El
juez Ruz ha imputado a once militares y altos cargos marroquíes por, entre
otros, un delito de genocidio por los crímenes contra refugiados del Sáhara
Occidental entre 1975 y 1992
Mahmud
sufrió la pérdida de tres familiares: "Los culpables de la muerte de mi
padre, de mi hermano y de miles de saharauis tendrán que responder"
Varios
de los responsables imputados por el magistrado de la Audiencia Nacional siguen
en puestos de poder en Marruecos, como Driss Sbai y Brahim Ben Sami
Mahmud
estaba arreglando el fregadero de su casa en Ciudad Real cuando recibió la
noticia. Quiere colgar rápido el teléfono para llamar a su familia. Para
contactar desde España con los campamentos de refugiados saharauis y contarles
que han dado un paso más hacia la justicia. "Qué alegría... Por nosotros,
y por todos los familiares de las víctimas de desapariciones. Los culpables de
la muerte de mi padre, de mi hermano y de miles de saharauis tendrán que
responder", dice a eldiario.es una de las víctimas del ataque contra los saharauis
que declaró ante el juez Ruz por el asesinato de sus familiares el 12 de
febrero de 1976.
"Aquel
día mis hermanas no dejaron de ver pasar convoyes de militares marroquíes.
Desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde". Él recuerda poco
de aquellos días porque era un crío de 3 años, pero le han contado mil veces la
historia: que su padre, su hermano y su primo salieron a pastorear el ganado y
no volvieron más. Que se oyeron 17 disparos y a alguien gritando "por
favor, no nos maten". Que nunca tuvieron nada que ver con el Frente
Polisario: "Estábamos en una guerra, pero mi padre no entendía de
política. Era un nómada que pastoreaba su ganado".
Este
jueves, el magistrado de la Audiencia Nacional
ha propuesto juzgar a once altos cargos y militares marroquíes a los que
imputa, entre otros, un delito de genocidio por los crímenes que se cometieron
contra refugiados del Sáhara Occidental entre los años 1975 y 1992.
Las
violaciones de derechos humanos que se denuncian se sitúan a partir de 1975,
después de que España firmase los Acuerdos Tripartitos de Madrid para abandonar
su provincia número 53 y se iniciara la Marcha Verde a través de la cual
Marruecos ocupó el Sáhara Occidental. Sin embargo, los últimos soldados
españoles no dejaron el territorio saharaui hasta el 26 de febrero de 1976. El
pacto nunca ha sido reconocido por la ONU, que tampoco ha considerado a
Marruecos como potencia administradora.
Durante
los dos primeros años el Frente Polisario inició una guerra de guerrillas
contra las tropas marroquíes y las mauritanas, pero Mauritania acabó
renunciando a sus pretensiones y firmó la paz con el Polisario en 1979. En
1980, Marruecos inició la construcción del muro de 2.700 kilómetros que divide
el territorio de norte a sur y lo sembró de minas.
En
los años siguientes, continuaron, según el auto de Ruz, los bombardeos contra
campamentos de población civil, desplazamientos forzados, asesinatos,
detenciones y desapariciones de personas de origen saharaui "con la
finalidad de destruir total o parcialmente dicho grupo de población y para
apoderarse del territorio del Sáhara Occidental".
"Tras
escuchar mi testimonio, el juez me dijo: 'Ojalá nos dejen trabajar después de
la reforma de la justicia universal'. Gracias a Dios que se siguió con el
caso", recuerda sobrecogido Mahmud Salme minutos después de conocer la
noticia.
El
juez señala como "hecho fundamental" en la investigación de esta
causa el hallazgo en febrero de 2013 de dos fosas comunes en Amgala en las
que aparecieron ocho cadáveres que
"han sido plenamente identificados por el ADN", así como los
testimonios de varios testigos y víctimas que "incriminan" a los
procesados.
Los
cuerpos del padre, el hermano y el primo de Mahmud se encontraban entre los
restos citados por Ruz. "Cuando se descubrieron las fosas sentimos un
primer alivio. Cuando nos dieron los resultados de ADN me sentí muy satisfecho;
hemos podido recuperar los restos de nuestros seres queridos y hemos podido
enterrarles".
"Están
muy cerca de donde los encontraron, a sólo 700 metros del muro". Una placa
de cerámica con sus nombres –Selma Daf, Bachir Selma Daf y Sidi Salik Mohamed
Salen-Ahmed– y una inscripción, 'En recuerdo de los mártires ejecutados', es el
testimonio que queda de aquel 12 de febrero. Mahmud ya ha ido a visitarles dos
veces y las dos veces "le he pedido a Dios que les bendiga". Pero
algo queda pendiente: "Sentimos un gran alivio, pero nos faltaba la
justicia". "Que los responsables sean juzgados por los crímenes
demostrados por la investigación forense o, al menos, que no puedan volver a
disfrutar de una playa o de una buena comida".
La
investigación de los 8 cadáveres
El
hallazgo corrió a cargo de un equipo de investigación forense de la Sociedad de
Ciencias Aranzadi y el Instituto sobre el Desarrollo y la Cooperación Hegoa,
dirigido por el antropólogo Francisco Etxeberria y el psicólogo Carlos Martín
Beristáin, quienes hoy celebran la "esperada buena noticia".
