Hassanna Aalia y Javier Canivell. Foto: Iker González Izagirre |AraInfo |
La semana traía consigo buenas noticias con
respecto al Sahara Occidental. El juez de la Audiencia Nacional Pablo Ruz
procesaba a once altos cargos, militares y policías de Marruecos por delitos de
genocidio en el Sahara, entre 1975 y 1992. El equipo de juristas al frente de
la demanda declaraba que era “un éxito para los derechos humanos, que pone fin
a la impunidad que ha reinado durante los últimos 40 años, y que envía un
mensaje de dignidad para las víctimas”.
El juez Ruz se basaba en las declaraciones
de 19 víctimas directas apoyadas por documentos de la época y fotografías de
las lesiones sufridas. Un auto en el que Ruz advierte delitos como “detención
ilegal, torturas, asesinato y desaparición forzada”.
Coincidía la grata noticia con la
organización, por parte del Observatorio Aragonés para el Sahara Occidental, de
una charla en la que íbamos a poder tener el placer de escuchar a Sidahmed
Darbali, Delegado del Frente Polisario en Aragón; Francisco Palacios,
Presidente del Observatorio Aragonés para el Sahara Occidental; Manuel Ollé de
la Asociación Pro Derechos Humanos y abogado responsable del equipo jurídico en
la Audiencia Nacional del proceso por genocidio en el Sahara Occidental; Javier
Canivell, abogado responsable del equipo jurídico de la Comisión Española de
Ayuda al Refugiado y Hassanna Aalia, activista saharaui por los Derechos
Humanos, condenado a cadena perpetua en rebeldía y solicitante de asilo
político en el Estado español.
Gracias al Observatorio Aragonés para el
Sahara Occidental tuvimos la oportunidad de robar unos minutos a Hassanna y
Javier, para poder hablar en profundidad del caso de Hassanna, un proceso que
está despertando solidaridad en todos los rincones del Estado español para
malestar del gobierno del Partido Popular, que ha tratado el caso siempre con
indiferencia, y bajo la simulación de una estricta legalidad que en ningún
momento le exige a las autoridades marroquíes.
La amabilidad de Hassanna, unida a la calma
que transmite es realmente contagiosa. Aún cuando con toda tranquilidad es
capaz de explicarte la crueldad de la tortura, contagia en el pragmatismo
tranquilo y eres capaz de mostrarte sereno, aunque estés realmente afectado.
Trato de acercarme al caso en el comienzo
de nuestro diálogo. Recuerdo a Hassanna unas declaraciones en las que aseguraba
que en el campamento de Gdeim Izik se había sentido por primera vez libre. “En
el campamento, y no solo para mí, para toda la población saharaui que estuvo en
Gdeim Izik, hemos sentido lo que es vivir libremente por primera vez. Siempre
hemos vivido bajo la ocupación marroquí, y antes de 1975, bajo la ocupación
española, por eso, para todos los saharauis, en este campamento hemos vivido
por primera vez la libertad, en nuestra tierra, con nuestras jaimas, los
saharauis con los saharauis, porque siempre habíamos tenido que vivir bajo la
autoridad marroquí. Los días en el campamento de Gdeim Izik fueron para los
saharauis maravillosos, dimos una lección a muchos pueblos para levantarse
contra sus gobiernos”. Veo la ilusión en la mirada de Hassanna, “fue algo que
no puedes imaginar, fue algo increíble” Me dice mirándome a los ojos. Le creo.
Realmente dieron una lección de lucha ante
la intransigencia de un reino, el marroquí, que continúa mostrándose
violentamente intransigente con el Sahara Occidental. No todo en el campamento
fue maravilloso. Ya antes del desalojo, el ejército y la policía marroquíes se
encargaron de maltratar de alguna manera a las más de 20.000 personas
acampadas. “El campamento de Gdeim Izik estaba a unos 13 kilómetros fuera de El
Aaiún. En ese camino había cinco controles policiales, haciendo muy difícil la
entrada para los medios de comunicación y los activistas. Construyeron un muro
alrededor del campamento, en el que dejaron solo una entrada, para poder controlar
a toda persona que entraba y salía. Recuerdo el día 24 de octubre, un coche
intentó entrar sin pasar por la entrada oficial, a lo que la policía respondió
con disparos. Falleció el joven Nayem El Gareh”, un episodio, el que narra
Hassanna, que continuaría con el enterramiento en secreto del joven por parte
de las autoridades marroquíes, sin comunicarlo a la familia. Uno de tantos
hechos que tienen imposible justificación por parte de las fuerzas del orden y
las autoridades marroquíes.
