ABC PABLO MARTÍNEZ PITA / MADRID 02/10/2012
Una cosa es contar las
experiencias de desarraigo desde fuera, y otra hacerlo desde la experiencia
propia. Aziza Brahim, cantante y percusionista saharaui, nació hace 36 años en
los campamentos de refugiados de Hammada de Tinduf, en Argelia. Ahora vive en
España, donde fundó su proyecto Gulili Mankoo.
Este sábado se sube al
escenario de la madrileña sala Galileo Galilei con su primer disco, «Mabruk»,
cuya propuesta, según nos explica ella misma «es la fusión de músicas
occidentales como el rock, funk, el pop y otros que tienen su origen en África
como el blues, tomando siempre como base las melodías y matices rítmicos
tradicionales saharauis, así como las percusiones del África Occidental».
En las letras nos habla de
asuntos que preocupan a cualquier joven del planeta, como amores correspondidos
o no, pero también rinde homenaje a su abuela, Ljadra Mint Mabruk, poetisa
comprometida que se ha convertido en una de las voces más reconocidas de su
pueblo.
-¿Qué significa para usted
poder llevar la música y la voz de su tierra a otros países?
-Un privilegio y un orgullo
muy grandes, poder compartir mi cultura con la de otros pueblos para que la
música saharaui encuentre más espacio entre las referencias de músicas del
mundo, al igual que otras músicas africanas y árabes.
-¿Qué cree que puede
conseguir la música?
-Que la música hassani y el
haul lleguen al mayor número de público posible. Superar las adversidades que
me han tocado vivir. Expresar la realidad de un país, el Sáhara Occidental,
cuyo territorio ha sido ocupado desde hace más de tres décadas y dividido por
un muro de más de dos mil kilómetros sembrados de minas, con gran parte de su
población viviendo en campos de refugiados. La música permite expresarse,
divertirse e incluso reclamar la atención sobre la vulneración de derechos
elementales como el derecho a la autodeterminación de los saharauis, reconocido
por las más altas instituciones de la Justicia Internacional.
-¿Qué representó ver
editado su primer disco? Supongo que habría mucha ilusión, muchos sueños ahí
puestos.
-Una gran satisfacción, porque
ha supuesto mucho trabajo, mucho esfuerzo y dedicación, ya que es un disco
autoproducido en el que se implicó toda la banda, a pesar de ser una apuesta
arriesgada, teniendo en cuenta la situación del mercado musical y las
circunstancias que atraviesa la cultura hoy en día. El lanzamiento de «Mabruk»
era un objetivo para nosotros. Y se ha visto cumplido en un año en el que la
cultura saharaui ha estado muy presente.
-¿Consideró como un deber
dar a conocer la obra de su abuela?
-Por supuesto, pero más que un
deber era una necesidad. Ljadra Mint Mabruk es un gran referente de nuestra
poesía oral y yo crecí escuchando y recitando sus poemas. Tenemos la suerte de
que siga muy activa, es mi mayor inspiración y así he querido mostrar mi
admiración por ella, musicando algunos de sus poemas para que no se pierdan.
Pero, la obra de mi abuela merece mucha más atención de la que supone la
edición de este disco.
-La situación del Sáhara
parece estancada desde hace muchos años. ¿Hay todavía esperanzas en vuestro
pueblo?
-Dicen que la esperanza es lo
último que se pierde. Vivimos abrazados a ella. Nos quitaron el territorio, la
libertad, los derechos. Mi pueblo está resistiendo en condiciones extremas y
aunque nos intenten retirar hasta la ayuda humanitaria, no vamos a perder la
esperanza. Pero es cierto que la realidad no contribuye demasiado a mantenerla.
-Ha desarrollado su carrera
en España. ¿Cómo le ha tratado este país?
-Siempre me sentí acogida y
bien tratada por la sociedad civil española, siempre he recibido apoyo de la
gente. En cambio, los diferentes gobiernos han ignorado siempre nuestra
identidad como saharauis.
-¿Cómo describiría la
visión que tenemos en Occidente de los países árabes?
-Hay muchos prejuicios sobre
la cultura árabe. En Occidente se generaliza demasiado sobre cualquier asunto
referente a los árabes. No se suele tener en cuenta las diferencias que hay
entre los distintos países, tanto en diferencias culturales, como en sus
diferentes dialectos. En nuestro caso, los saharauis somos árabes, pero también
africanos.
-Para terminar; ¿cómo es
uno de sus conciertos? ¿Cómo lo vive y cómo sientes que lo vive el público?
-Siempre me acompaña mi banda
Gulili Mankoo. Intentamos que los conciertos suenen bien, que sean festivos y
que la gente se divierta. Esperamos que sea así en el concierto de presentación
del disco Mabruk el próximo sábado 6 de octubre en la sala Galileo Galilei de
Madrid.