaharaui (por lo tanto, no antimarroquí,
como sería en la realidad si estuviera integrado por saharauis del Frente
Polisario o la República Saharaui), grupo con campo de actuación lejano a los
campos de refugiados y que está dirigido por un saharaui yihadista radicalizado
bien conocido por la inteligencia saharaui, los Servicios de Inteligencia y los
medios de comunicación. Parecería, pues, que el grupo EIGS está buscando el
aislamiento del pueblo saharaui de quienes más le apoyan: de una gran parte de
la sociedad española y de quienes en su pueblo luchan por la libertad e
independencia, al objeto de integrarlos en el, tal vez bajo el ofrecimiento
yihadismo de una ´verdadera`
independencia y libertad en ´su` Islam (lo que está muy lejos de la mentalidad
saharaui), al tiempo que estimulan la lucha para cerrar la herida
históricamente abierta de su querida
Al-Ándalus propiciando su recuperación-reconquista, tratando asimismo de
estimular a sus ´compañeros de viaje` magrebíes a actuar más sobre España y sus
intereses.
OTRA VERSIÓN. Sugiere Fernando Pinto que cabe otra versión,
“basada en el desmentido del posible atentado por parte de otros servicios
extranjeros, de las fuerzas de seguridad de Tinduf y de los propios saharauis
(que han protestado al respecto), que apuntan a que la noticia habría sido
filtrada por Marruecos y difundida por fuentes francesas con la finalidad de
arruinar el Congreso del Frente Polisario, amén de dañar la imagen de Argelia.
Esta versión parece ratificarse, sin aludir a las citadas intenciones de
Marruecos, tras ciertas matizaciones posteriores del Ministro del Interior
sobre la alerta terrorista y el desmentido de varias agencias de noticias”.
Y concluye el periódico burgalés subrayando en su trato al
artículo del experto en la zona del Sahel africano, Fernando Pinto Cebrián,
“Sea como fuere, para el que fuera agente del CNI, “resulta injustificable jugar mediante la
duda con cualquier información-alerta que conlleves in motivo desconcierto y
temor en la sociedad, y más cuando se pone en la picota de los medios la
fiabilidad de los servicios secreto”
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