Javier Perote (22/1/2014) / Espacios
Europeos
Por fin nos enteramos del porqué de su
abstención en la votación del último acuerdo pesquero entre la Unión Europea y
Marruecos. Se abstuvo, según sus propias palabras, porque no fue capaz de
resistir las presiones que recibió de parte de algún miembro del Gobierno, de
algunos de sus compañeros de cámara y hasta de los mismos pescadores españoles;
que si estaban allí, sería porque alguien los llevó; quizás el Ministro Cañete
y la señora Fraga, que son los que más presionaban y tenían mucho interés en
sacar adelante el acuerdo. Esta explicación de su voto la hizo en el transcurso
de su presentación como candidato en las primarias que ha organizado UPyD para
las próximas elecciones parlamentarias europeas.
Al oír esta declaración, lo primero que se
le ocurre a uno pensar es que si este señor ha cedido una vez a las presiones
externas, nada garantiza que no vaya a ceder en otras ocasiones.
Le presionaban, dijo a modo de disculpa, en
el sentido de que se trataba de defender los intereses de los pescadores
españoles. Como si estos (aún siendo muy minoritarios dentro del conjunto de
España) fueran un grupo a parte del resto, que merecieran un trato especial aún
a costa de los intereses de otros españoles. Y como si la única solución
posible de sus problemas fuera ese acuerdo. Tras la cortina de los intereses de
los pescadores se ocultan otro tipo de intereses menos patrióticos y más
espurios; que todo se sabe.
Los intereses de los pescadores, como los
de cualquier otra actividad, entran en el conjunto de los intereses de todos
los españoles y se deben defender, como un todo. Pero es que además, los
pescadores españoles tienen otras posibilidades de pesca para ganarse el pan
sin necesidad de utilizar las aguas del Sáhara; que es el meollo de la cuestión
(los barcos que utilizan estas aguas son los menos). Podrían pescar, como lo
han venido haciendo toda la vida, en aguas que hoy son jurisdiccionales de
Marruecos.
Pero este país no lo autoriza porque lo que
quiere es forzar un acuerdo que englobe también las aguas del Sáhara Occidental.
No por las ventajas económicas que pudiera reportar dicho acuerdo para ese país,
sino por el reconocimiento implícito que el acuerdo supone de su soberanía
sobre todo el territorio. Por esta razón Marruecos se niega a firmar, nunca lo
haría, un acuerdo en el que se excluyan las aguas saharianas, pues eso sería
admitir que no tienen soberanía sobre ellas. Este es el motivo de que en el
acuerdo actual no quede explícitamente excluida la costa sahariana. Sin embargo,
las autoridades marroquíes no dejaron de proclamar a los cuatro vientos que las
aguas y la costa sahariana sí entraban en el acuerdo reafirmando con ello su
autoridad sobre el territorio.
El “lobby” marroquí en España es muy fuerte
y, por las mismas razones expuestas, ha influido mucho sobre nuestros políticos
y los representantes en Europa, como se ha visto, para que se firmase el
acuerdo de pesca.
En su intervención, Sosa Wagner, también
trató de quitar trascendencia a su voto haciendo ver que no alteró para nada el
resultado final y que, hubiera votado lo que hubiera votado, el resultado
hubiera sido el mismo, intentando con esta explicación quitar importancia a su
decisión. Pero él sabe que eso no es verdad, pues sí que tuvo importancia, y
mucha, toda vez que el no votar negativamente fue como avalar la postura de
Marruecos.
El lobby marroquí en España ha sido y es tan fuerte que, menos a Franco que los conocía bien y los utilizó en su momento para deshacerse de los mejores españoles, viene corrompiendo a todos (o casi todos) los políticos, de aquí y allá, hasta convertirlos en frágiles marionetas al servicio del gran corruptor alauí. Por lo que se ve, ya lo está consiguiendo tambien con UPyD. Muy lamentable.
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