“El terror no existió solo el día 8 de
noviembre, cuando los militares entraron brutalmente, sino durante todo el
campamento, pues han torturado y maltratado a mucha gente que trató de llegar a
Gdeim Izik. También, por unos días, prohibieron la entrada de comida y agua, a
lo que resistimos como pudimos. Todos los saharauis repartían lo que tenían.
Fue muy duro, pero mucho más lo fue el 8 de noviembre. Dispararon todo tipo de
armas contra la población saharaui, quemaron las jaimas, asesinaron a Babi
Mahmud el Gargar, un saharaui con nacionalidad española, también a una mujer y
su hijo… una violencia que también se trasladó a El Aaiún, donde los colonos se
levantaron contra los saharauis atacándolos y torturándolos. Hubo muchos
saharauis que fueron violados sexualmente, en estos meses. De los 25 encausados
en mi juicio, cinco declararon haber sido violados con botellas de
cristal”.
Por duro que parezca, el gobierno español,
tiene constancia de este tipo de abusos, y en la misma denegación de asilo a
Hassanna reconoce que es un activista por los Derechos Humanos, y que ha sido
detenido en varias ocasiones y ha recibido malos tratos por parte de las
autoridades marroquíes, sin embargo, no es capaz de cuestionar la decisión que
condenó a varios activistas saharauis a cadena perpetua, en el caso de Hassanna
en un juicio en el que ni siquiera estuvo presente. “Respecto a la decisión del
Ministerio del Interior, y al trato que el gobierno del estado español ha
tenido con respecto al Sahara durante todos estos años, es una situación
vergonzosa, pues no hay que olvidar que es responsable del conflicto en el
Sahara Occidental, y a lo largo de estos años siempre ha apoyado la ocupación
marroquí”.
Recuerda Hassanna cuando el ministro
Margallo, en 2013, se levantó diciendo que Marruecos era un país democrático, y
que no era necesaria la misión de la ONU para la observación del cumplimiento
de los Derechos Humanos. Con enorme crudeza, pero sin perder esa calma que le
acompaña, Hassanna asegura que “los intereses económicos están por encima de
todo. Están por encima de los pueblos y están por encima de las personas. El
Partido Popular no quiere perder estos intereses económicos”. Hablamos de
ellos, de la pesca, los fosfatos y la agricultura, de cómo el gobierno marroquí
negocia con el estado español con estos recursos, que son saharauis, además de
permitir a empresas, tanto españolas como francesas, la investigación para la
extracción de combustibles fósiles en el Sahara.
Un juicio “unánimemente cuestionado”
Entramos de lleno en el caso de Hassanna, y
toma la palabra Javier Canivell. “Hassanna en 2012, solicita la protección
internacional. A mí, me gusta destacar que Hassanna no viene huyendo de nada,
se encontraba aquí estudiando, en concreto en Bilbao, es cuando recibe una
llamada de un compatriota suyo, que le comunica que está procesado en el
macrojuicio del ‘campamento de la dignidad’. Es entonces cuando decide, contra
su voluntad, quedarse en el Estado español. El 19 de enero de 2015 el
ministerio del Interior le notifica a Hassanna que su solicitud ha sido
denegada”. Así, el Estado español admite
como válido un macrojuicio que ha sido “unánimemente cuestionado”, nos explica
Javier. Un proceso en el que han encontrado graves deficiencias entidades como
Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Consejo General de la Abogacía,
el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), así
como distintos partidos políticos, europarlamentarios, e incluso distintos
gobiernos como la Xunta Galega, la Eusko Jaurlaritza, o las propias Cortes de
Aragón que han instado al Ministro de Interior a conceder el asilo a
Hassanna. “El cuestionamiento es
unánime. En primer lugar, se trata de un tribunal militar juzgando a civiles,
que tomó en cuenta actas policiales que habían sido falseadas, obviando
denuncias de torturas. Las condenas, según todos los observadores
internacionales, se apoyaban en declaraciones de otros coimputados, que habrían
sido tomadas bajo torturas en la fase previa al juicio. Unas torturas que no se
investigaron por el tribunal”.
Un cuestionamiento que según advierte
Javier, se hace aún más ineludible en este caso particular. “Hassanna fue
condenado a cadena perpetua en rebeldía. Sin estar presente. Si el juicio,
según los observadores, no reunía las condiciones para ser considerado un
juicio justo para los condenados que estaban presentes, mucho menos lo puede
ser para Hassanna. Insisto que fue condenado sin estar presente, lo que vulnera
derechos penales de manual. El derecho de contradicción, Hassanna no pudo estar
allí para defenderse; el derecho de defensa, consagrado en la Constitución, en
la Declaración Universal de Derechos Humanos, en el Pacto de Derechos Civiles y
Políticos y por el Tribunal de Derechos Humanos Europeo. Con esta decisión lo
que se hace es poner en riesgo a Hassanna, porque además el gobierno del Estado
español, no solo deniega el asilo sino que determina la obligación de ’salida
obligatoria de España’”.