"No
me sorprende nada la decisión del juez. Nuestra documentación, validada por la
Audiencia Nacional, se incluyó en la causa, que era inmensa, como una prueba
más. Si ha sido clave, me alegro muchísimo", afirma Francisco Etxeberria a
eldiario.es. "Las autoridades de la Audiencia Nacional vieron por primera
vez un elemento de prueba bastante objetivo. Pudimos ver los restos, a quiénes
pertenecían, cómo murieron... Estos datos, sumados a los demás elementos han
servido para hacer material algo que todo el mundo sabía".
"Este
paso demuestra que no se puede detener a un individuo y hacerlo desaparecer. No
se puede detener, maltratar... No lo soportaremos. Se trata de una prueba más
de que, cuando se descubren este tipo de cosas, deben asumirse
responsabilidades", espeta el antropólogo. "Va a ser así en el
futuro. Que las personas que cometan estos delitos sepan que se arriesgan a ser
juzgados, que sus actos tienen consecuencias".
Etxeberria
recuerda a las víctimas. "Vienen reclamando esa justicia en todo tipo de
instancias, donde han recibido buenas palabras. Nosotros nos planteamos
materializar una verdad que se ha conocido siempre. Aunque todo el mundo sabe
que los hechos han ocurrido, es tremendamente difícil probarlo. Nosotros hemos
objetivado una realidad que fue validada ante la Audiencia Nacional",
añade.
Algunos
imputados siguen en puestos de poder
Mahmud
no sabe quiénes son los autores de la muerte de sus familiares. "El único
testigo, Abba Ali, relató que eran soldados que utilizaban números para
identificarse: soldado número 40 o soldado número 23".
El
auto de Ruz imputa a responsables militares marroquíes que siguen en ejercicio,
como Driss Sbai, que fue teniente de la Gendarmería Real en Smara a partir de
1976 y actualmente es coronel mayor de la Gendarmería Real en la zona sur
(desde Agadir hasta Dajla) en Agadir. Se le acusa de delito de genocidio y más
de 100 delitos de detención ilegal, torturas, desparición forzada y detención
ilegal.
Brahim
Ben Sami, acusado de genocidio, detención ilegal y torturas, era inspector de
Policía Judicial en El Aaiún desde 1976 y hoy es interventor general adjunto
del director de Policía Judicial en la DGSN (Dirección General de la Seguridad
Nacional) en Rabat.
Contra
Hariz el Arbi, comisario de División y jefe de la Seguridad de la Prefectura de
Dajla se imputan cargos similares.
Se
ha sacado, entre otros, del auto de procesamiento, por "inexistencia de
base probatoria suficiente" a otro de los investigados por la Audiencia
Nacional en la causa que abrió Baltasar Garzón en 2007, Housni Benslimane, a
quien se acusaba de ordenar y dirigir la campaña de desapariciones y
detenciones en Smara, en 1976. No se descarta que se le pueda procesar si se
aportan más pruebas a la causa, pero su imputación sería un grave problema para
las relaciones entre España y Marruecos. El general Benslimane fue incluido en
la lista de torturadores de los años de plomo que elaboró la Asociación
Marroquí de Derechos Humanos (AMDH) en el año 2000. Cinco años más tarde, fue
condecorado en España con la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica a
propuesta del Ministerio de Exteriores.
El
auto del juez Ruz llega en vísperas de la votación para renovar el mandato de
la Misión de la ONU en el Sahara Occidental (MINURSO). Marruecos no admite que
se amplíen sus competencias a la vigilancia de los derechos humanos ni el
derecho de autodeterminación del pueblo saharaui.
"La
persecución sigue ocurriendo hoy"
José
Taboada, presidente de la Coordinadora Estatal de Asociaciones Solidarias con
el Sáhara (CEAS), una de las organizaciones personadas en la querella –junto a
la Asociación de Familiares de Presos y Desaparecidos Saharauis (Afapradesa),
la Federación Estatal de Instituciones Solidarias con el Sáhara y Asociación
Pro Derechos Humanos de España, entre otras–, celebra la noticia. "Después
de tantos años, presentando pruebas ante la Audiencia Nacional de algo que
querían ocultar, al final se ha visto que no ha sido posible".
Taboada
valora el auto del juez Ruz como una victoria de "la independencia del
poder judicial", "porque seguro que ha tenido que soportar
presiones". En su opinión, lo definitivo para que el magistrado haya
imputado a los once militares y altos cargos marroquíes son "las
investigaciones científicas de Francisco Etxeberria y Carlos Martín
Beristáin". "Esta prueba es irrebatible de las atrocidades que han
cometido los marroquíes a la población saharahui".
José
Taboada espera también que las miradas se vuelvan hacia el presente del Sáhara
Occidental. A 2015. "Hay delitos que siguen ocurriendo, la represión, la
tortura, el trato en las cárceles... Eso sigue ocurriendo hoy".
No hay comentarios:
Publicar un comentario