El Rey a su llegada al Ayuntamiento de Rabat, donde ha recibido la llave de oro de la ciudad | J.J. Guillén / Efe |
El Rey y
Mohammed VI saludan el 'nuevo modelo de vecindad'
Hay un 'excelente
entendimiento' entre ambos gobiernos
Diez años
después de la toma de Perejil, España y Marruecos viven una diplomática luna de
miel y hoy lo han puesto sobre el papel. Una vez superado el miedo atávico al
PP, las relaciones Madrid-Rabat marchan viento en popa con la vista puesta en
la economía y en la estabilidad política.
La
declaración de este 18 de julio, suscrita con motivo de la visita del Rey a
Marruecos, es un documento de dos folios y medios trufado de expresiones
positivas como la celebración del "carácter estratégico y multidimensional
de las relaciones", la "amplia convergencia de puntos de vista sobre
cuestiones de interés común" o la "cooperación ejemplar" en
materia migratoria y de Justicia. España se sitúa así políticamente al nivel de
Francia, a la que el año pasado desbancó como primer socio comercial.
Lejos queda
la serie de rifirrafes que han enturbiado el escenario desde 2003, con picos
como el desmantelamiento del campamento saharaui de Gdeim Izik en el otoño de 2010.
Para ello, ha sido vital la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy de ponerse
de perfil en la situación del Sáhara Occidental, la ex colonia española tomada
militarmente por Marruecos en 1975 cuando Franco agonizaba. Es lo que el diario
'Le Matin', el órgano oficial del Palacio Real, ha llamado esta semana llama
una actitud de "neutralidad".
En el
comunicado, ambos países resuelven con este párrafo el contencioso de la ex
colonia española: "España ha reiterado su apoyo a los esfuerzos
desplegados en el marco de Naciones Unidas para alcanzar una solución política
justa, duradera y mutuamente aceptable en la cuestión del Sáhara Occidental, de
conformidad con los parámetros definidos por el Consejo de Seguridad".
En dos
ocasiones en el último año, el Gobierno del PP ha facilitado la postura de
Marruecos en el conflicto, que es la de que el Sáhara Occidental ha de
convertirse en una autonomía dentro del reino alauí. Primero, con el apoyo del
ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo al rechazo que
expresó Mohammed VI al enviado especial de la ONU, Christopher Ross. Esta
primavera, no poniendo trabas en la ONU al bloqueo franco-ruso de una
resolución que hubiera permitido a los cascos azules desplegados en el Sáhara
velar por los derechos humanos allí.
Superado
así uno de los mayores escollos, el camino está abierto a una relación
inmejorable: "En un momento histórico definido por las difíciles
condiciones económicas internacionales y la inestabilidad política regional, España
y Marruecos han reafirmado el carácter estratégico sobre el que se sustentan
sus relaciones bilaterales y han manifestado su deseo de profundizar sus
vínculos y contribuir conjuntamente a la prosperidad, desarrollo y estabilidad
de su entorno".
A lo largo
del viaje, se han suscrito dos convenios, uno empresarial "que tendrá efecto
multiplicador de los proyectos comunes" y otro educativo. Además, se ha
formado un Círculo de Amistad de personalidades hispano-marroquíes para
potenciar la "solidaridad activa" entre ambos países.