Ante esta situación Hassanna y sus
representantes de defensa legal interponen un recurso ante la Sala de lo
Contencioso Administrativo de la Audiencia Nacional. “Inicialmente lo que se
hace es anunciar la voluntad de recurrir, acompañado de una solicitud de medida
cautelar” nos explica Canivell. Una medida cautelar que está resuelta de manera
favorable por la Audiencia Nacional, lo
que suspende la “salida obligatoria” de Hassanna. “Por otra parte, Hassanna y su representación
legal, estamos emplazados para formalizar la demanda, algo que estamos en este
momento llevando a cabo”.
Javier se muestra relativamente optimista
ante la situación de Hassanna, el hecho de que nunca haya habido una orden de
expulsión es importante. “Una ‘salida obligatoria’ significa que el gobierno
comunica que usted no tiene título para permanecer, con lo cual le recuerda la
obligación de abandonar el Estado”. Sin embargo, la “salida obligatoria” se
encuentra en estos momentos suspendida por la Audiencia Nacional, lo que le da
tranquilidad tanto a Hassanna como a sus abogados. A partir de aquí, los trámites pasan por la
presentación de la demanda, a la que la Abogacía del Estado deberá contestar,
lo que abrirá un periodo de prueba para llegar a uno posterior de conclusiones,
y a partir de ahí se dictaría sentencia
par el caso de Hassanna en la Sala de lo Contencioso Administrativo de la
Audiencia Nacional.
Muestras de solidaridad
El caso de Hassanna ha despertado múltiples
muestras de solidaridad. “Desde que salió la denegación del asilo he recibido
muchísimo apoyo, de personas, asociaciones, políticos, movimientos sociales…
Ves que en la calle, la gente quiere que te quedes aquí, te dicen que están
contigo, y están en contra de la decisión de su gobierno”. Agradece también el
seguimiento de los medios que se han comprometido publicando, y nos hace
sonrojar. “Además, desde la denegación del asilo, el tema ha vuelto a dar voz
al pueblo saharaui”. Se incorpora Javier Canivell a la conversación y nos
asegura que “nunca he visto unas muestras de apoyo así. Manifestaciones,
huelgas de hambre, concentraciones… en las que además, Hassanna no está detrás,
sino que surgen espontáneamente. Además, a nivel institucional la respuesta ha
sido inmensa, ha generado muchísimas muestras de apoyo, y mociones convidando
al gobierno del Estado para que corrija esta situación una proposición no de
ley en el Parlamento, preguntas en el Europarlamento, Parlamentos de Aragón,
Euskadi, Navarra, Galicia, Catalunya…”
Prosigue Javier con una larga lista de
ayuntamientos y pone el acento en que muchos militantes del Partido Popular
también han manifestado su apoyo a Hassanna, quien recuerda: “estuve en el
parlamento de Galicia, hicimos una rueda de prensa y estuvieron conmigo
parlamentarios del Partido Popular, y públicamente se manifestaron en contra de
la decisión el Ministerio del Interior. Cuando presentaron la moción en el
parlamento, votaron todos a favor, y allí el Partido Popular tiene mayoría”.
Con la misma tranquilidad de toda la
entrevista Hassanna cambia el foco, y apunta ahora a quienes les dan la
espalda. “Este caso también arroja luz sobre las estrategias de algunos
políticos sobre el conflicto del Sahara, y también sobre lo poco que les
importan las personas. Cuando me devuelvan seré detenido de por vida, torturado
y maltratado, y a estos políticos no les importa nada”.
Terminamos la entrevista hablando de la
lucha del pueblo saharaui. “La zona ocupada del Sahara está luchando
diariamente, para conseguir la independencia. Sabéis que estamos separados por
el segundo muro más largo del mundo. Un muro rodeado de minas antipersona del
que ningún medio habla, y donde hace tan solo dos semanas murieron varias
personas. Del otro lado de este muro, en el campo de refugiados, la vida es muy
dura”. Hassanna muestra también su preocupación por la situación de hartazgo
entre los jóvenes en el Sahara. “Los jóvenes, tanto en el campamento de
refugiados como en la zona ocupada, están cansados de la resistencia pacífica y
están llamando a la guerra. Esto nos preocupa como activistas por los Derechos
Humanos, porque tenemos el recuerdo de la guerra y porque tenemos claro que esa
guerra solo beneficia a los fabricantes de armas. Esta situación es culpa de la
ONU y de la comunidad internacional que no quieren resolver el conflicto del
Sahara Occidental, pero como pueblo vamos a seguir luchando”.
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