Se llamaba Mohamed Lamin Haidala, tenía 21
años y estudiaba fontanería en El Aaiún, capital del Sáhara Occidental ocupado
por Marruecos, donde vivía con sus abuelos maternos en el barrio Casa Piedra.
Su familia denuncia que falleció a consecuencia de las heridas que le
ocasionaron varios marroquíes y la falta de la debida asistencia médica. Su
delito: ser saharaui.
Según el testimonio de un tío de la
víctima, facilitado por el activista saharaui de Derechos Humanos Hmad Hammad,
el sábado 31 de enero de 2014, sobre las 21.30 horas, los colonos marroquíes de
una tienda de muebles situada frente a la casa de los abuelos de Mohamed Lamin
insultaron a este por ser saharaui; eran el dueño de la tienda, sus dos
sobrinos y dos empleados. Cuando el joven saharaui reaccionó a los insultos, el
dueño de la tienda le lanzó una piedra que le golpeó en el pecho y le hizo caer
al suelo. Acto seguido los colonos golpearon a Mohamed Lamin y uno de ellos le
clavó una tijera en el cuello, momento en el que perdió el conocimiento.
La policía marroquí hizo acto de presencia
y una ambulancia llevó a Mohamed Lamin, hijo de Abdalahi Haidala y Takbar Hadi,
al hospital Ben Mahdi, mientras que los colonos quedaban en libertad; en
urgencias le cosieron las heridas “sin anestesia y sin desinfectantes, entre
gritos de dolor”. Después fue conducido a las dependencias de la comisaría
central y de allí otra vez al hospital, viaje que se repitió en varias
ocasiones “sin avisar a su familia” para, finalmente, quedar en los calabozos
de la policía “con dolor y sin las mínimas condiciones humanas”.
El relato prosigue que sin manta ni colchón
estuvo en las dependencias policiales hasta que el lunes, 2 de febrero, fue
trasladado a las 08.00 horas otra vez al hospital, donde le inyectaron calmantes. De allí fue
llevado a un tribunal y el Procurador del Rey le solicitó un certificado
médico. “Cuando su tío Sidi Hadi fue a pedir el certificado, el doctor Hachimi
Noufel se lo negó” pero, sin embargo, “sí
se lo dio a los colonos que agredieron a Mohamed Lamin”.
Una ambulancia alquilada y 666 kilómetros para morir en Agadir
“Mohamed Lamin seguía en los juzgados sin
atención médica, sin comer ni beber, sufriendo de sus heridas. Cuando el tío
del joven volvió a los juzgados sin el certificado médico, el juez dejó a
Mohamed Lamin en libertad temporal,
mientras que sus verdugos seguían en sus casas”, ha dicho Hman Hammad.
El relato continúa así: “Cuando Mohamed
Lamin llega su casa empieza otro calvario; al no poder dormir la familia le
llevó a el hospital, allí encontraron al desalmado doctor Hachimi Noufel, quien
le puso oxígeno y una inyección calmante. Al día siguiente, 3 de febrero, a las 12.00 horas, después de pasar por el
escáner, fue trasladado al hospital Hassan II. En ese hospital estuvo ingresado
hasta las 21.00 de la noche, momento en que Mohamed Lamin perdió completamente
el conocimiento. Cuándo su tío llamó a los responsables del hospital, una
doctora les contestó por teléfono diciéndoles que su estado no era grave y que
pasaba por una situación recuperable, por lo que no era necesaria su
presencia”.
Al día siguiente llegó la médico y dijo que
el paciente estaba grave y debía ser atendido en Agadir, ya que el hospital
Hassan II de El Aaiún II no disponía de oxígeno. “Entonces –prosigue la versión
del tío- le mandaron de vuelta a el hospital de Ben Mahdi y allí quedó en
urgencias, donde le conectaron tubos en los riñones”.
Ante la gravedad del estado del joven
saharaui los médicos dijeron a los familiares que alquilaran una ambulancia
para ir a Agadir, añadiendo que no se podía hacer nada por él. Pero para poder
salir del hospital la familia tuvo que pagar los costes de la estancia. La
ambulancia tardó más de una hora en llegar y una vez tuvieron un salvoconducto
“empezó otro calvario para Mohamed Lamin durante 666 km de sufrimiento, hasta
llegar a la ciudad marroquí de Agadir”. Allí, fue “de una clínica a otra, negándole la entrada,
hasta que perdió la vida solo y negligentemente como otros tantos saharauis que
quedaron en el olvido”, finaliza el relato proporcionado por Hmad Hammad.
La agencia Sáhara Press Service (SPS),
citando fuentes de Ministerio saharaui de los Territorios Ocupados y las Comunidades en el Exterior, informó que
el fallecimiento de Mohamed Lamine Haidalla se produjo el 8 de febrero en el
hospital Hassan II de Agadir.
La familia de Mohamed Lamin ha pedido a las autoridades marroquíes que se
abra una
investigación y los responsables de la muerte de su hijo sean llevados
ante la justicia, pero por el momento ninguno de los marroquíes involucrados en
el crimen ha sido detenido. Según la información de SPS “esta no es la primera
vez que las autoridades marroquíes de
forma deliberada encubren crímenes perpetrados
por ciudadanos marroquíes
contra saharauis”.
Mohamed Lamin es el tercer saharaui que
pierde la vida en lo que va de año por supuesta falta de asistencia médica. Los
otros dos fueron Abdul Baqi Aliyen, de 22 años, fallecido el 26 de enero en la
cárcel Negra de El Aaiún, y Abdel Hai Cheihb, que murió el 3 de febrero en la
cárcel marroquí de Tiznit. El número de
saharauis muertos en cárceles marroquíes
en los dos últimos años se eleva a
nueve, sin que se haya realizado investigación alguna sobre las circunstancias
en que se produjeron, según denuncian los colectivos saharauis de defensa de
los Derechos Humanos.
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