Por José Antonio Monje*, 10 de diciembre de
2019
Entre el 19 y 21 de diciembre se celebrará
en Tifariti el XV Congreso del Frente POLISARIO, el mismo que se desarrollará
teniendo como marco una coyuntura geoestratégica muy especial tanto para la
zona del Magreb como para todos los países que realmente se encuentran “no
alineados” a los arbitrarios designios de las grandes potencias hegemónicas.
Por un lado, nos encontramos frente al fracaso del último intento por retomar
las negociaciones entre las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática
(RASD) con el régimen marroquí en búsqueda de una solución justa al bloqueado
conflicto político y territorial que tienen desde el año 1975. Y por otro lado,
también durante este mes de diciembre, el próximo jueves 12, se llevarán las
elecciones presidenciales en Argelia, actualmente involucrada en un complejo
proceso de reestructuración de la distribución del poder en el país, en medio
de persistentes manifestaciones populares que exigen desde el 22 de febrero de
este año un cambio radical de sistema político argelino.
Frente a tal escenario, el Congreso del
POLISARIO debe marcar un auténtico punto de inflexión en el prolongado
conflicto pues, después de casi treinta años de inoperancia efectiva, la ONU ha
evidenciado su falta de capacidad real para facilitar la conducción de un
proceso que encuentre una solución definitiva acorde con el derecho
internacional y las numerosas resoluciones emitidas por este propio organismo.
Por tal motivo, el POLISARIO está forzado a pensar, en primer lugar, en otras
alternativas de intermediación con mejores resultados, además continuar
incansablemente con el ya recurrente reclamo a la ONU para que asuma su
ineludible responsabilidad histórica. Como posibilidad de algún organismo al
cual se le podría asignar un mayor protagonismo y responsabilidad en dicha
intermediación, la Unión Africana se presenta como la mejor carta. Sin embargo,
ésta no es la única complicación que tiene respuesta pendiente ya que la
intermediación es tan sólo una de las variadas alternativas de solución a las
que el Frente POLISARIO dedicará numerosas horas de discernimiento en este
encuentro. El resto de posibilidades que las autoridades saharauis esgriman
necesariamente deben ser novedosas, ajustadas a derecho y, sobre todo, que no
conlleven a un mayor sufrimiento del que ya padece la población exiliada en
Tindouf, masacrada en los territorios ocupados o aquella que se encuentra en
búsqueda de nuevos horizontes en medio de marginación e incomprensión desde la
diáspora. En ello radica la gran importancia de este acontecimiento, el mismo
que llevará el nombre del Mártir Bujari Ahmed Baricala, destacado representante
del Frente POLISARIO ante la ONU, y que contará con la asistencia de
delegaciones oficiales de países solidarios con la RASD. Se tratará de una
profunda reflexión colectiva sobre los posibles cambios en la estrategia y los
métodos de lucha, como merecido homenaje a la incansable labor del excepcional
diplomático, realizada en el corazón de los territorios liberados.
En este escenario también se inscribe el
reciente llamado de Aminatu Haidar, la reconocida activista por los derechos
humanos y la autodeterminación del pueblo saharaui en los territorios ocupados,
pidiendo a la comunidad internacional una mayor implicación en la búsqueda de
soluciones pacíficas y justas. La alternativa de retomar la lucha armada
siempre ha sido una posibilidad no deseada para el Frente POLISARIO, pero a la
que se podría ver forzado en el corto o mediano plazo frente a la indiferencia
de los gobiernos y organismos internacionales directamente involucrados en el
conflicto. Lamentablemente, dicha alternativa violenta se encontraría
mayoritariamente respaldada por jóvenes que tanto en los campamentos de Tindouf
como en el Sahara ocupado no ven perspectivas claras de futuro.
Como era de esperarse, algunos días antes
de este trascendental Congreso se están produciendo una serie de eventos
destinados a enrarecer el ambiente y con ello entorpecer la buena marcha e
imagen del Congreso. Un claro ejemplo de estas interferencias lo tenemos en la
sonada reunión oficial de los ministros de relaciones exteriores de España y
Marruecos, seguida de la inoportuna llamada de alerta (basada en información de
los “servicios de inteligencia extranjeros”) dirigida a los cooperantes españoles
para prevenirlos ante el “riesgo inminente de un atentado grave” terrorista en
los campamentos de refugiados saharauis ubicados en Tindouf (Argelia). En este
evento se trató de involucrar al gobierno argelino, el mismo que oportunamente
calificó de “infundada” la información sobre el supuesto ataque.
Nuevamente es el terrorismo yihadista el
que unido al desborde de la inmigración africana y al narcotráfico forma parte
de los tres apocalípticos espectros presentados recurrentemente por el Majzén
ante algún movimiento estratégico planteado por el Frente POLISARIO o la
República Argelina. Debemos estar alertas pues no sería de extrañar que en los
próximos días tengamos otra espectral aparición similar.
*José Antonio Monje es Director del Centro de
Estudios Estratégicos Magrebíes.
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