Fuente y
foto: vermelho.org.br / Por Moara Crivelente / Traducción libre: Comité deAmistad con el Pueblo Saharaui de La Plata, Argentina.
La
descolonización del Sáhara Occidental en el noroeste de África, es una de las
luchas por la liberación más actuales entre las causas internacionales. La
ocupación por parte del Reino de Marruecos es condenada por muchos países y
organizaciones, incluyendo a la Unión Africana. El Portal Vermelho entrevistó a
Hach Ahmed, responsable del Frente Popular para la Liberación de Saguia
el-Hamra y Río de Oro (Frente Polisario) para las relaciones con América
Latina, durante el 13º Congreso del PCdoB.
El
representante del resistente Frente Polisario habló con Vermelho acerca de la
ineficacia de las Naciones Unidas (ONU) y la falta de compromiso de Marruecos
con una solución al conflicto: la constitución de la República Árabe Saharaui
Democrática.
La ONU está
involucrada en el tema desde 1976, cuando estalló el conflicto entre Marruecos
y el Frente Polisario, después del fin de la ocupación colonial de España del
territorio. El frente se había establecido en 1973 para garantizar la
autodeterminación de la región.
En 1991, en
virtud de un plan de paz elaborado por la ONU, la Misión de las Naciones Unidas
para el Referéndum del Sáhara Occidental (MINURSO) fue establecida por la
resolución 690 del Consejo de Seguridad, con un mandato que dura hasta 30 de
abril de 2014.
La
resolución fue producto de un acuerdo entre Marruecos y el Frente Polisario en
agosto de 1988, según la cual estableció un período de preparación para la
celebración de un referéndum en el que el pueblo del Sáhara Occidental
decidiría entre la independencia y la integración con Marruecos; pero no se ha
llevado adelante.
Denuncias
frecuentes de violaciones de derechos humanos perpetradas por las fuerzas
marroquíes contra los saharauis, la condición de extrema vulnerabilidad de los
refugiados -tanto en Marruecos como en los países vecinos- y la negligencia
respecto del compromiso de garantizar al pueblo saharaui la libre
determinación, son cuestiones tangibles en el discurso del Frente Polisario,
que reclama por parte de la ONU un mayor compromiso con la resolución del
conflicto a través de la implementación de un acuerdo al que se ha
comprometido.
Un
obstáculo importante para el papel decisivo de la organización internacional,
para Ahmed, es la posición de Francia, aliado de Marruecos que, como miembro
del Consejo de Seguridad con poder de veto, impide que sea aprobada una
resolución coercitiva.
¿Cómo
podría evaluar la situación actual en el Sáhara Occidental, todavía bajo la
ocupación de Marruecos?
Esta es la
última colonia de África que aún no pudo llegar a su plena independencia, dada
la ocupación de Marruecos. Por el momento, el asunto está en manos de las
Naciones Unidas, que aprobó un plan de paz para la libre determinación de los
saharauis. Hay Cascos Azules en el territorio pero el proceso está paralizado
debido a la acción de Marruecos, que no permite la realización de una consulta
democrática.
Tenemos un
plan de paz aprobado por las Naciones Unidas, tenemos Cascos Azules, pero una
de las partes viola [el plan]. Lo normal, lo razonable, sería que la ONU ponga
en marcha los mecanismos de presión sobre Marruecos para cumplir con sus
compromisos. No hace eso porque Francia se opone en el Consejo de Seguridad, ya
que Marruecos es su aliado y utiliza la amenaza de veto para evitar
resoluciones contra el país.
Por otro
lado, hay presiones constantes contra Marruecos por parte del resto del mundo,
principalmente en África, que expulsó a ese país de sus filas. Ahora, por
ejemplo, Marruecos no es miembro de la Unión Africana (como sucedió con el
régimen de apartheid en Sudáfrica) pero el Sáhara Occidental, sí. Hay intentos
de los Estados africanos de aprobar resoluciones contra Marruecos; no son tan
efectivas como las que el Consejo de Seguridad podría adoptar, pero la posición
de Francia impide que se haga algo.
Estamos muy
esperanzados en la posibilidad de incorporación de Brasil al Consejo de
Seguridad. Veremos si las discrepancias, favorables a los intereses de algunas
superpotencias, serán corregidas por la presencia de países serios como Brasil.
En resumen,
tal vez lo que más llama la atención en este momento es la cuestión de los
derechos humanos, que están siendo violados sistemáticamente por el Reino de
Marruecos y la ONU ha sido incapaz de poner en práctica su propio plan de paz.
El territorio está prácticamente en estado de sitio, cerrado a los observadores
internacionales y los activistas de derechos humanos son encarcelados
simplemente por manifestarse.
