Han perdido entre cuatro y seis kilos
durante su acción en Barajas pero están satisfechos de "demostrar que hay
cosas más importantes que nuestra comodidad"
“Hemos
demostrado que un grupo de gente concienciada puede hacer cositas por esta
causa si se lo propone”, nos cuenta un satisfecho aunque aterido César Mesa
bajo el gélido aire de este invierno madrileño en el Paseo de la Castellana.
Dos de los compañeros que junto a él han estado en huelga de hambre en Barajas
desde el pasado viernes en la T-4 acaban de entrar en el ministerio del
Interior para entregar en el registro un escrito reclamando que se le dé asilo
a Hassanna Aalia, acompañados del presidente de la coordinadora de asociaciones
solidarias con el Sáhara, José Taboada, y del diputado de IU-ICV Joan Josep
Nuet.
Cuentan que han perdido entre 4 y 6 kilos
en estos cinco días, y algunas de las chicas sufrieron en el día de ayer
desfallecimientos, pero lo importante para ellos, como dice la psicóloga
Cristina Mata, es que han conseguido “dar a conocer un poco más la causa” del
Sáhara Occidental y de la defensa de los Derechos Humanos en el territorio,
además de denunciar “la complicidad del Gobierno de España con las autoridades
marroquíes”.
A unos metros, Hassana Aalia -que acaba de
llegar de impartir una conferencia en Galicia- recuerda que, en el caso de que
tenga que volver a Marruecos tendrá que ”estar en la cárcel de por vida” y que
allí le esperarían “todo tipo de torturas y maltrato”.
No obstante, según ha podido saber Canarias
Ahora, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) ya ha presentado un
recurso ante la Audiencia Nacional que suspendería cautelarmente la orden que
recibió el activista saharaui, cuando se le denegó el asilo, de abandonar
España en un plazo de quince días que se cumplían hoy miércoles. Hassanna ha
adelantado que si no obtiene respuesta favorable de la Audiencia Nacional,
podría recurrir al Tribunal Supremo y al de Derechos Humanos de la UE.
“Les agradezco mucho su apoyo y me animan
mucho para seguir en la lucha”, dijo Hassanna de los ocho activistas canarios
-siete de ellos de Tenerife- que iniciaron la huelga de hambre el pasado
viernes, y a los que la mayor parte del tiempo han acompañado también tres
chicas saharauis.
El activista de 26 años ha señalado hoy que
aunque “no tiene miedo”, sí está “preocupado” por su situación, pero que va a
continuar desarrollando toda una serie de actividades por toda España en apoyo
de la causa del Sáhara Occidental y que está “muy orgulloso” de su trayectoria
como activista.
Y agrega que lo que más le duele es que con
su negativa a solicitar asilo, España haya podido “legitimar”, el juicio que
bajo la jurisdicción militar se siguió contra él y otros 24 compañeros tras el
desmantelamiento por la Policía y el Ejército en noviembre de 2010 del campamento
Gdeim Izik.
En este sentido, el diputado en el Congreso
de IU-ICV, Joan Josep Nuet, señaló que aunque desde el Gobierno del Interior se
ha deslizado y filtrado en alguna conversación informal desde que hace dos
semanas se conoció el asunto que el motivo de la negativa es que había
“problemas administrativos” para conceder el asilo, ese argumento “que tendrían
que explicar y que de ser cierto, en cualquier caso, podrían resolver, parece
ser una excusa. Lo que nos tememos que han hecho es adoptar una decisión
política fruto de las presiones de Marruecos”, manifestó Nuet.
“España tiene la obligación de proteger a
Hassanna y al pueblo saharaui y la única forma es concederle asilo, porque es
un perseguido político por defender los derechos de su pueblo mediante medios
democráticos”, agregó tras recordar las obligaciones que, según la ONU, tiene
España para con los habitantes de su excolonia.
Comparecencia de Margallo
En este sentido, también adelantó que
cuando la próxima semana el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García
Margallo, presente en el Congreso sus planes para los dos años que va a estar
España en el Consejo de Seguridad de la ONU, Izquierda Unida le reclamará “que
utilice esa herramienta para exigir que se lleve a cabo el referéndum de
autodeterminación que la ONU reclama desde hace décadas”.
Nuet no fue el único político presente ayer
frente al ministerio del Interior, ya que también quisieron dejarse ver por
allí para darles su apoyo a Hassanna y los huelguistas (y hacerse la
correspondiente foto) otros políticos de Izquierda Unida, como los más que probables
candidatos al Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid Mauricio Valiente y Tania
Sánchez.
El dirigente de Nueva Canarias Carmelo
Ramírez también acudió a la cita, pues no en vano preside la Federación Estatal
de Instituciones Solidarias con el Sáhara (FEDISSAH), además de ser todos los
huelguistas de procedencia canaria, a excepción de las chicas saharauis.
“Había que respaldar a este grupo de
jovenes”, dijo tras recordar que aunque su iniciativa no tuvo al principio
apenas eco en los medios de comunicación, en estos días se les han ido sumando
156 organizaciones y colectivos de todo el Estado.
Acompañado de la concejal de Nueva Canarias
por Telde Fefi Milán -otra activista por la causa saharaui habitual en este
tipo de actos- Ramírez subrayó que se calcula que aún hay más de 70 presos
políticos saharauis en las cárceles del Reino Vecino o del territorio que ocupa
y calificó las posturas de Francia y España “al permitir la violación de
Derechos Humanos” y “no permitir la extensión del mandato de la ONU a ese
ámbito” como “intolerables”.
"No lo dejaremos solo"
Entre los activistas procedentes de
Barajas, que habrían mantenido la huelga de hambre hasta el día de hoy, la
ardorosa Sara Mesa había leído poco antes un manifiesto dirigido al ministro Fernández
Díaz, preguntándose si con la denegación de asilo a Hassanna, el Gobierno
estaba admitiendo la “potestad de Marruecos” para llevar a cabo juicios en un
territorio del que España sigue siendo aún, según la ONU, Potencia
Administradora.
“Se priorizan las buenas relaciones con una
dictadura frene a los derechos humanos, la libertad y la justicia”, dijo, “pero
a Hassanna no lo dejaremos solo”.
“Para nadie es gratificante dejar de comer,
pero era una manera de demostrar que hay cosas más importantes que nuestra
propia comodidad”, señaló Cristina Mata en relación a la huelga de hambre
Según esta psicóloga, lo peor no fue sólo
dejar de comer sino “la presión a que fueron sometidos por las autoridades del
aeropuerto, aunque parece que, finalmente, las multas de 45.000 euros con que
se les amenazó no han transcendido”.
“Lo mejor ha sido el apoyo que recibíamos
de las personas que se acercaban allí, y me acuerdo en especial de una chica
colombiana, porque a veces nos encontrábamos un poco solos”, añade.
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