Fuente: Diario La Realidad Saharaui/DLRS,
martes 19/05/2020
Por: Habib Alien Uld El Kentaui, diplomático e
intelectual saharaui
EL FRENTE POLISARIO 47 AÑOS: EL ALMA DE UN
PUEBLO 10-20/05/1973 & 10-20/05/2020
El proceso de liberación
que no desaparece con la marcha de sus líderes ni de sus militantes
Aparenta un prodigio pero es pura realidad. El
del Polisario es un caso único por las condiciones adversas que rodearon su
nacimiento. Fue creado ante todo como respuesta a la ceguera política, la incomprensión
y la inhabilidad de España, la potencia colonial del territorio, al rechazar en
junio de 1970 las ofertas pacíficas y los intentos de un entendimiento conciliador
propuestos por Basiri, líder del primer movimiento nacionalista de liberación saharaui.
Su encarcelamiento y posterior desaparición,
la masacre de Zemla, Casa Piedra, y el destierro y arresto de los líderes del
movimiento desencadenaron eventos que allanaron el camino al advenimiento de un
nuevo movimiento de liberación en mayo de 1973. Era el nacimiento del Frente Polisario. Una
segunda tentativa de liberación de un pueblo golpeado, incomprendido y abrasado
internamente por las llamas del sometimiento lleva a cabo por parte de la
potencia colonial.
El Frente Polisario fue creado no porque las
condiciones estaban dadas para el surgimiento de un nuevo movimiento. Era un
salto de fe, una convicción sin pruebas empíricas de que la acción crearía las
condiciones para que prosperara una lucha de liberación. Inerme, exiguos medios
materiales y sin contacto con el mundo
exterior, el único incentivo de acometer una hazaña de tal magnitud era la
certidumbre de que solo se hace camino
al andar.
Izquierda a derecha. Luali Mustafa Sayed, fundador del F. Polisario y el intelectual Ahmed Baba Uld Meska, uno de los fundadores |
El Frente Polisario, Es más que un simple movimiento, partido
político, o frente amplio. Eso sí, es un sueño compartido por el pueblo
saharaui; es su aspiración, es su esperanza, es su intimidad más profunda. Es
el pueblo saharaui mismo transformado en una epopeya cotidiana. Es la Ilíada y
la odisea para la psique occidental,
reivindicada por todos sin distinción ideológica para transformarse en el
origen de la propia identidad Occidental. Es el Ramayana y el Mahabharata para
la filosofía hindú, que es más que una leyenda heroica de la lucha constante
entre el bien y el mal, es la identidad
cultural de la India; es el Shahnama de
Ferdousi de la cultura persa, que más allá de un canto a los emperadores, a la
cultura y lengua persa es una herencia
apreciada por todos a lo largo de la
historia como reflejo de su civilización y su orgullo nacional. De la
misma manera el Frente Polisario se ha convertido en algo más allá de lo
material. Es la recuperación de un orgullo mellado por una prolongada ocupación
colonial; es un fenómeno político, militar, social y cultural que transformó la
sociedad saharaui. Es la voluntad colectiva e individual del pueblo saharaui.
Es también la cualidad marcial casi sobrehumana demostrada durante la guerra
por el combatiente saharaui, no inducida por el adoctrinamiento ideológico, ni
por la disciplina castrense clásica, ni por enardecidas arengas, ni por la
codicia por los despojos de la guerra o a cambio de una retribución. ¡Un fenómeno inédito en la historia de la
humanidad! Sencillamente es una explosión de ira fomentada por la amargura de
una traición; es una explosión de furia en la que cada saharaui enardecido por el
sacrificio de sus compañeros rivaliza en su entrega y en el sacrificio por la
causa. El Polisario es también el gemir de los presos políticos en las
mazmorras marroquíes, es el espíritu de Gdeim Izik y sus presos, es el mítico
estoicismo de los refugiados saharauis que domaron el inhóspito desierto de la
Hamada, tradicionalmente considerado
“temible morada de espíritus
malignos”. Son también las plegarias y las imprecaciones de una anciana saharaui en medio del desierto
después de sus cinco rezos cotidianos en los que suplica a su creador castigo
divino para los que mercadearon con su pueblo, y a los que invadieron su país.
Es la abnegación del maestro, el enfermero y el médico, que educan y curan en
las más adversas condiciones; es el suministrador del agua a los refugiados
durante el implacable verano; es el combatiente, los modernos morabitos
desplegados a lo largo del muro que divide nuestro país; es la resistencia y
desafío al ocupante en las zonas ocupadas; es la mujer saharaui, columna
vertebral de toda esta vorágine revolucionaria. Todos ellos son el Agamenón, el
Hector, el Aquiles, el Ulises que viven, resisten y escriben la epopeya diaria
de la resistencia saharaui. Sin embargo, son ignorados por los Homeros de nuestro tiempo, los medios de
comunicación.
No es solo la resolución 34/37 de la Asamblea
General de las Naciones Unidas la que otorga legitimidad y representatividad al
Frente Polisario, o su acción como único interlocutor de la causa saharaui ante
los gobiernos e instituciones internacionales. Es esa íntima relación
simbiótica entre el Frente Polisario y el pueblo saharaui la que nutre al Frente
Polisario, vitaliza al pueblo saharaui e
incrusta todo un ideario de libertad en la conciencia y en el subconsciente del
pueblo saharaui la que confiere el manto de legitimidad y representatividad a
este movimiento de liberación.
Quizás, nadie mejor que la sublime finura del
mártir Ahmed Baba Miske pudo retratar el
significado del Frente Polisario: “Frente Polisario, el alma de un pueblo”, era
el título de uno de sus libros.
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