afrol News, 12 de julio de 2013 - En los territorios ocupados del Sáhara Occidental, las reservas de agua
de los acuíferos están siendo utilizadas para la industria agrícola y llevadas,
de forma intencionada, hacia el agotamiento, denuncian fuentes locales.
Marruecos lo niega.
El pasado 2 de abril, el
periódico marroquí Lakome publicó un artículo en el que se cuestionaba la
duración de las reservas de agua en el acuífero de Dajla e incluso se reconocía
que los propietarios de las explotaciones agrícolas cercanas a la ciudad han
recurrido a la perforación de pozos que son una amenaza para el nivel freático
de los acuíferos.
Este artículo hacía referencia
a la información presentada por la organización Western Sahara Resource Watch
en un informe del año pasado titulado “Etiquetado y Responsabilidad”, en el que
se hacía patente el tránsito de productos agrícolas procedentes de las zonas
desérticas de los territorios ocupados del Sáhara Occidental hacia mercados
europeos. El carácter no renovable de las aguas de los acuíferos en la zona
supone que el agotamiento sea un hecho en el momento en el que el conflicto se
resuelva.
Elmami Bouseif, presidente del
Ayuntamiento de Oued Eddahab-Lagouira (una gran región que se extiende al sur
de los territorios ocupados), [Nota: se trata de una división artificial del
territorio creada por el ocupante marroquí y que no tiene nada que ver con la
Geografía e Historia del territorio saharaui] es entrevistado por Lakome y
acusa a la industria agrícola próxima a la ciudad de Dajla de violar la ley en
la utilización de los recursos hídricos.
Según Bouseif, “un número de
empresarios agrícolas están explotando pozos sin tener la licencia para ello.
Esto supone una amenaza muy seria para las reservas de agua en Dajla”. Bouseif
asegura haber llevado el asunto al ministro de energía y minerales, Fouad
Douri, el mes pasado, que ha prometido estudiarlo, según Bouseif, a pesar de no
haberse sabido nada al respecto desde entonces.
Preguntado por Lakome, el
ministro rechaza las declaraciones de Bouseif referentes a la explotación de
agua sin permiso y explica que la Agencia de agua está realizando un
seguimiento exhaustivo de este asunto y que otras instituciones no deben de
entrometerse.
Hace más de un año, fue la
propia Agencia local del agua en Dajla la que predijo que la ciudad se
enfrentaría a una seria escasez de agua para el año 2030. Sus cálculos
apuntaban hacia la necesidad de importar 19,9 millones de metros cúbicos de
agua para sostener al uso actual de dicho recurso en Dajla. Lo que empujó al
gobierno a anunciar la realización de un estudio del estado de las reservas hídricas
y el impacto de la industria agrícola en éstas. Mientras tanto, se ha
paralizado la entrega de licencias para practicar actividades agrícolas en la
zona.
Sin embargo, un año después no
ha habido avance alguno en lo referente a la investigación del potencial de las
reservas de agua en Dajla. El Ministerio alega la gran extensión de territorio
como la razón de no haber presentado resultado alguno hasta el momento. Pero
fuentes cercanas a las explotaciones agrícolas de Dajla aseguran que los
propietarios de éstas están presionando fuertemente para que no se lleve a cabo
estudio alguno. Un informe con resultado negativo supondría el cese de las
actividades, con una reducción de cientos de millones de Dirhams en sus
ingresos. Por otro lado y, si éste fuese positivo, el número de competidores en
el sector podría aumentar, afectando negativamente en las negociaciones que
existen actualmente con los importadores extranjeros.
Según la organización Western
Sahara Resource Watch, se estima que el acuífero fósil, es decir, no renovable,
en Dajla es de 142,865
kilómetros cuadrados. Este recurso permite el cultivo de
tomates, frutas y hortalizas de forma rentable. Las plantaciones se extienden
en torno a 700
hectáreas distribuidas desigualmente entre quienes las
explotan.
Fuentes cercanas al negocio
agrícola en Dajla aseguran a Lakome que las técnicas utilizadas para el cultivo
de tomates necesitan una gran cantidad de agua. Por ejemplo, las semillas de
tomate no se plantan directamente en el suelo sino en pequeños contenedores
equipados con goteo y en el proceso de producción se utilizan químicos que
suponen una amenaza adicional para los acuíferos.
Lo que más enfada a la gente
de la zona es el hecho de que los empresarios agrícolas están exentos de pagar
tasas al gobierno, contrastando con lo que ocurre en Marruecos, donde se pagan
tasas por dicha actividad.