Fuente: Diario La Realidad Saharaui/DLRS,
23/12/2019
ARTICULO DE ANALISIS, Alfonso Gonzalez Jerez
Marruecos recula de sus endiabladas decisiones
ampliando aguas que no son suyas y robando otras
Artículo publicado hoy 23 de dic en el periódico
canario, La Provincia
·
“Una tensión en ocasiones extrema y
otras casi imperceptible”.
·
“El Gobierno marroquí hace esas cosas
una y otra vez, porque lo suyo –y lo de su Parlamento– no es aprobar
legislaciones, sino amagar propagandísticamente con iniciativas que amenazan el
orden de las relaciones”.
·
“La élite política que maneja
Marruecos con la anuencia –y el beneficio– de un rey todavía joven, pero con
frecuencia ausente”.
El régimen marroquí se retracta de su decisión
parlamentaria de ampliar sus fronteras marítimas hacía Canarias, tras las fuertes
condenas por parte del Frente Polisario, el gobierno de la República Saharaui y
las autoridades políticas y del gobierno de Canarias. Ahora recula ante su mala
estrategia como subraya el autor de este artículo, Alfonso González Jerez, “Una
tensión en ocasiones extrema y otras casi imperceptible”. Estrategia que se va a enfrentar con una próxima
resolución judicial que emitirá el Tribunal de la Justicia Europea, en repuesta
al recurso que el Frente Polisario y el gobierno saharaui presentaron este
verano contra la inclusión de las aguas del Sahara Occidental en los acuerdos Unión
Europea-Marruecos. El próximo fallo según analistas, el Parlamento y la Comisión
de la Unión Europea lo tomarán muy seriamente tras la aprobación del Parlamento
marroquí a la ampliación de sus aguas frente a las aguas de dos países que forman parte de la UE, Portugal y España, a
parte de las aguas anexionadas en la guerra del Sahara Occidental y Mauritania.
En este contexto el periodista e intelectual
canario Alfonso González Jerez hace un repaso muy interesante sobre lo que
definió como “La élite política que maneja Marruecos con la anuencia –y el
beneficio– de un rey todavía joven, pero con frecuencia ausente” y titula su análisis
“LA ESPERA MARROQUÍ”. DLRS
“Claro que Marruecos ha congelado el proyecto
legislativo que redefinía –ampliándolas– sus fronteras marítimas. De veras que
es asombroso. El Gobierno marroquí hace esas cosas una y otra vez, porque lo
suyo –y lo de su Parlamento– no es aprobar legislaciones, sino amagar
propagandísticamente con iniciativas que amenazan el orden de las relaciones y
tratados internacionales. En el verano de 2004 Mohamed VI concedió a una
compañía europea una licencia de explotación petrolífera al norte de Melilla,
justo en el límite de aguas españolas. La licencia se retiró años después, pero
en su momento preocupó mucho en el Ministerio de Asuntos Exteriores.
La élite política que maneja Marruecos con la
anuencia –y el beneficio– de un rey todavía joven, pero con frecuencia ausente,
tiene como principio básico de su estrategia diplomática mantener la tensión.
Una tensión en ocasiones extrema y otras casi imperceptible. Y hay que
reconocer que los Gobiernos españoles han reaccionado tal y como los dirigentes
marroquíes esperaban, salvo la sorpresa del islote Perejil, un gesto
militaroide de José María Aznar que, por otra parte, no sirvió absolutamente
para nada. España jamás ha exigido a Marruecos en foros internacionales abrir
un proceso que culmine con la delimitación de las fronteras marítimas entre
ambos países, aunque el Senado aprobó una moción en ese sentido. Cuando se
presentan en la asamblea marroquí los proyectos legislativos que han levantado
toda la polvareda –y en particular el establecimiento de la jurisdicción marroquí
en las aguas del Sáhara Occidental–, era casi obvio que terminaría por
paralizarse su tramitación parlamentaria€ momentáneamente. El parlamento
marroquí no es la cámara representativa de una auténtica democracia, pero los
ministros de Su Majestad el Rey, así como los portavoces de los diversos
grupos, saben perfectamente a lo que están jugando. A cambio de renunciar
coyunturalmente a lo que consideran una exigencia de soberanía, negociarán
algún tipo suplementario de compensación a corto o medio plazo. Y el Gobierno
español y la Unión Europea, con toda seguridad, volverán a ceder. Es un juego
de equívocos, amenazas, ofrecimientos y exigencias que caracteriza a los
Gobiernos marroquíes desde su independencia y a lo largo de tres reinados.
Ya desde los años iniciales de Muhammad V lo
que se llamó el Sáhara Occidental fue un objetivo central en pro de un relato
oficial de unificación territorial. Se consiguió en 1976 gracias a la debilidad
política de España y el señuelo irresistible que era el control de las minas de
fosfatos de Bucraa. Frente al Sáhara, en el fondo marino, se encuentran
minerales preciosos y tal vez petróleo. La oligarquía marroquí negocia,
amenaza, advierte, estrecha la mano. Y espera. Sigue creyendo que la política,
dentro o fuera de su país, consiste básicamente en esperar”.
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