Entonces,
¿el principal obstáculo para una solución contraria a la ocupación es el veto
de Francia en el Consejo de Seguridad a las resoluciones en este sentido?
Son 20 años
de postergación por parte de Marruecos. La MINURSO está en el territorio desde
hace 20 años y llegó, inicialmente, a poner en marcha un plan para la
autodeterminación. Marruecos renunció al compromiso de celebrar un referéndum
y, lo razonable, es que lo que fue un plan de un plan de paz aprobado por el
Consejo de Seguridad -cuyas decisiones son vinculantes-, aplique las medidas de
coerción; pero Francia se opone, simplemente. Y también se opone al
establecimiento de un mecanismo para la protección de los derechos humanos por
parte de las Naciones Unidas.
Por lo
tanto, nos enfrentamos a un plan de paz flagrantemente violado por un miembro
de la comunidad internacional, protegido por un poder que cuenta con derecho de
veto. Es un ejemplo de lo que comúnmente se llama una lectura dudosa de
resoluciones de la ONU. Cuando sus resoluciones sirven para defender los
intereses de una potencia, la maquinaria es puesta en marcha con gran agilidad;
cuando sirven para proteger a una pequeña comunidad como los saharauis, no solo
se desacelera sino que se paraliza.
Y para los
saharauis, ¿cuáles son los principales aspectos del plan de paz que no están
siendo implementados?
Bueno, se
implementan sólo dos aspectos: un alto el fuego observado por la MINURSO y el
intercambio de prisioneros de guerra. Los marroquíes liberaron a 60 saharauis y
nosotros entregamos a las Naciones Unidas 3.000 prisioneros de guerra pero no
fuimos recompensados por esa gran colaboración para implementar el plan de
paz.
Fuimos casi
ingenuos en confiar en las Naciones Unidas. Es lamentable decirlo pero es la
pura verdad.
¿Esto es
lo que ha ocurrido en esos tiempos con los pueblos en lucha por su
libertad, como en el caso de los
palestinos, no?
Sí, es un
caso idéntico; pero tal vez el apoyo a los palestinos es mayor debido a las
monarquías poderosas con sus petrodólares; y es un conflicto en el que tal vez
podamos encontrar una dimensión religiosa, porque son dos confesiones
distintas.
También hay
una movilización del mundo árabe a favor de los palestinos; pero, en nuestro
caso, el hecho de tener una colisión con una monarquía como la marroquí nos
desfavorece, ya que cuenta con la alianza de monarquías hermanas, igualmente
conservadoras y retrógradas. Eso hace nuestro caso un poco más complicado.
¿Cómo
interpretan el mandato de la misión de la ONU en el territorio? ¿Cuál es el
impacto práctico de su presencia?
Bueno,
hasta cierto punto, cuando la ONU intervino, se consideró que sería el comienzo
de una etapa definitiva para la pacificación de la zona. Observando [ese
momento] a través de una retrospectiva de 20 años, podemos ver que la
organización está perdiendo el tiempo.
Lo que
también es cierto es que, un tema que no parece tener mucho peso en las
relaciones internacionales, no deja de poner en duda la integridad de las
Naciones Unidas. Lo que está en juego ahora no es si hay guerra o paz en el
Sáhara, sino el prestigio de la ONU. Esperemos que una fuerza milagrosa
intervenga para preservar lo poco que queda de su credibilidad.
¿Cómo
evalúa su participación en el 13º Congreso del PCdoB y el apoyo a la causa
saharaui?
El Partido
Comunista de Brasil es un importante aliado de la causa saharaui, siempre
contamos con su compromiso solidario. Este es uno de los partidos de izquierda
que son coherentes, firmes en sus principios, que nos brinda un apoyo
permanente.
La
razonable -y lo que, de alguna manera, nosotros reivindicamos-, es que estas
cuestiones no se limiten sólo al PCdoB, sino también a otras fuerzas, como el
Partido de los Trabajadores, que también culmine en la posición histórica
adoptada por Brasil en el caso de Palestina.
Los casos son
similares pero, en el caso de los saharauis, contamos con la legalidad africana
a nuestro favor. Como he dicho, somos miembros de la Unión Africana como un
Estado, mientras que Marruecos fue expulsado. Se trata de una disputa entre la
razón y un país prácticamente condenado en el continente africano.
Sé que
Brasil no subestima esta cuestión, dada la proyección que el país tiene en el
continente africano. Por lo tanto, creemos que, cuando Brasil tome esa
decisión, que será una pieza de mucha dimensión e influencia, puede inclinar la
balanza a favor de la pacificación de la región.
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